lunes, 29 de enero de 2018

PATALEOS EN LA ÓPERA OVETENSE



  Ayer, durante la representación de la ópera  Peleas y Melisande en la capital asturiana, cuando presentaron la función de modo trilingüe (castellano, asturiano e inglés,si mi enformación no es equívoca), un grupo de ¿energúmenos o sería mejor decir indocumentados y radicales? se dedicaron a patalear cuando oyeron la que se hizo en la lengua propia de Asturies, el Bable o Asturiano.
Que esto pase en un teatro donde se supone que la gente que acude al acto debería tener un mínimo de educación y respeto, nos da una idea de lo que desde algunos partidos políticos, con sus declaraciones, defienden. Hay ciertos representantes públicos que unen la lengua asturiana al nacionalismo radical e independentista, solamente porque a ellos no les gusta o no la quieren aprender o no la quieren usar, y están en su derecho, faltaría más, pero nunca negándoselo a los demás. O tal vez porque existen partidos en otras comunidades que presentan su lengua como una forma de identidad, que lo es, asociada a esos temas que tanto les pone de los nervios. Es decir, si el razonamiento es ese, quienes usan el castellano de esa manera son unos nacionalistas represores, no sé de qué tipo (aunque me lo imagino), ya que actúan como si el empleo de cualquier otra lengua que a ellos les disgusta fuese un delito. O así al menos lo entienden esos “babayos” que se dedicaron a patear al escuchar una explicación en asturiano. Si los responsables de la Ópera de Oviedo/Uviéu tuviesen cierta formalidad, habrán tomado nota de quiénes eran para impedirles el paso a cualquier otra representación. Seguro que habría cámaras y se habrán grabado a muchos de ellos. Pues eso, a la calle y amén. Como en cualquier espectáculo público serio. Porque lo que no pueden permitir esos responsables es que este tipo de gente mezcle churras con merinas y hayan buscado este lugar para autoproclamarse radicales absolutos de su propia dictadura lingüística. ¿Se pueden imaginar algo así, pero en el sentido contrario tratando de impedir el uso de la lengua castellana? ¡Menudo lío que se habría armado y menudos calificativos que les hubiesen puesto a los defensores de la Llingua Asturiana!
Debemos mostrar nuestra más racional repulsa a estos “pataleadores” y, quienes defienden la postura de que la lengua de Asturies ya se halla perfectamente defendida por la Ley de Uso y…, primero tendrían que estudiar el comportamiento y la respuesta de esos exaltados por discursos políticos necios y luego deberían salir a la palestra, condenar estas actitudes reprobándolas con total rotundidad y pedir disculpas por decir que quienes defendemos la cooficialidad del asturiano somos unos radicales cuasi independentistas, al tiempo que censuran de modo tajante a estos tarados que no saben estar en un lugar público como Dios manda, haciendo caso omiso de lo que significa el respeto a los demás y a lo que pensamos los que no son de su cuerda. Y si aún les queda cierto grado de vergüenza, hacer un pequeño examen de conciencia sobre su postura ante el Asturiano y darse cuenta de que, si todos queremos defender un derecho tan digno como nuestra lengua, uno de nuestros signos identitarios (y no por ello nacionalista, ni radical ni independentista) sin abandonarlo al albur del tiempo, la única forma de preservarla es cooficializándola, que no imponiéndola.


domingo, 14 de enero de 2018

PARA EL 2018


No sé ni cómo comenzar. Esto de empezar un nuevo año con los mismos síntomas y deseos que el anterior no es nada original. Desde hace un tiempo y la memoria me lo permite, cada día menos, los afanes y las promesas de cada uno de enero suelen ser los mismos. Y se cumplen, cuando se cumplen, o sea, casi nunca, aunque con alguna que otra satisfacción uno se deleite . No hay nadie que sea capaz de adivinar el futuro, por más magos y augures que presuman de ello. Las cosas vienen y van sin que podamos hacer casi nada o nada en absoluto para evitarlas. Tal vez nos imaginemos que somos cuasi dioses y haciendo esto o aquello podamos resolver problemas que se nos presentan ante los ojos y habrían de tener solución si participásemos en esto o en aquello, si pusiésemos de nuestra parte uno o lo otro. Pero no, no seamos engreídos.
Así que lo más apetecible es dejarse llevar y, cuando te encuentres envuelto en un lío, buscar la manera más positiva de salir de él. Pero no te quemes pensando qué podrías haberlo hecho mejor para que no llegase. Siempre llegan, siempre se te descubren cuando no lo esperas, cuando consideras que no hay nada capaz de hacerte cambiar, cuando crees que todo va todo sobre ruedas y tú circulas por tu derecha con total cautela y todos los sentidos puestos en el asfalto. Es mentira, ese asfalto a veces se rompe, se agrieta, te manda fuera, aunque sólo sean unos metros y te ves obligado a modificar esa línea recta que habías trazado al subirte a ese tren, a ese coche, a esa vida que imaginabas como la más derecha hacia tu meta.
No, nada es como uno piensa. Puedes suponerlo, hacer planes para ello, pero siempre puede hacer acto de presencia algo que te tuerce las expectativas. Por eso, no hay nada más importante que saberse capaz de modificar la dirección de tu vida cuando un obstáculo se te interponga, amoldarte a cada situación, no desesperarse ante una vicisitud que no has podido adivinar, porque nadie puede hacerlo.
Es decir, aprovecha el tiempo, disfruta y sonríe todo cuanto puedas mientras puedas porque es la manera de vivir la vida.
Y justamente esto es lo que pienso hacer durante el presente año y todos cuantos sigan. Mientras las fuerzas aguanten, el cuerpo lo soporte y me lo permitan quienes me rodean, claro, el tronco sobre el que afianzo mi confianza y mis ganas de seguir así, sin estridencias ni oropeles, casi en el anonimato, simplemente rodeado de aquellos que me quieren y entienden que soy como soy.
 
Sean felices y disfruten del nuevo 2018.