lunes, 31 de diciembre de 2012

ALEGRÍA


Me había propuesto a comienzos del mes, cuando retorné al blog, escribir un artículo diario al menos, y lo he ido consiguiendo. Vamos, que me comporté como debía hacerlo para no traicionar uno de esas promesas que se hacen íntimamente. Sería imperdonable no cumplirlas, cuando nadie te obliga a plantearlas. Mirarme al espejo hoy, si así fuese, hubiese sido un acto de masoquismo puro y duro. ¿Con qué cara eres capaz de decirte que no tienes palabra? ¿Cómo podrías disculparte ante ti mismo sin engañarte? 
Pero cumplí. Y algunos seguro que dirán que algún día más me hubiera valido haberme olvidado de ello porque la calidad de los artículos, si no todos, eran nefastos. No obstante, perdonadme, mi cuerpo esta mañana queda descansado y la imagen de mí mismo reforzada sabiendo que fui capaz de hacerlo. No todo es cuestión de alcanzar la perfección, sino de poder sentirte bien contigo mismo. No aspiro a mucho, pero sí a disfrutar de mis cosas. Ya caerán en el olvido en el momento justo.
A fin de cuentas todo es eso, presente y olvido.
En conciencia os diré que durante este mes, levantándome casi todos los días a las cinco o antes de la mañana- dichoso insomnio- para acercarme sigiloso hasta el ordenador, encenderlo y comenzar la jornada con una reflexión sobre cualquier cosa, ya que cada día el tema surgía de cualquier idea peregrina que pasara a estas horas por mi cabeza, fue un verdadero ejercicio de tozudez para poder cumplir con aquella promesa del día uno de diciembre; quien sabe si para comprobar que sigo siendo un cabezón de armas tomar. Así que hoy, para despedir el año, me siento bien conmigo mismo, y eso es lo más importante a lo que cualquier ser humano ha de aspirar: tener la conciencia tranquila y obrar en consecuencia.

A ello he de añadir que no podía haber comenzado mejor la jornada cuando lo primero con lo que me enfrenté a las cinco y diez de la mañana, más o menos, ya sabéis que mis relojes marcan cada uno su hora y considero que deben ser independientes y actuar con total libertad sin que yo me meta en sus asuntos, fue con un correo electrónico de mi “hermano mayor”. Contenía un adjunto donde pude escuchar el Himno de la Alegría interpretado en una plaza pública de Sabadell entre gente de todas las edades asombradas, estupefactas, pero risueñas y encantadas de formar parte y disfrutar de esos cinco minutos mágicos. Ya lo oí tres veces y aún le queda alguna audición más esta madrugada, además de tenerlo guardado en el vientre de esta máquina infernal que me mira desde ahí enfrente desafiante, fría e imperturbable. Y pienso mantenerlo dentro de ella para disfrutarlo a mi gusto, sobre todo en cuanto aparezca uno de esos momentos en que una pequeña sombra de tristeza se dibuje en mi interior. Desde siempre, fue una de las piezas musicales que me hicieron olvidarme de la podredumbre que rodea nuestras vidas para centrarme en vivir las cosas con la mayor de las alegrías posible, ver la parte positiva y optimista de la existencia. No soy nadie en música clásica, nada entiendo, pero es una de esas composiciones que, a poco que te descuides, te hace asomar a los ojos una lágrima de felicidad, y en mi caso los descuidos forman parte de mi vida. Incluso en este momento.
Así que este día de Nochevieja, como decía antes, no pudo comenzar mejor. Pequeñas cosas que son precisamente la sal de la vida.

Pienso dejar atrás el año despidiendo con viento fresco todas las patochadas económicas y laborales con que nos enterraron semana a semana nuestros gobernantes. ¡Tiempo habrá para sufrir otras!
Y pienso empezar este dos mil trece, que se acerca cauteloso y furtivamente por la puerta trasera tal vez avisado de lo que le espera, con la misma cara que puse esta madrugada oyendo el último movimiento de la Sinfonía Coral de Beethoven, ese himno a la libertad capaz de unir millones de gargantas en una sola voz: cara  de felicidad, de alegría y de esperanza en un futuro mejor.

A todos ustedes, para el 2013, mis más entrañables deseos de una vida plena en paz y libertad.

