domingo, 19 de diciembre de 2021

SOMBRAS


Entre la bruma silente y húmeda, sombras monstruosas

asemejan horripilantes, terroríficas pesadillas

vívidas y vividas entre amargos estertores

de muerte anunciada y agonías quejumbrosas.

Flotando en el frío viento matinal, presurosas,

se acercan como demonios fantasmagóricos furiosos,

almas dolientes en pena, errantes y milenarias,

de calma, paz, descanso y tierra ansiosas.

Rozan, apenas un ligero soplo, mis vestiduras andrajosas,

mi ser hecho de agua tibia y sangre roja ya vetustas,

de carnes colgantes y huesos frágiles azotados por el tiempo,

ropajes irreconocibles llenos de debilidades misteriosas.

Se alejan las siluetas mientras, de reojo, envidiosas,

lanzan una mirada larga, triste, melancólica y vacía

a esta su burda imagen, necia remedadora de su pasado arcaico,

que cierra los ojos mientras esconde sus manos temblorosas.

Cuando levanto la cabeza,  el aroma salino perfumado de las olas

templa mi cuerpo frío y despierta mi mente impía,

mientras el sol refulge espantando a mis espaldas la calima,

que se escabulle de mis delirios llevando con ella a las sombras. 

jueves, 16 de diciembre de 2021

OTRA OLA: HACE UN MES ESCRIBÍA...

            Hace un mes justo escribía un artículo en este blog sobre el ascenso de casos que estábamos sufriendo de covid y que su número   subiría poco a poco sin que se atisbara en el horizonte un remedio o una medida capaz de contrarrestar esa sexta ola que se avecinaba.

A día de hoy, con una media nacional de más de cuatrocientos casos por diez mil habitantes, la dichosa ola, que no se detuvo a pesar de las buenas palabras de los políticos gobernantes como es lógico, está entre nosotros y se vuelve imparable. Otra Navidad a la porra, cuenten lo que cuenten los “listillos” de turno. Si bien hasta este momento el número de muertos es menor que antes, no por ello los Servicios Sanitarios de nuestro país están en la gloria. Vuelven a llenarse las salas de nuestros hospitales con enfermos de la covid y, prefiero equivocarme, volverán a saturar la Sanidad los miles y miles de casos que se irán incrementando los próximos días, lo que sobrellevará la cancelación de una infinidad de operaciones quirúrgicas más o menos graves. Y volverán las muertes por decenas, y luego por centenas y seguiremos, no lo duden, por más historias que se inventen para descalificar a los críticos con las medidas que se están tomando a día de hoy, más bien a la ausencia de ellas.

Y es que algunas chocan con los derechos de la persona. Quizá. Pero es que España todo dios tiene derechos, pero nadie tiene obligaciones.

Y aquí siempre por detrás. En esta España puñetera, los intentos para solucionar la salud de sus ciudadanos, evitando que el número de contagiados siga in crescendo y a todo trapo, son responsabilidad de inútiles o miedosos incapaces de coger al toro por los cuernos.

Recuerdo cómo sacaba pecho nuestro presidente asturiano, durante los primeros compases y los segundos y los terceros y… de la pandemia vociferando que para él lo primero era la salud de los asturianos. Hoy no dice ni pío, aparte de que debemos ser los ciudadanos los que nos cuidemos. Entre Congreso de la FSA, argayos, inundaciones, huelgas de los trabajadores del campo, de la sanidad y demás protestas por todos los sitios, se encierra en el mutismo y todo lo resuelve él y sus consejeros, con buenas palabras que no convencen a nadie. Bueno, sí, a algunos fieles encumbrados de su partido que tienen pánico a moverse o sacar la patita, no vaya a ser que para las próximas elecciones acaben defenestrados y no puedan cobrar sus sueldos, o bien a aquellos que, con las orejeras puestas, siguen creyendo y defendiendo a capa y espada lo que ven delante de ellos y embisten como toros ciegos contra todo y todos los que no piensan como ellos.

Ya ven, todo se soluciona con mascarilla, dosis de vacunas, distancia social, una PCR o un test de antígenos. Mientras, todos los días vemos escenas en las que una importante cantidad de personas se saltan a la torera todas las normas y no sucede absolutamente nada.

 ¿Otras medidas? No, que se nos echa a la calle más gente todavía y ya está suficientemente llena.

Es decir, la lucha contra la pandemia es cosa de cada uno. O sea, que bien parece que sobran todos esos cargos que cobran y no hacen nada. Ya saben, que cada ciudadano se busque la vida.

 

lunes, 6 de diciembre de 2021

AGONÍA EN EL BOSQUE

Canta la rana en la charca

y berrea el ciervo en el monte,

el lobo aúlla en el risco

y un chillido de águila en el horizonte

preceden al terrible y último grito,

lastimero y sordo, de un zorro solitario

que, en lo más profundo del bosque,

sobre una peña húmeda y musgosa,

agoniza por el fatal quebranto nocturno

mientras maldice a la luna llena,

iluminadora aciaga y traicionera

exhibidora del cantizal de matorrales

donde jugaban a aquellas horas.

El tardío ululato de un búho

y el gruñido retumbante de un oso,

el crujido rasante de una luciérnaga

y el canto desaforado de un grillo loco

explican a los que quieren escuchar

cómo los dos zorruelos y la zorra,

abrazados bajo el amarillento piornal,

cayeron abatidos por los estampidos

de aquella horrible asesina atronadora,

y cómo ahora él, aún aturdido y sufriente,

se deja morir sobre la roca predilecta

de aquellos que lo acompañaron siempre,

de sus adorados hijos y de su amante eterna.