Seguramente que entre los magistrados,
fiscales y demás gente de leyes habrán entendido lo suficiente sobre la
anulación de la orden que recaía sobre Puigdemont y sus consellers huidos a
Bélgica. Para eso estudiaron, pienso yo. También considero que los políticos
estarán todos satisfechos de que en España, que dicen que es un estado de derecho,
como se cansan de repetir a todas horas, se mantenga fielmente el principio-mantra
de que la justicia es independiente y por lo tanto acatan y respetan las
resoluciones judiciales, cuando a ellos no les afecta, claro.
En cambio, ¿qué pensarán la mayoría de los
ciudadanos españoles sobre tal decisión? ¿Y el resto de países que apoyaron las
medidas tomadas hasta ayer, amparadas, según les habían contado desde los
poderes del estado, en la Constitución y/o la Legislación Española? Pues lo
mismo que yo, me imagino: que en estos momentos estamos en un país, o estado, o
lo que sea, que ya no lo sé, donde gobiernan, legislan, llevan a la práctica
las leyes, etc., pollos sin cabeza, que
corren de aquí para allá sin saber muy bien a dónde van y, lo peor, a dónde nos
llevan. Y es que si alguno queda aún sin descabezar, tal vez llevado por las
carreras a tontas y a locas de los demás, anda persiguiéndolos y se halla perdido
entre ellos a cuenta del extraordinario cruce de declaraciones y contradeclaraciones
de unos y otros durante los últimos meses. Y han sido estas las que han
contagiado a los ciudadanos de a pie hasta el punto de que hoy todos nos
encontramos atónitos y desesperanzados de que esta clase política y judicial pueda
ponerse de acuerdo en algo que nos saque del atolladero donde nos han metido.
Supongo que habrá que esperar algo más
porque, quién sabe, es posible que las
decisiones a partir de hoy puedan ser más extravagantes, raras o singulares
que las tomadas y oídas hasta hoy.
Con esta gente puede pasar de todo, hasta
que nos convenzan, o lo intenten, de que llueve hacia arriba.
Disfruten del puente-viaducto
que se avecina y no dejen de sonreír. Ah, el paraguas no lo sitúen en los pies,
sino, como siempre, sobre la cabeza. Bueno, de momento, que más adelante ya se
verá.
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