jueves, 26 de mayo de 2016

VIAJECITOS ESTÉRILES


Se fue de vacaciones, digo yo, aprovechando Albert Rivera para saludar a algunos conocidos y hacer nuevos amiguetes. Seguro que le tuvo cierta envidia a otros personajillos de nuestro país que, aún sin confiar en absoluto en sus poderes de seducción, también habían viajado hasta Venezuela. Muy loables sus fines, sí, aunque condenados al fracaso desde el minuto uno. Pero lo importante es que hablen de uno, salir en los medios, que es lo que buscaban. Las cosas por aquel país no andan nada claras y el presidente Maduro, que cada día que pasa podrece más aún en el árbol a todo meter, sigue en sus trece, aferrado a su sillón y a sus discursos demagógicos contra el mundo, contra España en particular. No es de extrañar esto último, ya que González, Zapatero y ahora Rivera han intentado desestabilizar más aún la situación política amparándose en sus figuras de personas influyentes, que se lo creen ellos, y que en algún momento habrán leído en no sé qué tratado de política escrito por alguno de sus seguidores más fieles y pelotas. Fíjense: un González que ha desbarrado totalmente durante los últimos años, aunque siga  autodenominándose socialista; un Zapatero fracasado que fue el impulsor de la crisis española, negándola primero y accediendo luego a todo cuanto le mandaron sin tomar una sola medida de política social y laboral que ayudase a los más desfavorecidos; y un Rivera, con el beneplácito del gobierno interino del PP, tal para cual, que está viendo que no adelanta nada aquí en España y se va a Venezuela a darse un garbeo y a poner, supongo, su supuesta experiencia política como abanderada y ejemplo de las soluciones para aquel país sudamericano.

Dan pena. ¿Acaso no tienen bastante en nuestra piel de toro, que además quieren ir a resolver la situación venezolana? ¿No se dan cuanta que ellos mismos durante los últimos meses han sido incapaces de buscar un gobierno para España? ¿Qué ejemplo quieren vender allí? ¿A qué narices van a meterse en los asuntos internos de nadie? ¿Por qué ahora mismo para nuestros políticos solo existe Venezuela, en vez de centrarse en nuestras próximas elecciones? ¿No hay más países con los que nos relacionamos y que sufren unos abusos de poder que claman al cielo?

¡Ah! Me acaba de abrir los ojos un amigo: es que así aprovechan para acusar de financiación ilegal a los de Podemos.

¡Claro! Entonces, por la misma regla de tres, luego marcharán también a Irán a defender los derechos humanos. A ver si hay suerte, viajan pronto y se quedan allí, ellos y muchos más. Yo haría una colecta nacional popular para pagarles el viaje…de ida solamente. Me imagino que el montante de la recaudación sería tan generoso que saldrían aviones de todos los aeropuertos españoles en menos que canta un gallo y sobraría para alguna que otra remesa futura.

 

Que ustedes sigan bien, disfrutando de la primavera y con la sonrisa a punto.

sábado, 21 de mayo de 2016

RÍO MARTÍN: COLOR EXTRAÑO


No hoy, pero sí en distintas ocasiones me he encontrado el río Martín, aquí en Grau, que bajaba de un color blanquecino, extraño, teniendo en cuenta el día que me lo hallaba así. Normalmente, solía ser después de tres o cuatro días de buen tiempo, lo cual equivale a decir que no sucedía porque hubiese correntíos o aguas arroyadas de los caminos que descargasen en él a causa de lluvias fuertes. Nunca he dejado de pensar, cada vez que me lo encontré así, cómo es posible que hasta la fecha en la prensa no hubiese salido ningún tipo de noticia al respecto o que la Administración haya obviado informar de ello a sus ciudadanos.

Soy un asiduo lector de la prensa que se publica en nuestro Principáu a nivel regional y, en más de una ocasión, me he encontrado con la noticia, bien en un concejo u otro, de vertidos a distintos cauces; los hay que matan a la población piscícola y los que simplemente causan un deterioro ambiental o, además del anterior, de hediondez que molesta a cualquier vecino de esos lugares. En todos esos casos, siempre hay una razón y se acusa o se sospecha de cualquier empresa o vertido particular que son los causantes de los hechos, los cuales, si se confirma, han de reparar los daños causados. Aquí,  en cambio, en nuestra villa, nunca ha habido nada que decir o a al menos es de desconocimiento público. Me canso de leer noticias que informan o afectan positiva o negativamente a nuestra población pero jamás he leído ni una sola línea que mencionase esta noticia. Y que conste que no ha sido solo cosa de un día. Desde que yo me he fijado en esta cuestión, son cinco o seis las veces, como mínimo, en que el Martín arrastraba algún tipo de materia que coloreaba de esa manera sus aguas. Tal vez en el Ayuntamiento, en la Guardia Civil o la Policía Local no se han dado cuenta y, por ello, no han podido explicar a los vecinos las causas de ese color. Es una razón. Otra podría ser que, a pesar de saberlo, ni las autoridades pertinentes ni en un solo renglón en las noticias periodísticas sobre Grau se haya denunciado semejante acto, a saber por qué. Aunque solo fuese por informar, deberían de haberlo hecho, digo yo, siquiera solo fuese para no alertar, si así fuese, a los vecinos.

