sábado, 26 de agosto de 2023

¿DE QUÉ HABLAMOS?

 

Llevamos un par de semanas donde en España no sucede nada, a excepción hecha del caso de un español que descuartizó, dicen, a su amante en Tailandia, y del  asunto Rubiales. ¡Con la que está cayendo, sin gobierno ni explicaciones ni acuerdos, ni nada!

En el primer caso, todo lo que se habla es a raíz de ser hijo de…., y en el segundo caso a cuenta del feminismo y de la sinvergonzonería del presi de la federación.

No sé por qué tanto bombo. Al joven asesino, o eso dijo él mismo, se le trata como si fuese una persona más, que cumpla la condena que le corresponda y se acabó tanto bombo y platillo. Quien la hace la paga, aunque al ser español hay que intentar que pague menos, por lo visto.

Y al señor Rubiales se le podría haber echado de su cargo por parte de quienes lo eligieron, pero aún hay muchos como él que lo apoyan. Y si no, que se repitan los calurosos aplausos con que fue obsequiado al término de su intervención grotesca. O aquellos otros miembros que no asistieron, es decir, no se mojaron, quitando un puñadín de ellos. ¿Y los clubs de fútbol, los oyeron hasta el día de ayer? Aunque lo peor, y eso sí que choca mucho, es que, a no ser cuatro o cinco, los jugadores masculinos de fútbol no han dicho ni mu. ¿Por qué será? Cabe pensar, sea o no sea la realidad, que todos pensarán como el presi. Pero si este cae, que caerá, entonces ya veremos a muchos, o a todos, levantar la mano en apoyo de Jenni y de las demás. ¡Qué vergüenza de futbol ¿masculino? No saben lo que es la masculinidad ni la hombría como para defender lo que es un hecho vergonzoso y mostrar su repulsa por ello. Sí, claro, si llaman mono a uno de los suyos, entonces se echan las manos a la cabeza y protestan y hablan y despotrican contra la sociedad española, que es racista y xenófoba. Son una panda de consentidos egoístas, y defensores nada más que de lo suyo. Si les tocan a ellos, entonces tocarán a rebato para que los ayuden, muy machitos ellos.

(Ah, y otro dato: aparte de futbol femenino hay otros muchos deportes con selecciones femeninas que han ganado importantes medallas a nivel mundial, aunque no se acuerde nadie de ello, que tal parece que solo existe un deporte de equipo en este país que es el símbolo de la igualdad entre hombres y mujeres; además, el equiparamiento de sueldos, ¿solo para el fútbol? Lo que es la política y la demagogia, verdad.)

domingo, 20 de agosto de 2023

POLEMISTA

 

Cuando a veces me decido a intervenir en alguna charla entre amigos o conocidos que discuten sobre aspectos de la política española, soy incapaz de morderme la lengua y suelto ideas a lo loco (o no, qué sé yo) que, más tarde, ya solo y tranquilamente sentado en casa, me producen dolor de cabeza, o al menos me reconcomen pensando si tendría razón o no, si no estaría mejor callado, que por la boca muere el pez y en boca cerrada no entran moscas. Es muy difícil, en plena vorágine de frases sueltas por unos y otros, a favor de esto o de lo otro, o en contra de lo que sea, que haya ocasiones en las que desde lo más recóndito de uno mismo no afloren opiniones que pueden chocar con la realidad simple en la que muchos viven. Y este mismo pensamiento me supone al mismo tiempo la impresión de que soy un poco palurdo creyendo que lo que ellos ven como real, sea precisamente aquello en lo que yo discrepo. ¿Por qué voy a tener razón yo? ¿Por presunción, porque me creo superior? Suelo llegar a la conclusión en las más de las veces, con una arrogancia que me asusta, que si no soy capaz de callarme es porque me gusta ese tipo de gresca. Como dice un buen amigo mío, siempre estoy en contra de lo que opinen los demás, es decir, me gusta polemizar. Tal vez sea verdad. Pero lo que tengo claro es que me duele que desde algunos poderes públicos, o desde todos, nos quieran convencer de que todo debe hacerse como ellos dicen porque es lo mejor para todos. Y no me aguanto. Tengo que afilar el lapicero, la lengua más bien, antes de contestar que no estoy de acuerdo.

La realidad que nos cuentan no es la realidad que vivimos. Hay muchas gradas a distintas alturas en el anfiteatro de nuestra sociedad con realidades distintas. Dependiendo de tu estatus social vives una u otra. Por eso me opongo a aceptar lo que me dicen así porque sí. Y seguramente ello me conlleva a argumentar casi siempre contra todo lo que los demás dan por hecho. Como por ejemplo que nos quieran demostrar que vivimos en una democracia porque aquí todo vale. ¡Y no trago, lo siento!

miércoles, 16 de agosto de 2023

ESTI TIEMPU

 

Tengo oyíu una bayura veces que n’entamando agostu l’iviernu n’Asturies yá ta enriba. De xuru qu’acuantayá esti refrán se cumplía satamente como se dicía ya se creía. Sicasí, d’ unos años p’acá, ta quedando revieyu, pasáu de moda ya de tradición, yá nin el tiempu respeta a los vieyos, los que, a lo llargo de cientos, de miles d’años estudiando’l cielu, concretaron la so observación con dichos como esti ya otros munchos más. Resulta que’l cambiu climáticu nun ye cosa d’estos caberos meses nin años. ¡Qué va! Va yá un carráu de lustros que n’Asturies cayimos na cuenta de que los iviernos nun son lo que yeran nin que los branos tampoco. Antes, el branu duraba poco más d’ un mes, mentanto que’l fríu principiabla sinon a primeros d’ agostu, a mediaos. Les nueches enfrescaben ya teníamos que garrar la sábana, ya hasta una mantuca si se terciaba, porque una hora enantes de riscar el cutu dexábase notar. Al empar, estos calorones que güei vivimos tampoco los conocíamos davezu per estes tierres. Home, né, un día o dos o tres, val; pero ansí, un mes ya dos ya hasta tres si cuadra ensin ver llover a modo, ¿daquién s’ alcuerda de dalgo asemeyao?

Pámeque vamos tener que dir avezándonos a esti clima. Ya da-y gracies, porque si nos fixamos cómo tán los de la mitá España p’abaxo, dan ganas de salir a carrenderes ya nun parar hasta Escandanavia polo menos. Eso que perellí enriba tamién tán los glaciares diliénndose, que nun sé que va ser d’esti planeta. Vamos acabar por escribir en papelinos los nomes d’un montón de países, los que más nos presten, ya tiralos a la rebatina. El que te toque, pues p’allá, no que puedas, nin. Qu’España, a esti pasu, acaba camudando nun fornu que nin el Diañu va parar nél.