martes, 27 de agosto de 2019

LA REINA DE LAS FLORES


Flores, flores, a cientos,
y corriendo por el prado
la niña con los brazos abiertos
gritaba feliz al aire tibio
que la mañana de mayo
arrastraba del sur.
Flores, muchas flores, a miles,
de todos los colores,
y entre ellas, como una emperatriz,
la niña le decía a la brisa:
Sopla, fuerte, más fuerte,
que los pétalos acaricien mi cara,
que sus aromas impregnen
mis cabellos y mi cabeza,
que mi cuerpo se tiña
con los colores del pintor.
Y la tenue aura, ligera y feliz,
mientras enredaba sus dedos
en la melena suelta de la chiquilla,
susurraba a las montañas,
a los arroyos, a las flores,
palabras de júbilo, de entusiasmo
antes de lanzar al mundo su risa
propalando su satisfacción.
Más, muchísimas más, a millones,
y la niña, tumbada entre la hierba,
convertida en la más bella flor,
se mecía al ritmo de sus hermanas,
que la acunaban contra su corazón.
Flores, flores, un mundo de flores
y una niña, soberana, sonríe al cielo
soñadora y satisfecha,
reina de la vida, ¡bendita ilusión!


jueves, 22 de agosto de 2019

LA RISA



Y su risa despertó al búho,
que dormía agotado bajo las tejas,
que arrojó su bizca mirada
sobre aquellas largas guedejas
que corrían desaforadas
tras el rebaño de ovejas.
Sus continuos ululatos
alertaron a una corneja
de denso pelo negro y brillante
dormida sobre la hiedra
que cubría con sus tallos trepadores
las ramas rugosas, vetustas y viejas
del centenario y retorcido castaño,
que había nacido entre las piedras
de un antiguo castillo medieval,
impresionante aún por su fortaleza.
Y cuando la risa desapareció
alejándose más allá de la maleza,
ambas aves silenciaron sus picos
sumiéndose nuevamente en la tristeza:
una, encogida y silenciosa
en una esquina bajo las tejas,
y otra, con su cabeza bajo las alas,
en el viejo castaño, sobre la hiedra.
Mientras, saltando a lo lejos,
la cara alegre de largas guedejas
con su risa infantil le decía al viento,
al río, al prado, a las peñas,
que no puede ser feliz quien vive
en el pasado, anclado en sus penas,
que hay que mirar hacia adelante
sin tropezar en las mismas piedras,
y si, por error, te cayeses otra vez,
levantar todo tu ser de la tierra,
erguirte, caminar un paso y diez mil
y sobreponerte, que la vida no es eterna.

domingo, 18 de agosto de 2019

CARRETERA CORTADA: VUELTA CICLISTA


Estos días, concretamente ayer, hoy y mañana, se está celebrando el Campeonato de España de Ciclismo en sus categorías junior y máster por las carreteras de tres concejos asturianos cuyos ayuntamientos- Grado, Pravia y Candamo- han accedido a patrocinar y colaborar activamente para su organización. Perfecto. Todo en aras de un deporte minoritario, quiérase o no, comparado con otros gigantes del mundo deportivo. Han puesto a disposición, me imagino que de la Federación y de la peña ciclista impulsora del acontecimiento, todos los medios en su mano para que la consecución de este evento sea todo un éxito. No lo dudo.
No obstante… Ahí va el pero, ese que tan bien se le da a mi mente cuando existen cosas como estas o parecidas. No todo es oro lo que reluce. Al mismo tiempo que durante estos días por las carretas locales, comarcales y provinciales, en diferentes tramos, para quienes gusten de este deporte, pocos, podrán disfrutar del paso de los ciclistas, se han cortado las comunicaciones para la gente de los pueblos que vive en esa comarca afectada por el campeonato. No sé yo si en esos ayuntamientos, que tanto claman en campaña electoral de compromiso con los ciudadanos de los pueblos, del mundo rural, de sus municipios, habrán pensado en ellos. Lo único a que ha llevado este despliegue  ha sido al beneficio para unos pocos, hostelería, normalmente en zonas urbanas, y algunos aficionados, mientras que gente que tendría pensado desplazarse durante el fin de semana se han visto conminados a quedarse en su lugar de residencia durante las horas que duren las carreras o a tener que dar rodeos, cuando existen y es posible, que quintuplican a veces en quilómetros y tiempo, el viaje proyectado.
Pero eso nunca es lo que de verdad importa a los políticos y politiquillos de turno, por más que lo vistan con adjetivos relacionados con el turismo y la visualización de sus concejos a nivel provincial o incluso nacional, como si por decirlo se hiciese realidad. Lo que de verdad les “mola” es apuntarse el tanto, salir en la foto y apuntarlo como un gran logro del partido gobernante en la publicidad para las próximas elecciones. A ellos me los gustaría yo encontrar residiendo en un pueblo de esos afectados sin poder salir de casa un sábado de tarde o un domingo por la mañana por culpa de una carrera que a la mayoría de los vecinos les importa un bledo y lo único que les supuso fue un montón de inconvenientes.
¿Qué lo dudan ustedes? Pregunten, pregunten.
Vamos a ver: para cortar la carretera que sea, hay que disponer de otra alternativa semejante y, si no, trazar el recorrido por otro sitio. Seguro que haberlos, haylos, pero encontrarlos supone un trabajo que...uf.

