martes, 27 de junio de 2017

COMISIONES DE INVESTIGACIÓN


¿Qué nos ha de parecer el hecho de que nuestros políticos, muy listos ellos, hayan aprobado una Comisión de Investigación sobre los dineros ocultos del PP? Pues ayer ya nos hemos enterado de qué va todo. Aparece el primer testigo, nada menos que Bárcenas, el famoso tesorero del PP, el que se hizo fuerte merced al milagro de un sms, y no cuenta nada, se refugia en el silencio, aduciendo que está pendiente de juicios, y aburre a las piedras. Pero los políticos de la oposición sueltan y sueltan preguntas como si esperasen una respuesta del cielo. Le echan la culpa a Rajoy o a quien sea, qué más da. Tienen sus minutos de gloria en los medios y luego despachurran a Bárcenas dando por sentado que sus preguntas han sido contestadas  de forma positiva, aunque él no haya dicho ni mu. Algún que otro rifirrafe sin entrar en la materia que de verdad se está investigando, y se acabó. Y así seguirán durante algunas semanas, poniéndose serias sus señorías al relalizar los interrogatorios y más serios aún los testigos. Cada uno en su papel. Ignorantes todos, o no, del ridículo que hacen.

¡Vaya pérdida de tiempo! Es como si nos quisieran hacer creer que nombrar una Comisión de este tipo implica que todos cuantos sean llamados a declarar han de decir la verdad y toda la verdad. ¡Ilusos! Los españoles ya maduramos hace años, ya no tragamos con demagogias sin sentido. Pero si no la dicen ni en los juicios, como para contarla en el Congreso. Dejadme que me ría. Por lo visto hay ahora mismo otras tres o cuatro Comisiones en el Congreso y el Senado. ¿Para qué? ¿Alguien sabe de qué van las demás, qué asuntos se están estudiando o investigando, je, je?

Si se dedicaran a trabajar en bien de los ciudadanos de este país, en vez de buscar notoriedad en los medios, tal vez nos fuese mejor a todos. Si todos fuesen responsables de sus actos, en vez de difuminar sus errores con cortinas de humo, y se fuesen a casa cuando hubiesen demostrado su ineptitud, acaso entonces dispondrían de cierto crédito.

Nunca creí en estas Comisiones porque nunca llegan a conclusiones que aporten claridad sobre los asuntos que tratan. Se dedican a hablar y hablar, preguntar y preguntar, aseverar y aseverar, para que al final, a pesar de haber oído lo mismo, llegue cada partido político a un resultado que se parece al de los demás tanto como un lirio de los valles al tiburón de Spielberg.

 

Que ustedes sigan disfrutando del verano, ya saben, con la sonrisa a flor de piel.

 

lunes, 5 de junio de 2017

¡QUÉ ASCO, TITO!