Con toda honestidad, me gustaría que alguno de esos días en los que se detecta esa anomalía sea noticia y haya explicaciones para ello. A ver si tenemos suerte de que tales justificaciones nos convenzan a todos y nos describan y solucionen este problema, que puede no ser tal, pero entretanto las sospechas siguen ahí.

 

Ya saben, que la sonrisa se enseñoree de vuestro rostro confiando en que los que mandan lo hagan bien.

viernes, 20 de mayo de 2016

BANDERAS: TELAS PINTADAS


Hoy lo decidirá un juez, pero mientras… ¡Venga guerras de banderas, banderolas, enseñas, gallardetes y pendones de un color o del otro!

Hace bastantes meses escribía yo que todo esto de los símbolos que se gastan en países y comunidades no es nada más que marear la perdiz para hacer comulgar con ruedas de molino a los habitantes de esos territorios. Muy bonitos, apelando a los sentimientos patrióticos, pero que se saltan a la torera nuestros mandamases y grandes fortunas “ejemplares” en cuanto les viene en gana. Se los entregan a la gente a la ligera cuando se les manda a morir a una guerra o a desfilar por las calles o en pabellones para reafirmarse en sus ideas, pero de tal manera que esa misma gente que presume de ellos no se entere de que desde arriba los están manejando a su antojo para conseguir maquiavélicamente los gobernantes sus propios fines. Deben de pensar que exhibirlos o esconderlos va a inflamar o limitar, a excepción de una minoría vociferante y extremista, las opiniones de la gente, como si esta no fuese capaz de razonar por sí misma. El mero hecho de que una delegada de gobierno de Madrid haya prohibido las esteladas en la final de la copa del rey no es más que otra exhibición chunga de la incapacidad de una persona para dirigir una administración así. A lo largo de los últimos años, me cansé de ver en imágenes de televisión o bien personalmente a grupos de gente desfilando con la bandera de España preconstitucional o la de la república, me da igual una que otra, pero ambas ilegales si nos atenemos a lo que dice  nuestra Constitución. Lo mismo pasó hace un tiempo cuando desde los estamentos de algunos deportes prohibieron a los jugadores que ganaban algún tipo de final europea o mundial llevar otra bandera que no fuese la de España, como si añadir al festejo la de las Comunidades fuese un acto repugnante e indigno. Estos radicalismos extremos por parte de personas que nos dirigen no están apartados en absoluto de los radicales que piensan lo contrario. Son tal para cual. La libertad para expresarse ante la sociedad debería de ser uno de los artículos más respetados de nuestra Constitución, pero vemos que no es así: hay casos y casos. Neonazis, republicanos, franquistas, independentistas, nacionalistas, monárquicos, etc. deberían guardar sus banderas en su propia cabeza, o enterrarlas, en vez de acusarse entre sí como si el causante de todos los males fuesen los demás. Las banderas no son más que trapos coloreados y punto. Que cada uno lleve la que quiera dentro del respeto máximo a quienes lo rodean. Y eso también pasa por la ausencia de insultos o de pitidos a cualquiera que no piense como ellos. Una tela mejor o peor coloreada no debe enfadar a nadie, pero si es la excusa para el insulto entonces sí. E igual me da un paño que otro. Y es que la libertad de expresión no puede nunca estar reñida con la tolerancia y la consideración hacia quien no piense como uno mismo. Que se dejen de tonterías y que entren con las banderas que les apetezca, como si quieren hacerlo con la del País de Nunca Jamás, si es que alguien la inventó, o con la de las tibias y la calavera. Y que, por encime de todo, prime el fútbol y no este tipo de zarandajas.

