viernes, 27 de mayo de 2016

¡AY, DIOS!


Durante el último encuentro anual en el Círculo de Economía Política, Empresa y Sociedad fue recibido hoy Pablo Iglesias. Preguntas por doquier y respuestas más o menos convencionales y que no asusten mucho a la gente. En su intervención-charla, tal vez, pero diluidas muy finamente para que se produjese una pequeña división y no lo acusasen de muy radical o poco, según gustos y colores.

No obstante, y lo acabo de ver y oír en un programa de televisión, la gran pregunta lanzada por uno de esos socios del Círculo fue tajante para el tema que nos ocupa: ¿Cree usted en Dios?

¡Anda ya! Pablo Iglesias salió por donde buenamente pudo, aludiendo a la espiritualidad y a las creencias de cada uno. No estuvo muy fino tampoco. Es posible que reaccionase tardíamente, pero la pregunta, o más bien, la contra pregunta podría haber sido si ese señor del Círculo creía en Jesucristo como hijo de Dios. Seguramente podría haber acudido a las citas del Nuevo Testamento y recordarle que, en una ocasión, Jesús le contestó a un ricachón de aquellos que lo seguían y querían ser uno de sus discípulos que lo primero que debía de hacer era repartir cuanto tuviese entre los pobres y luego acompañarle.

No quiero ni imaginar la cara que le habría quedado al preguntón del Círculo ni a todos sus compañeros. Bueno, mejor me lo imagino y me río de ellos a mandíbula batiente.

Y eso es la política económica para esa gente: ¿Cree usted en Dios? Ellos no, con rotundidad. Y es que, a la vista de tal pregunta, sus creencias religiosas, al menos, pienso que son un tanto peculiares. No sé a qué dios se habrá referido, aunque lógicamente supongo que será el dios del dinero, que ese sí que lo conocen.

jueves, 26 de mayo de 2016

VIAJECITOS ESTÉRILES


Se fue de vacaciones, digo yo, aprovechando Albert Rivera para saludar a algunos conocidos y hacer nuevos amiguetes. Seguro que le tuvo cierta envidia a otros personajillos de nuestro país que, aún sin confiar en absoluto en sus poderes de seducción, también habían viajado hasta Venezuela. Muy loables sus fines, sí, aunque condenados al fracaso desde el minuto uno. Pero lo importante es que hablen de uno, salir en los medios, que es lo que buscaban. Las cosas por aquel país no andan nada claras y el presidente Maduro, que cada día que pasa podrece más aún en el árbol a todo meter, sigue en sus trece, aferrado a su sillón y a sus discursos demagógicos contra el mundo, contra España en particular. No es de extrañar esto último, ya que González, Zapatero y ahora Rivera han intentado desestabilizar más aún la situación política amparándose en sus figuras de personas influyentes, que se lo creen ellos, y que en algún momento habrán leído en no sé qué tratado de política escrito por alguno de sus seguidores más fieles y pelotas. Fíjense: un González que ha desbarrado totalmente durante los últimos años, aunque siga  autodenominándose socialista; un Zapatero fracasado que fue el impulsor de la crisis española, negándola primero y accediendo luego a todo cuanto le mandaron sin tomar una sola medida de política social y laboral que ayudase a los más desfavorecidos; y un Rivera, con el beneplácito del gobierno interino del PP, tal para cual, que está viendo que no adelanta nada aquí en España y se va a Venezuela a darse un garbeo y a poner, supongo, su supuesta experiencia política como abanderada y ejemplo de las soluciones para aquel país sudamericano.

Dan pena. ¿Acaso no tienen bastante en nuestra piel de toro, que además quieren ir a resolver la situación venezolana? ¿No se dan cuanta que ellos mismos durante los últimos meses han sido incapaces de buscar un gobierno para España? ¿Qué ejemplo quieren vender allí? ¿A qué narices van a meterse en los asuntos internos de nadie? ¿Por qué ahora mismo para nuestros políticos solo existe Venezuela, en vez de centrarse en nuestras próximas elecciones? ¿No hay más países con los que nos relacionamos y que sufren unos abusos de poder que claman al cielo?

¡Ah! Me acaba de abrir los ojos un amigo: es que así aprovechan para acusar de financiación ilegal a los de Podemos.

¡Claro! Entonces, por la misma regla de tres, luego marcharán también a Irán a defender los derechos humanos. A ver si hay suerte, viajan pronto y se quedan allí, ellos y muchos más. Yo haría una colecta nacional popular para pagarles el viaje…de ida solamente. Me imagino que el montante de la recaudación sería tan generoso que saldrían aviones de todos los aeropuertos españoles en menos que canta un gallo y sobraría para alguna que otra remesa futura.