viernes, 16 de agosto de 2019

AMANECER


Tinieblas que se prolongan como almas pérfidas,
que no encuentran ramalazo de aire
que difumine las sombras oscuras que las cubren,
noche que sigue siendo noche por más que la mire.
Y, como si alguien chascara los dedos de repente,
el firmamento perezosamente se enciende
por los reflejos a mi espalda de sueños inocentes; 
sobre la faz de la tierra brotan los colores del mundo
y una luz angelical y cálida se desparrama ante mis ojos.
Me doy la vuelta y advierto su origen, su causa:
La sonrisa de Celia ya despierta al alba,
sus Buenos días, Tito,
su mirada.

viernes, 9 de agosto de 2019

DIETA Y MEDIO AMBIENTE


En la ONU, cuando toman alguna decisión, como nadie de sus miembros le hace caso a posteriori, pues se dedican a matar moscas a cañonazos. Ahora nos salen con que para mejorar el medio ambiente y la salud de las personas lo mejor es un cambio de dieta e ir abandonando la carne. Jeje. Debo de ser un poco cínico. ¿A qué países les puede interesar que se hagan estas recomendaciones? Me descojono. No hablan de la contaminación a través de las grandes industrias en los grandes países industriales o en los países del tercer mundo, ni de la deforestación incontrolada por parte de las grandes multinacionales consentidas por los respectivos gobiernos. No, qué va. El problema es que comemos mucha carne. Y se acaban los pastos para el ganado y los peces en el mar y todo lo que suponga cualquier medio de subsistencia animal.
Me causa gracia, porque cabrearme ya lo hago mucho más a menudo, que en España el carbón contamine y las minas se cierren y las centrales térmicas pasen a mejor vida, a cambio de importar por ejemplo energía marroquí, en base a determinados acuerdos comerciales o por la baratura en sus precios ya que allí el obrero cobra una mierda, y que se consigue con los mismos medios que aquí no sirven en bien de cuidar el medio ambiente. Como si España se pudiese envolver en una burbuja en la que no entra la contaminación procedente de otros lugares. Como si en China o en EEUU o en Rusia o en Polonia o Alemania o Nigeria o Sudáfrica o la India o Pakistán o…  estuviesen haciendo caso a las medidas que se han de tomar, avisados por todas las asociaciones defensoras del medio ambiente y en las pomposas cumbres de estados que envían miembros destacados a echar un par de días de vacaciones a costa de los contribuyentes, para evitar que este planeta acabe como el rosario de la aurora dentro de cien años.
Existen cumbres de países, dicen desarrollados, que acuerdan determinadas medidas y que, al cabo de cuatro o cinco años, hemos visto que ninguno cumplía. ¿Y qué? Pues como eso no lo van a hacer, ¿qué se inventan? Cambiar la dieta de las personas. Que los coches contaminan o los aviones o los barcos. ¿A ver, qué pasa, los vamos a eliminar de golpe? Pues no, todo el mundo a pastar porque la Tierra se está desertizando con tanto animal suelto. Pero los peores, los de dos patas, siguen a lo suyo.
Claro que tampoco te explican cosas raras que todos vemos, como por qué existen tantos cultivos de regadío, apoyados por gobiernos interesados, o a lo mejor por grandes empresarios en busca del mejor rendimiento económico pagando sueldos de asco a inmigrantes y gente que no tienen  dónde caerse muertos, en zonas donde no llueve y en cambio en climas atlánticos, más lluviosos, aplican la norma de hacer de ellos paraísos naturales eliminando los cultivos y la ganadería que mejor se dan. ¿Que en esos lugares calurosos, donde los invernaderos son los reyes de taifas que proliferan por doquier, la sequía los está esquilmando? Pues se les lleva agua de otros lugares para que sigan esa industria que mejor se daba en otros parajes con climas más adecuados sin tanto gasto.
Nadie quiere perder nada, aunque las incongruencias sean tan palpables. Cada uno a lo suyo y todo visto a corto plazo. Como piensan todos los políticos, lo importante no es qué pasará dentro de cien años, sino el puesto que ocupan hoy y dentro de cuatro. Cuando pase el tiempo, que lo arreglen los que vengan luego, que ellos y nosotros estaremos criando malvas. Así que de momento la gente a confiar en la ONU, en quien no confía ningún político, y la carne, como hace unas décadas, para los ricos.

