jueves, 26 de octubre de 2023

¡HAGAN ALGO, POR FAVOR!

 

¡¡¡¡Horrible, espantoso, espeluznante, doloroso, vergonzoso,…!!!! Pueden añadir adjetivos, los que deseen y más. Si acaban ustedes con los que existan en los diccionarios, inventen más.

Acabo de ver en la tele unas imágenes en las que una niña, atada en una cama, para evitar que se pudiese mover y no interfiriese en los movimientos del doctor, era intervenida quirúrgicamente, sin ningún tipo de anestesia, por un médico en un lugar indeterminado de Gaza. Sus gritos desesperados de ¡¡¡Mamá, mamá!! entremezclados con sus  quejas de dolor, sus ¡¡Ay!! que sonaban en mis oídos como bombas, destruían mi confianza en el ser humano.

Por mi cabeza pasó la imagen de mi nieta y no fui capaz de aguantar las lágrimas. Noté como se me arrasaban los ojos y a continuación un par de lagrimones me empaparon las mejillas.

¿Cómo es posible que el ser humano sea capaz de tolerar estos hechos? Supongo que es uno entre tantos de los que actualmente están sucediendo en esa franja palestina arrasada también por bombas, igual que mis oídos y mis ojos. No cabe en mí orden moral de las cosas que estos sucesos lleven repitiéndose tantos días.

¿Acaso nadie, entre tanto mandamás mundial con poder suficiente para evitar esta escalada criminal, tiene hijos, nietos, padres o abuelos?

Israel, como respuesta a los atentados de Hamas, les devolvió la moneda. ¿Pero ahora, después de tantos y tantos miles de muertos como llevan, tanta destrucción causada, tanto dolor infligido a civiles, no entienden aún que el odio hacia ellos en el mundo sea cada día que pasa irreversible? ¿Hasta dónde querrán llegar?

En sus cadenas de televisión deberían poner el vídeo que yo vi. No sé qué opinaría la ciudadanía, pero quizá sería el modo de parar esta barbaridad. No soy ingenuo, claro. Esas imágenes nunca las verán.

Pero, ¿y el resto de los países, de las organizaciones mundiales? Se limitan a decir cuatro perogrulladas sin ánimo de intervenir verdaderamente en el fondo de la cuestión. Desde hace varias décadas, Israel hace y deshace a su antojo en aquellos territorios. Cuenta con su gran valedor americano y con una ONU,, inoperante con los poderosos, que les permitió, aunque fuese mirando para otro lado, todas las barrabasadas que se les apeteció. Y buscar la paz en esa zona del mundo cada día se ve a más siglos de distancia. Además, los árabes mismos, esos países del Golfo Pérsico, unos podres de dinero y otros de fanáticos, dan por bueno lo que hay. No oí a ninguno de ellos decir que van a acoger a miles de palestinos que huyen de la barbarie. Tampoco los quieren. ¡Pobres de ellos! Pero, verdaderamente, tampoco se dejan querer, eh. Porque no es que quieran tener su propio país, no, quieren destruir a Israel.

Y entre el odio de unos y el de los otros, así les va: a ellos, entre muertos; a nosotros, ante la visión del dolor ajeno que remuerde muy pocas conciencias debido por un lado a las motivaciones políticas que existen en el mundo y por otro a los intereses económicos que manejan con total impunidad.

¡Por Dios, el que sea en el que crean, hagan algo, unos y otros!

martes, 17 de octubre de 2023

SITUACIÓN ABSURDA

 

Estos días, aquí en Grau, estamos asistiendo a una situación disparatada, ridícula e incluso con situaciones que rayan el esperpento y la absurdidad desde que una juez falló que había que cerrar un negocio de hostelería. y es que dicha juez, por lo visto, ha asumido a la perfección ese dicho de que la ley es igual para todos. Aplausos.

Parece ser, según las noticias que se leen en distintos medios de comunicación, que dicho negocio se abrió en un lugar que estaba protegido parcialmente por su declaración de zona histórica del casco histórico de la villa.

También parece ser, según se puede leer en las declaraciones del hostelero, que contaba con todos los permisos necesarios para su apertura tanto del Ayuntamiento como del Principáu d’ Asturies y en cuyos trámites tardó alrededor de dos años o algo así (¡para qué digan que la burocracia funciona en nuestra Comunidad!).

Del mismo modo, el dueño no escatima esfuerzos para denunciar los puestos de trabajo perdidos y la situación económica en la que queda él y su familia, con deudas que estima en cerca del medio millón de euros entre hipotecas y los gastos para acondicionar el local en su momento, así como la devolución de la subvención que la Administración le había concedido tiempo atrás.

Igualmente, y según los periodistas que cubren el caso, se incide en que todo acabó en el juzgado porque un vecino (en este momento, no sé quién ni tampoco me importa mucho) denunció la situación, lo que dio lugar después de meses pasando por distintos tribunales al fallo último por el que se conmina al Ayuntamiento al cierre antes de diez días (se cumplió el pasado sábado y desde el domingo permanece cerrado).Y de todas esas noticias que lo recogen se desprende, o así me da a mí por entenderlo a riesgo de equivocarme, subliminalmente, como que, claro, si este vecino no lo hubiese denunciado, el bar seguiría abierto con sus puestos de trabajo y aquí paz y después gloria.

Pues bien.  Resulta que eso tan interesante que conocemos como normas, leyes, órdenes  y a saber cuántas cosas más  son redactadas e impuestas a los ciudadanos por las distintas administraciones, y estas, supongo yo, deberían conocerlas ya que son quienes deben velar por que se cumplan. Y el hostelero dispone de documentación firmada (me/nos gustaría saber quiénes estamparon en ellos su firma), por las dos administraciones, local y regional, que lo autorizaron a emprender y abrir su local. Y también resulta que llegó la Administración de Justicia y dijo que nones, que de legalidad para abrir na de na.  

O sea, que tanto el Ayuntamiento como el Principáu d’Asturies  metieron la pata hasta el corvejón

Bien, pues el hostelero no tiene otra que denunciar a quien metió esa pata si quiere sacar algo de todo esto. Y a esperar, que este tipo de hechos no se resuelven de hoy para mañana.

Y al Ayuntamiento y al Principáu bien les iría encontrar a los responsables del desaguisado (de ahí saber quiénes estamparon su rúbrica) y mandarlos a sus casitas, si se puede, o si no a contar las baldosas del pueblo o las piedras de los caminos, que aunque se equivoquen en cuatro o cinco no devendrán carajadas importantes.

No obstante, todo esto siempre quedará en manos de la Justicia, que será la que ponga punto y final dentro de ….. años ( en los puntos suspensivos pongan ustedes el número que quieran).

Y para acabar, bien por ese vecino. Si no fuese por él, ni quienes tienen que cuidar de nuestro patrimonio se hubiesen enterado del atropello, y, peor aún, serían capaces de seguir haciendo los mismos disparates. 

Nota.-

Ah -me comentaba un  amigo en el bar charlando sobre el tema-, y que no vale ahora cambiar las normas o las leyes para beneficiar a un ciudadano en particular y evitar un gasto enorme, que pagaremos todos, a las arcas municipales o autonómicas, en función de la responsabilidad de cada cual. Eso - me decía-, sería un delito que se llama… ¡uy, que creo que ya no es delito! Imagínate que cada vez que alguien manda hace las leyes a medida de sus amigos o de sus intereses, pues entonces…Anda, que estamos arreglados con los que nos gobiernan, que no conocen ni lo que ellos legislan.