 

Disfruten del fin de semana y no pierdan la sonrisa.

martes, 3 de mayo de 2016

LA MOVIOLA DEL DESPILFARRO


Hoy nuestro soberano nos enviará un  mensaje a todos los españoles mediante el cual nos enfrentará  nuevamente a una serie de sesiones tediosas y cansinas con las que nuestros representantes políticos  nos aburrirán sobre manera. Pero lo que es más importante, y que afecta directamente a nuestros bolsillos, nos obligará a gastar un montón de decenas de millones de euros como si hubiésemos estado hasta ahora absortos escuchando al grupo musical más cañero de los últimos años y les hubiésemos pedido un bis a voz en grito, en vez de habernos quedado mudos por la sorpresa de su falta de voz, responsabilidad y decisión a la hora de la actuación más importante de los últimos años, es decir, la de formar gobierno. Por lo menos, podría también recomendarles que no cobraran, o que devolviesen los dineros que hasta ahora se han metido entre pecho y espalda, ya que aquello para lo que habían sido elegidos no lo han llevado a cabo. ¿Se imaginan a un ciudadano contratando a un constructor para hacer una casa, al que le adelanta un dinero contante y sonante, y al final no hubiese puesto ni los cimientos, mientras vuelve a pedir a ese ciudadano que le dé más dinero para ello? ¿Qué le respondería si no que le devolviese cuanto antes le había entregado? Lógico, no. Si el trabajo está sin hacer, de cobrar, nada de nada. Y eso han hecho nuestros electos del pasado 20-D. No han cumplido, luego no deberían de cobrar. Pero de eso, tararí, tarará. Es más, los partidos han cobrado por número de diputados, por votos, por todo cuanto les da la gana. No sirvió de nada y ahora vuelven, o nos mandan, a las urnas para volver a repetir la jugada. ¡Es una vergüenza! Lo malo es que el rey, nuestro Jefe de Estado, entra al juego, un juego que saca y seca los bolsillos de los ciudadanos mediante el cordón umbilical que nos une al Estado y sus finanzas, a través de leyes aprobadas por ellos mismos para llenarse sus talegos. Me gustaría que alzara un poco la voz para contarnos a los españoles su decepción y sus recomendaciones serias en materia de gastos electorales, en vez de ser un mero comparsa en toda esta farsa. Pero ya sabemos que pinta poco o nada, así que, mientras sea una entretenida figura decorativa apta para estos y otros desmanes de carácter político, todo lo que puede hacer para ganarse el sueldo es plegarse a los partidos y sus leyes para continuar viviendo del cuento, es decir, perpetuarse para seguir viviendo feliz y comer perdiz, entre otras cosas. Lo que es lo mismo, ande yo (o sea, él) caliente, ríase (o cabréese) la gente.

 

Bueno, a seguir disfrutando de estos días de sol y que la sonrisa no les abandone nunca.

jueves, 28 de abril de 2016

METIDOS OTRA VEZ EN FAENA


Ya estamos metidos en faena, en la misma de hace más de cuatro meses, y se me antoja que seguiremos casi o igual que entonces. Lo que hasta hace un par de meses muchos españoles vaticinaban, ahora se ha confirmado. Hace un par de días nuestro rey, ante la nula respuesta de sus interlocutores ante la importante misión de dotar a España de un gobierno útil y responsable que intente seguir sacando las castañas de la economía del fuego, no tuvo otro remedio que volver a convocar unas elecciones para dentro de dos meses. Con la boca grande, nuestros partidos políticos, y sobre todo sus números uno, avisaban que no era este el rumbo adecuado ya que los españoles ya habíamos optado en las urnas por nuestros representantes, pero, creo que con la boca pequeña. más de uno de ellos estaba deseando que se diera este paso. Supongo que en su fuero interno, y en las interioridades de su partido, habrían calculado que con este movimiento sus opciones de aumento de votos sería una realidad. El caso fue y es que siempre acabamos en España, cuando los distintos partidos examinan su propia conducta, a la que califican con falsa modestia y sin género de dudas de intachable, responsable y eficaz, con el manoseado y trasnochado comentario de que la culpa por siempre jamás es de los demás. Y como estos hacen lo mismo, la única y razonable enseñanza que nos queda a los españoles es que tantos unos como otros son unos incapaces, embusteros, jactanciosos e inservibles para dirigir este país.

O sea, que el día veintiséis de junio repetiremos la maniobra de elegir la papeleta con la alternativa que consideremos más adecuada, la meteremos en un sobre, retomaremos el camino hacia nuestra mesa electoral, lo introduciremos y esperaremos a la siguiente ópera bufa, protagonizada por los mismos actores mediocres y acomplejados que nos han tocado, para ver cómo se tiran otra vez los trastos a la cabeza, aunque quizá con posterioridad tengan que tragar sapos y culebras y admitir que, si hay acuerdos, bien se podría haber conseguido mucho antes.

O bien, los resultados de las elecciones sean totalmente distintos a los actuales, hecho este que no recoge el sentir actual de los votantes según las predicciones de diferentes analistas y encuestas políticas, y entonces alguno se frotará las manos mientras escucha el rechinar de dientes de alguno de sus rivales.

