viernes, 22 de diciembre de 2017

¡HAIGA SALÚ!


Al traviés de los cristales de les ventanes siento a los neños de San Ildefonso cantar númberos y premios de la Lotería Nacional. Día 22 d’ Avientu: ¡qué casualidá que coincida esti añu col día dempués de les elleciones catalanes! Sicasí, lo que podría ser normal d’ oyir ente la xente al rodiu de los resultaos (que si ganó esta, que si l’ otru sacó tanto, que si se xunten, que si non,…), resulta qu’ a lo llargo d’ esta mañana queda too amatagao ente eses bolines qu’ unes manes inocentes saquen a tutiplén hora tres hora nesta mañana fría d’ iviernu. Porque güei, nuna bayura llugares españoles, too queda resumíu a un númberu y a un premiu. Allegría, rises y demás xolgoriu van dase la mano y remembranos a toos que n’ España non solo se fala de política, anque dientro d’ un par de díes tornen cola tabarra.

Güei ye un gran día pa los más, pa los que nagüen por otres coses na vida diaria: pa unos, porque de xuru que daqué arrincaron al azar; y pa munchísmos otros, porque na tele nun triunfen los alderiques valeros de toles selmanes pasaes. Por fin hai algo más que los llistos del momentu, los entendíos en too y en nada, los espertos, los mítines, les engarradielles verbales y los encabronamientos desaforaos. ¡Viva la Lotería de Nadal, magar nun toque un céntimu! ¡Ah, y qu’ haiga salú!

 

Toque o nun toque, recibíi la Navidá con una sorrisa y disfrutái de les fiestes. Por eso allampio.

 

martes, 5 de diciembre de 2017

QUIEN LOS ENTIENDA, QUE LOS COMPRE.


Seguramente que entre los magistrados, fiscales y demás gente de leyes habrán entendido lo suficiente sobre la anulación de la orden que recaía sobre Puigdemont y sus consellers huidos a Bélgica. Para eso estudiaron, pienso yo. También considero que los políticos estarán todos satisfechos de que en España, que dicen que es un estado de derecho, como se cansan de repetir a todas horas, se mantenga fielmente el principio-mantra de que la justicia es independiente y por lo tanto acatan y respetan las resoluciones judiciales, cuando a ellos no les afecta, claro.  

En cambio, ¿qué pensarán la mayoría de los ciudadanos españoles sobre tal decisión? ¿Y el resto de países que apoyaron las medidas tomadas hasta ayer, amparadas, según les habían contado desde los poderes del estado, en la Constitución y/o la Legislación Española? Pues lo mismo que yo, me imagino: que en estos momentos estamos en un país, o estado, o lo que sea, que ya no lo sé, donde gobiernan, legislan, llevan a la práctica las leyes, etc.,  pollos sin cabeza, que corren de aquí para allá sin saber muy bien a dónde van y, lo peor, a dónde nos llevan. Y es que si alguno queda aún sin descabezar, tal vez llevado por las carreras a tontas y a locas de los demás, anda persiguiéndolos y se halla perdido entre ellos a cuenta del extraordinario cruce de declaraciones y contradeclaraciones de unos y otros durante los últimos meses. Y han sido estas las que han contagiado a los ciudadanos de a pie hasta el punto de que hoy todos nos encontramos atónitos y desesperanzados de que esta clase política y judicial pueda ponerse de acuerdo en algo que nos saque del atolladero donde nos han metido.

Supongo que habrá que esperar algo más porque, quién sabe, es posible que las  decisiones a partir de hoy puedan ser más extravagantes, raras o singulares que las tomadas y oídas hasta hoy.

Con esta gente puede pasar de todo, hasta que nos convenzan, o lo intenten, de que llueve hacia arriba.

 

Disfruten del puente-viaducto que se avecina y no dejen de sonreír. Ah, el paraguas no lo sitúen en los pies, sino, como siempre, sobre la cabeza. Bueno, de momento, que más adelante ya se verá.