(Para Celia)
¡Ay,
la mar, esa mar
que
sube, que baja,
que
viene y que va!
¡Ay,
que llega,
que
llega y me moja
los
pies en la arena!
Y
la espuma que ríe,
que
salta, que brinca,
y
no sé qué me pide.
Me
acerco, la mano,
extendida
y abierta,
la
cierro y la abro
Y
la mar me regala
una
ola en mi palma de niña,
una
ola que viene y que va.
En
su interior una perla
de
espuma brillante, nívea,
la
cosa del mundo más bella.
Sonrío,
sonríe,
ya
sé qué quiere,
ya
sé qué pide:
un
beso en su cara,
una
caricia en su piel,
un
recuerdo de la playa,
a
la que nunca jamás,
aunque
siga siendo niña,
podrá
volver a bañar.
Y
mi mano en la mar,
la
mar en mis ojos,
y
mis ojos llenos de sal.
¡Ay,
la mar!,
que
sube y que baja
y
la perla se va.
Mis
ojos de sal,
mis
pies en la arena,
¡ay,
la mar, esa mar!
¡Ay,
la mar,
que
sube y que baja,
que
viene y se va!
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