Como los cangrejos. Estamos volviendo a marchas forzadas
hacia la España católica y apostólica de los años cincuenta del siglo pasado,
la de las procesiones bajo palio, que seguramente es a lo que deben aspirar
nuestro Ministro del Interior, la de Trabajo, el de Educación, el que se llama
de Justicia, pero la suya en particular, o la secretaria del PP para emular a
aquella otra aberración que nos trajo “cuarenta años de paz”. Ya no solo se le
pide a la Virgen del Rocío que nos ayude a paliar el paro, o se coloca la
asignatura de Religión a la altura de las demás materias, o se echa hacia atrás
una ley del aborto cambiándola en base a criterios estrictamente religiosos,
que no políticos, sino que amén de todo esto y más, ahora vemos como se concede
la máxima condecoración de la policía a una Virgen malagueña, no creo que por
haber sido la autora de la detención de tanto corrupto como tenemos, o se le
asigna el helicóptero que habría de vigilar la valla en Ceuta y Melilla al
arzobispo castrense para que vaya a visitar a sus feligreses.
España, la cañí de charanga y pandereta, está de vuelta, y
los españoles tan campantes.
Acabaré creyendo que lo que está sucediendo en nuestro país
nos está bien empleado por tontos. Aunque aún me falta un pequeño trecho por
recorrer hasta ello y, mientras, seguiré protestando porque, aunque pueda
parecer estéril, a mí me pone. Como dijo alguien, todavía me queda la palabra,
hasta que también nos prohíban escribir. Entonces las armas serán otras.
Pasen un buen día y no olviden la sonrisa.
Pasen un buen día y no olviden la sonrisa.
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