 

Que ustedes sigan bien, disfrutando de la primavera y con la sonrisa a punto.

sábado, 21 de mayo de 2016

RÍO MARTÍN: COLOR EXTRAÑO


No hoy, pero sí en distintas ocasiones me he encontrado el río Martín, aquí en Grau, que bajaba de un color blanquecino, extraño, teniendo en cuenta el día que me lo hallaba así. Normalmente, solía ser después de tres o cuatro días de buen tiempo, lo cual equivale a decir que no sucedía porque hubiese correntíos o aguas arroyadas de los caminos que descargasen en él a causa de lluvias fuertes. Nunca he dejado de pensar, cada vez que me lo encontré así, cómo es posible que hasta la fecha en la prensa no hubiese salido ningún tipo de noticia al respecto o que la Administración haya obviado informar de ello a sus ciudadanos.

Soy un asiduo lector de la prensa que se publica en nuestro Principáu a nivel regional y, en más de una ocasión, me he encontrado con la noticia, bien en un concejo u otro, de vertidos a distintos cauces; los hay que matan a la población piscícola y los que simplemente causan un deterioro ambiental o, además del anterior, de hediondez que molesta a cualquier vecino de esos lugares. En todos esos casos, siempre hay una razón y se acusa o se sospecha de cualquier empresa o vertido particular que son los causantes de los hechos, los cuales, si se confirma, han de reparar los daños causados. Aquí,  en cambio, en nuestra villa, nunca ha habido nada que decir o a al menos es de desconocimiento público. Me canso de leer noticias que informan o afectan positiva o negativamente a nuestra población pero jamás he leído ni una sola línea que mencionase esta noticia. Y que conste que no ha sido solo cosa de un día. Desde que yo me he fijado en esta cuestión, son cinco o seis las veces, como mínimo, en que el Martín arrastraba algún tipo de materia que coloreaba de esa manera sus aguas. Tal vez en el Ayuntamiento, en la Guardia Civil o la Policía Local no se han dado cuenta y, por ello, no han podido explicar a los vecinos las causas de ese color. Es una razón. Otra podría ser que, a pesar de saberlo, ni las autoridades pertinentes ni en un solo renglón en las noticias periodísticas sobre Grau se haya denunciado semejante acto, a saber por qué. Aunque solo fuese por informar, deberían de haberlo hecho, digo yo, siquiera solo fuese para no alertar, si así fuese, a los vecinos.

Con toda honestidad, me gustaría que alguno de esos días en los que se detecta esa anomalía sea noticia y haya explicaciones para ello. A ver si tenemos suerte de que tales justificaciones nos convenzan a todos y nos describan y solucionen este problema, que puede no ser tal, pero entretanto las sospechas siguen ahí.

 

Ya saben, que la sonrisa se enseñoree de vuestro rostro confiando en que los que mandan lo hagan bien.

viernes, 20 de mayo de 2016

BANDERAS: TELAS PINTADAS


Hoy lo decidirá un juez, pero mientras… ¡Venga guerras de banderas, banderolas, enseñas, gallardetes y pendones de un color o del otro!