Día de resaca. Muchos cuerpos lamentarán hoy, cuando intenten abrir los ojos y a continuación ponerse en pie, haberse dejado llevar ayer noche por la llamada de las cervezas, de los chupitos o de los combinados de naranja, limón, tónica o cola con ron, ginebra o lo que sea que más les placiera. Se celebró la 2ª Flor aquí en Grau y la noche, esa que convierte el pelaje de todos los gatos en pardo, hizo lo mismo con muchos jóvenes y no tan jóvenes, aunque agarrados con desesperación a unos años que ya no van a volver, para convertirlos en verdaderos cochinos incapaces de saber un ápice de educación cívica. Cuando me dirigí a eso de las siete de la mañana hacia la Travesía de La Panerina andando desde La Plaza por la calle Eduardo Sierra, me apeteció hacer una serie de fotos con las que ilustrar este artículo, escrito o palabras arrejuntadas con el fin de que mi retina no olvidase las imágenes que me entraron por los ojos. Cristales, botellas, vasos, papeles, bolsas, vomitadas y demás restos más propios de gorrinos que de personas, tirados por el suelo convirtiendo la calle en una verdadera pocilga. Mesas invadiendo la calzada atiborradas de cascos de cristal, de vasos de plástico y vidrio, que invitaban a rodear la manzana para no sentir vergüenza ajena. Líquidos pegajosos, malolientes, meados en algunas esquinas, aunque perfectamente a la vista, que hedían como letrinas asquerosas y nauseabundas. Al acercarme hacia la Plaza de La Panerina, más de lo mismo. Un recorrido que realicé con ganas de taparme las narices y con los ojos cerrados, si no fuese porque la realidad con la que cualquiera se topa después de una fiesta en esta zona es siempre la misma y parece que siempre se tiene en la boca la pregunta de ¿no te acuerdas cuando tú eras joven? Echo la mirada hacia atrás y no me lo parece. Los tiempos, chaval, que han cambiado- me susurra una vocecita que sólo oigo yo. Sí, ya lo veo y lo huelo, pero ¿para mejor? No sé, serán los años los que me hacen ser un tanto desagradable y antipático. Me voy haciendo viejo, supongo.- y continúo mi camino.
No es la primera vez, ni me imagino será la última, que me va a tocar contemplar tal desatino. Supongo que los tiempos han cambiado tanto desde mi juventud que ahora esto, que yo considero una falta absoluta de consideración para con el resto de ciudadanos, por no decir otra cosa, se ve con total normalidad por parte de la sociedad y sus representantes que permiten semejante guarrada.
Cuando más tarde, alrededor de las ocho menos cuarto, salí con mi nieta camino del cole, los barrenderos ya estaban manos a la obra. No obstante, a mi nieta, de menos de tres años, aún le dio tiempo a ver los estragos de una fiesta nocturna infame, aunque no hubiese sido como alguna otra de mayor desenfreno que me tocó ver en el mismo lugar.
-¡Qué asco, tito!- exclamó ella al pasar del revés, puesta de rodillas,  en el cochecito desde donde no se pierde ni el vuelo de una mosca.- ¿Qué hacen?- siguió ella,  preguntándome por los barrenderos afanados en poner un poco de orden en aquel vertedero urbano.
-Están limpiando, barriendo para echar toda la basura a los contendores.- respondí a sabiendas que debería de haber ampliado mis palabras y explicarle lo que había sucedido. Pero, a santo de qué me iba a explayar con la niña si no hubiese entendido ni papa.
-¿Por qué? -Hace unas semanas que comenzó con la preguntita de marras y, mientras miraba hacia atrás al pasar por delante de la entrada de Pepe el Bueno, no pudo reprimirse ante algo que hasta la fecha yo le había evitado dando un rodeo.- ¿Por qué, tito?
-Pues…, porque han estado de fiesta durante la noche- no sabía qué decirle. No era cuestión de ponerme a filosofar ni a intentar convencerla de lo que significa tener educación o no tenerla.
No obstante, quiero pensar que me equivoqué. Debería haberlo hecho. Para la próxima, juro que se lo explico, aunque se quede con la boca abierta tildándome, si ello es posible, de loco de atar.
-¡Qué asco, tito!- y miró hacia adelante a ver si ya estaban abiertas las puertas del Palacio Fontela.
 
Sigan divirtiéndose, no hagan mucho caso a alguien como yo, que coge berrinches, tal vez sin sentido, por cosas como estas, y sonrían, que es salud.    