miércoles, 7 de agosto de 2019

DE TAL PALO, TAL ASTILLA


En su mente se fraguan soluciones a cualquier imprevisto que le pueda acaecer. Si una camisa se moja con el zumo de naranja que desayuna o se ensucia al salpicar una salsa en la que se le cayó el tenedor por un descuido no hace falta decirle ninguna cosa, ni tan siquiera preguntarle con el consiguiente ¿y ahora, qué?; antes de que se le formule, la respuesta viene rauda y con antelación: Bueno, a la lavadora, que se lo traga todo y no protesta. Que se la avisa, si va distraída con el patinete o la bici, de que se puede caer y hacerse daño, pues se cae, se levanta, mira a esos adultos ceñudos y, antes de que nadie le pueda decir una palabra, se descuelga con un: No fue nada, y se sacude las manos o las rodillas, aunque le duelan un montón. Que se le requiere, cuando sale con algún juguete a la calle, que si se encuentra con alguna amiga debe dejárselo también un poquito para que jueguen las dos o las que sean, sin problema hasta que se encuentra con ellas: Es que no traen nada, o sea, que, papá (mamá, abuelito, da igual), me guardas el juguete y así jugamos a otra cosa.
Lo tiene claro, a cualquier imprevisto le busca una respuesta, lo importante es no dar el brazo a torcer ni que se lo intenten doblar. Si hay solución para las cosas, ella la encuentra. Quién sabe más adelante. De momento, con más de una discusión y castigo, al final se sale con la suya, aunque, como calificaban antes los maestros, progresa adecuadamente.
Por esas cosas, en ocasiones, se nos mete en la cabeza a nosotros, a los mayores, decir que es terca, o egoísta o mandona, qué sé yo. Queremos que sea como nosotros, o sea, peores que cualquier niño. Creemos que la enseñamos cuando en el fondo, en nuestra vida particular, hacemos lo mismo que ella pero con otros objetos. Si el médico nos manda una dieta o no comer o no beber de aquello o no fumar, cuántas veces le hacemos caso: una, dos, antes de volver a nuestros hábitos. Si disponemos de un coche que nos encanta, que cuidamos como oro en paño, a quién se lo dejaríamos, anda, ¿ a quién lo haríamos sin estar sufriendo mientras que no nos lo devuelven?: a uno, dos, y con un verdadero temor de que nos lo estropeen, porque cómo les íbamos a pedir cuentas de ello. Si alguien precisa de una cantidad de dinero, que tú podrías dejarle porque no lo necesitas entonces, ¿se lo prestarías así como así? Anda, ya.
A fin de cuentas, ella o él lo único que hacen es imitar nuestro comportamiento, quién sabe si porque lo llevan en sus genes y esos genes están en el noventa y nueve coma nueve, nueve, nueve, nueve, nueve y más nueves de la gente. Para nuestros errores, encontramos soluciones; y para nuestra generosidad, explicaciones para evitarla, aunque no en los demás. Somos personas, con nuestros inconvenientes, diferencias, ingenuidades y singularidades, pero siempre con objetivos claros: cada uno, primero lo suyo, luego lo de los demás si beneficia lo suyo, después lo de otros si a él lo deja como está y por fin lo de cualquiera a quien no se conoce y que le trae al pairo lo que le suceda, con tal de que él siga como mínimo igual que está. Las excepciones son las que confirman la regla. 
Y la niña manda su ropa a la lavadora para evitar la riña de sus papás que la habían avisado de ponerse la servilleta; se aguanta el dolor e incluso sonríe cuando cae para no darles la razón cuando le dijeron que se haría daño; y no deja sus muñecos porque para ella eso es como su coche o el dinero de los padres.
O sea, que dejadlos, que el tiempo pone todo en su sitio y no van a ser muy distintos de nosotros. Y si a nosotros mismos nos juzgamos buenas personas, ¿qué queremos entonces de ellos? Andad, rebuscad en vuestra memoria y comprobad lo que hacíais cuando erais críos y crías.

sábado, 3 de agosto de 2019

¡AY, LA MAR!


 (Para Celia)

¡Ay, la mar, esa mar
que sube, que baja,
que viene y que va!
¡Ay, que llega,
que llega y me moja
los pies en la arena!
Y la espuma que ríe,
que salta, que brinca,
y no sé qué me pide.
Me acerco, la mano,
extendida y abierta,
la cierro y la abro
Y la mar me regala
una ola en mi palma de niña,
una ola que viene y que va.
En su interior una perla
de espuma brillante, nívea,
la cosa del mundo más bella.
Sonrío, sonríe,
ya sé qué quiere,
ya sé qué pide:
un beso en su cara,
una caricia en su piel,
un recuerdo de la playa,
a la que nunca jamás,
aunque siga siendo niña,
podrá volver a bañar.
Y mi mano en la mar,
la mar en mis ojos,
y mis ojos llenos de sal.
¡Ay, la mar!,
que sube y que baja
y la perla se va.
Mis ojos de sal,
mis pies en la arena,
¡ay, la mar, esa mar!
¡Ay, la mar,
que sube y que baja,
que viene y se va!