Hace bastantes meses escribía yo que todo esto de los símbolos que se gastan en países y comunidades no es nada más que marear la perdiz para hacer comulgar con ruedas de molino a los habitantes de esos territorios. Muy bonitos, apelando a los sentimientos patrióticos, pero que se saltan a la torera nuestros mandamases y grandes fortunas “ejemplares” en cuanto les viene en gana. Se los entregan a la gente a la ligera cuando se les manda a morir a una guerra o a desfilar por las calles o en pabellones para reafirmarse en sus ideas, pero de tal manera que esa misma gente que presume de ellos no se entere de que desde arriba los están manejando a su antojo para conseguir maquiavélicamente los gobernantes sus propios fines. Deben de pensar que exhibirlos o esconderlos va a inflamar o limitar, a excepción de una minoría vociferante y extremista, las opiniones de la gente, como si esta no fuese capaz de razonar por sí misma. El mero hecho de que una delegada de gobierno de Madrid haya prohibido las esteladas en la final de la copa del rey no es más que otra exhibición chunga de la incapacidad de una persona para dirigir una administración así. A lo largo de los últimos años, me cansé de ver en imágenes de televisión o bien personalmente a grupos de gente desfilando con la bandera de España preconstitucional o la de la república, me da igual una que otra, pero ambas ilegales si nos atenemos a lo que dice  nuestra Constitución. Lo mismo pasó hace un tiempo cuando desde los estamentos de algunos deportes prohibieron a los jugadores que ganaban algún tipo de final europea o mundial llevar otra bandera que no fuese la de España, como si añadir al festejo la de las Comunidades fuese un acto repugnante e indigno. Estos radicalismos extremos por parte de personas que nos dirigen no están apartados en absoluto de los radicales que piensan lo contrario. Son tal para cual. La libertad para expresarse ante la sociedad debería de ser uno de los artículos más respetados de nuestra Constitución, pero vemos que no es así: hay casos y casos. Neonazis, republicanos, franquistas, independentistas, nacionalistas, monárquicos, etc. deberían guardar sus banderas en su propia cabeza, o enterrarlas, en vez de acusarse entre sí como si el causante de todos los males fuesen los demás. Las banderas no son más que trapos coloreados y punto. Que cada uno lleve la que quiera dentro del respeto máximo a quienes lo rodean. Y eso también pasa por la ausencia de insultos o de pitidos a cualquiera que no piense como ellos. Una tela mejor o peor coloreada no debe enfadar a nadie, pero si es la excusa para el insulto entonces sí. E igual me da un paño que otro. Y es que la libertad de expresión no puede nunca estar reñida con la tolerancia y la consideración hacia quien no piense como uno mismo. Que se dejen de tonterías y que entren con las banderas que les apetezca, como si quieren hacerlo con la del País de Nunca Jamás, si es que alguien la inventó, o con la de las tibias y la calavera. Y que, por encime de todo, prime el fútbol y no este tipo de zarandajas.

 

Disfruten del fin de semana y no pierdan la sonrisa.

martes, 3 de mayo de 2016

LA MOVIOLA DEL DESPILFARRO


Hoy nuestro soberano nos enviará un  mensaje a todos los españoles mediante el cual nos enfrentará  nuevamente a una serie de sesiones tediosas y cansinas con las que nuestros representantes políticos  nos aburrirán sobre manera. Pero lo que es más importante, y que afecta directamente a nuestros bolsillos, nos obligará a gastar un montón de decenas de millones de euros como si hubiésemos estado hasta ahora absortos escuchando al grupo musical más cañero de los últimos años y les hubiésemos pedido un bis a voz en grito, en vez de habernos quedado mudos por la sorpresa de su falta de voz, responsabilidad y decisión a la hora de la actuación más importante de los últimos años, es decir, la de formar gobierno. Por lo menos, podría también recomendarles que no cobraran, o que devolviesen los dineros que hasta ahora se han metido entre pecho y espalda, ya que aquello para lo que habían sido elegidos no lo han llevado a cabo. ¿Se imaginan a un ciudadano contratando a un constructor para hacer una casa, al que le adelanta un dinero contante y sonante, y al final no hubiese puesto ni los cimientos, mientras vuelve a pedir a ese ciudadano que le dé más dinero para ello? ¿Qué le respondería si no que le devolviese cuanto antes le había entregado? Lógico, no. Si el trabajo está sin hacer, de cobrar, nada de nada. Y eso han hecho nuestros electos del pasado 20-D. No han cumplido, luego no deberían de cobrar. Pero de eso, tararí, tarará. Es más, los partidos han cobrado por número de diputados, por votos, por todo cuanto les da la gana. No sirvió de nada y ahora vuelven, o nos mandan, a las urnas para volver a repetir la jugada. ¡Es una vergüenza! Lo malo es que el rey, nuestro Jefe de Estado, entra al juego, un juego que saca y seca los bolsillos de los ciudadanos mediante el cordón umbilical que nos une al Estado y sus finanzas, a través de leyes aprobadas por ellos mismos para llenarse sus talegos. Me gustaría que alzara un poco la voz para contarnos a los españoles su decepción y sus recomendaciones serias en materia de gastos electorales, en vez de ser un mero comparsa en toda esta farsa. Pero ya sabemos que pinta poco o nada, así que, mientras sea una entretenida figura decorativa apta para estos y otros desmanes de carácter político, todo lo que puede hacer para ganarse el sueldo es plegarse a los partidos y sus leyes para continuar viviendo del cuento, es decir, perpetuarse para seguir viviendo feliz y comer perdiz, entre otras cosas. Lo que es lo mismo, ande yo (o sea, él) caliente, ríase (o cabréese) la gente.

 

Bueno, a seguir disfrutando de estos días de sol y que la sonrisa no les abandone nunca.