domingo, 4 de junio de 2017

NO ES LO MISMO


Esa especie de reloj biológico que albergamos en nuestra mente me despertó hoy a las cuatro de la mañana. Seguramente que ayer, a la hora de apagar la luz para dormir, pensé que no estaría mal levantarme temprano para acercarme hasta el río a pasar dos o tres horas intentando que alguna trucha se dignase picar y alegrarme la mañana. Pero, claro, una cosa piensa el borracho y otra el tabernero. Primero, porque una cosa es levantarse temprano y otra son las cuatro de la mañana; y segundo, porque no es lo mismo tener mono de pesca que disponer de un cuerpo que lo permita. Total, que cuando me desperté y vi la hora, le mandé a ese reloj interno que no volviese a acordarse de ello hasta las nueve, por lo menos. Y me hizo caso, o casi. Hasta las ocho y media dormí como un angelito. Me tiré fuera de la cama y no pude dejar de pensar cuántas truchas hubiese ya pescado si me hubiese acercado hasta el río. Aún ahora, a media mañana, ese prurito me está revolviendo las tripas; incluso las manos se me van a hacer el movimiento de levantar la caña para sacar la trucha; y hasta los ojos se me escapan hacia el ordenador y los dedos buscan afanosamente el teclado, aunque en vano, para escribir pesca de río en google, pulsar en imágenes y gozar viendo algunas fotos de piezas recién sacadas o a punto de ello. ¡Qué cosas tiene este cerebro mío! Por más que el cansancio me dejó en la cama, porque el cuerpo decía que no, mi mente debió de estar soñando y pescando toda la noche entre las cuatro y las ocho y media. El caso es que, en este momento en que escribo estas cuatro palabras tontas en este folio, mi cabeza no deja de ver truchas balanceándose en el extremo del sedal, luchando por soltarse del anzuelo y volver a su espacio natural. Pero me aguanto y no busco las imágenes de pesca de río en google. Por hoy las perdono a todas. Me voy antes de que me entre tal comezón que no sea capaz de soportar esta incertidumbre: ¿cuántas llevaría pescado en este momento? Dejo de escribir, lo cuelgo en el blog y me levanto para irme. ¡Ay, mi espalda! No te digo, que no, que no es cuestión todo de querer, que a veces mandan otras cosas. ¡Ay, a ver si me estiro de una vez, esta hernia acaba conmigo! ¿Veis? No es lo mismo.
Y justo en este instante no puedo olvidarme de recomendarles que no pierdan la sonrisa, como la mía, ¡ay!, justo ahora.

jueves, 1 de junio de 2017

MOIX SE VA, PERO SE QUEDA


Al ex fiscal general anticorrupción, el sr. Moix, lo han cogido con los pantalones bajados en varias ocasiones y no le ha quedado otro remedio que presentar su dimisión.
Si después de lo que llevamos oído de este señor a lo largo de las últimas semanas, no lo han cesado, ¿qué habrá que hacer para que ello suceda?. No se olviden que ha ocultado datos, ha mentido, ha interferido en actuaciones policiales encaminadas a esclarecer actos delictivos, se permite cuentas en paraísos fiscales, etc.
Nos estamos acostumbrando a que a personajes de la vida política, con cargos más o menos relevantes, se les deje ir de rositas dimitiendo. Falta aún en esta seudodemocracia en la que vivimos que se coja a los toros por los cuernos y la palabra cese comienza a estar más presente en nuestra vida. No se puede consentir que gente que se ha confabulado, supuestamente, claro, que ahora, haya más o menos pruebas, todo es así, supuesto, supuesto y supuesto, con determinados delincuentes o que los ha defendido no sé si de palabra o evitando que se les investigue o intentando que se lleve a cabo una investigación eficaz y poniendo trabas y obstáculos a esta labor, puedan volver a sus puestos así como así.
El sr. Moix no se va a su casita, no. El sr. Moix vuelve al Tribunal Supremo. Ya me dirán cómo habrá que mirar los casos que le toque llevar. Porque fiarse de él, lo que se dice confiar en que un fiscal así cumpla con sus obligaciones independientemente del tema que le corresponda, va haber pocos que lo hagan.

No obstante, no pasa nada, aún quedan el sr. Maza como fiscal general del estado, un lince a la hora de fichar al sr. Moix, a sabiendas de todo lo que acarreaba tras de él, y el sr. Catalá, ministro de justicia, un hacha a la hora de lograr la firma para su equipo del sr. Maza, que a su vez nombró al sr. Moix. Vamos, que la cadena sigue ahí, solo que un eslabón ahora jugará en otro puesto.
Un equipo potente si nos fijamos en sus componentes, pero no me parece que vaya a ganar ninguna liga anticorrupción.

¡Hala, a pasarlo bien, que comenzó junio, el verano a las puertas y las vacaciones enseguida! Una sonrisa y hasta el siguiente.