Entretanto, ocho semanas de rollo patatero en los medios de comunicación a cuenta de nuestros representantes (de algunos, que a otros, a muchos senadores, nosotros no tenemos opción ninguna de elegirlos en las urnas debido a una extraña ley que hace de la democracia un cuento sin sentido, kafkiano). Y, aún sin hacer nada, todos ellos siguen cobrando. ¿Austeridad, ciudadano Felipe? Ja, ja.

 

Que ustedes se lo piensen bien durante este tiempo que se avecina y sonrían siempre, que la situación da para ello, aunque sea después de un momento de cabreo.

lunes, 25 de abril de 2016

PARIPÉ ANTE LA INEFICACIA


Entre hoy y mañana, nuestro monarca cumplirá con su función de hacer el paripé ante los ciudadanos recibiendo a los líderes de los partidos políticos. Sabe de sobra que no hay nada que hacer, pero tiene que dejarse ver y hacernos creer que siente un profundo respeto por esas personas que hasta la fecha han sido incapaces de llegar a los mínimos acuerdos que hubiesen logrado hacer gobernable este país. O sea, que lo único que debería preguntarles a la hora de la visita es qué narices han estado haciendo hasta ahora en serio para alcanzar algún tipo de pacto. Si la respuesta es poner un semblante grave e intentar explicarle que la culpa es de los otros, entonces, al final, el rey debería enviarlos a todos a sus casitas y que los partidos elijan a otro número uno. Estos que figuran actualmente y que podrían presentarse a unas nuevas elecciones no son de fiar y han demostrado con creces su ineptitud. Porque ¿quién se cree que a partir de junio las cifras van a sufrir tantos cambios como para que uno pueda alcanzar una mayoría suficiente para gobernar? Y es que nuestros líderes políticos son de una medianía abrumadora y de una ineficacia desilusionadora a la hora de intentar formar un gobierno, por lo cual deberían ser sustituidos más pronto que tarde, ya. No sirven porque Rajoy ni siquiera lo intentó, Sánchez se lanzó al vacío sin paracaídas, Rivera se estuvo vendiendo como un anticuado salva patrias e Iglesias pontifica más que habla.

 

Que ustedes se diviertan y sean felices, con la sonrisa siempre presta.

sábado, 16 de abril de 2016

CIUDADES AMIGAS DE LA INFANCIA


De hace un tiempo a esta parte, me he venido fijando en distintos lugares y en noticias de la prensa que hay muchos ayuntamientos que, o bien ya lo son o están en trámites para ello, se han declarado como Ciudades Amigas de la Infancia. Me causó verdadero estupor que se haya inventado por algún organismo supranacional tal distintivo. No sé si con ellos quieren dictaminar que aquellos lugares que no posean tal marca de identidad son enemigos de los infantes, porque por el título tal lo parece. ¿Acaso, hasta que se declaren Amigas de la Infancia, esas ciudades han estado cometiendo barbaridades de todo tipo y atrocidades de cualquier ralea contra los niños?

Me da la impresión de que, con tal de parecer o aparentar que se están dando pasos hacia una mejora de las medidas y circunstancias vitales de los críos en las villas y ciudades, a lo único que se llega es a que los políticos se empapicen autoproclamándose defensores de los derechos del niño a través de ese emblema. Porque, vamos a ver, ¿quién va a hacer un seguimiento de que se adoptan determinadas decisiones que de verdad persiguen como fin último que a los niños se les ha de dar todo cuanto se pueda para lograr para ellos la mayor felicidad, alegría, educación, cariño… posibles? ¿Pero es que hasta ahora no se estaba haciendo ya, o es que nuestras autoridades pasaban olímpicamente de estas personitas que son nuestro futuro? ¿Es posible que haya localidades Enemigas de la Infancia?

A veces, los títulos de cualquier clase, esos eslóganes que nos venden como si fuesen el súmmum de la responsabilidad, se quedan solo en palabras que se lleva el viento. Ejemplos los hay a montones en nuestra sociedad. 

No me quiero imaginar que una villa ,por el mero hecho de no poseer el título de Amiga de la Infancia, desprecie a nuestros chiquillos. Y tampoco me creo que otra, por tenerlo, vaya a ser mejor para nuestros pequeños.

Que se dejen de titulitos y se pongan a trabajar, sin esperar a que se lo admita el Comité Español de la Unicef ni ningún otro organismo por rimbombante que suene su nombre. A fin de cuentas, los resultados los van a evaluar cada cuatro años los ciudadanos, que serán los que aprueben o no las disposiciones practicadas en bien de la infancia.

 

Mientras, no se olviden de mantener la sonrisa, más aún cuando existen hoy en día tantísimos niños necesitados de ella y puede ayudarlos a esbozar alguna, aunque solo sea por empatía.