 
Disfruten del último día del año, vívanlo cantando, soñando con un dos mil trece lleno de amor, el único lazo que puede con todo.
En cuanto a seguir escribiemdo días tras día, aún no me he hecho ninguna promesa para de hoy en adelante. ¿Quién sabe? Yo me conozco y a veces....

domingo, 30 de diciembre de 2012

UNA ENTREVISTA IMAGINATIVAMENTE ESCLARECEDORA


Las entrevistas dan para mucho, sobre todo cuando un periodista bien informado es capaz de hacer las preguntas idóneas a cualquier entrevistado para que no pueda marcharse por las ramas. Pero, a veces, las hay imposibles. A veces el periodista debe irse a casa o a su trabajo con tal cosecha de decepción en su interior que le faltaría poco para enviarlo todo a hacer puñetas. Yo me imagino una entrevista de este tipo entre un periodista y un político con mucho poder y acabaría dándome con un canto en los dientes. Claro que mi imaginación no da para mucho.
Ejemplo:

-Después de un año, ¿considera que las medidas adoptadas en general han sido beneficiosas para el país?
-Naturalmente, se ha hecho todo cuanto había que hacer en este año difícil. El gobierno socialista dejó una herencia envenenada y nosotros hemos tenido que coger el toro por los cuernos.

sábado, 29 de diciembre de 2012

LUNA LLENA

La persiana medio levantada permitía que algunos rayos de claridad emitidos desde la luna llena se colasen a través de los cristales de la ventana.
Eran las 05:41 según el reloj que colgaba encima de la mesa donde tenía el ordenador y las 05:43 en la pantalla del PC. No me preocupaba por unos minutos más menos adelantados o atrasados. Mi reloj de muñeca marcaba las seis menos cuarto y de él tampoco me fiaba.
Es este un tema que me deja en cierto modo indiferente, el de la hora exacta, y que, en cambio, a alguno de mis amigos los vuelve locos. En cuanto le dices que va un minuto adelante o atrás, echa  mano a la tuerca, empieza  a rabilar con ella y enseguida lo pone en hora. Pero yo miro el reloj y lo único que me preocupa  es que no vaya atrasado porque, entonces, sí que lo corrijo poniéndolo 5 minutos adelantado. Es una manía como otra cualquiera para no llegar tarde. Así anda la hora por mis dominios: hecha unos zorros, la pobre.
Pero dejemos este asunto que no va a ningún lado.
Ahora que sé que aún tengo tiempo para escribir un artículo en el blog,  me tranquilizo un poco, sobre todo después de haber estado perdiendo el tiempo hasta ahora viendo algún que otro video en YouTube, de esos cuyo enlace me envía Escudero por e-mail de vez en cuando y sin desperdicio ninguno.
Pues bien, hay días en que escribir no es tan fácil y tengo la impresión de que hoy va a ser uno de ellos. Le doy vueltas a la cabeza y lo único que veo es la luna que ayer disfruté cuando regresaba de La Podada por el Paseo del Río Martín.
Hacía tiempo que no me fijaba en ella de modo tan definido, que no la miraba directamente a los ojos.. Siempre que la había visto me alegraba, pero me decantaba más por las estrellas que se hallaban cercándola y que, sabía, aparecerían y desaparecerían en momentos contados de la noche siendo sustituidas por otras en los distintos arcos del firmamento terrestre. Pensaba siempre en la vida efímera del ser humano, mientras ellas veían pasar nuestra historia, la de los hombres en la Tierra, milenio tras milenio, testigos quién sabe si silenciosos de nuestros pocos errores y nuestros muchos yerros.
Pero ayer no. Ayer vi la cara de la luna: sus ojos, su nariz y su boca, coronadas por su calvicie absoluta. La vi brillar y reírse de unas finas cortinas lechosas que intentaban ocultarla, pero que se volvían totalmente trasparentes al talante aún risueño de aquellas horas. Tal vez más adelante, en el transcurso de las horas, les llegasen refuerzos y fuesen capaces de vencer en aquella batalla, pero de momento…
Le deseé silenciosamente buenas noches.
Luego mis ojos se desviaron, incontrolables, hacia el montón de estrellas que la custodiaban. Nunca fui capaz de reconocer ninguna. Alguna noche de verano me imaginé que estaba viendo la Estrella Polar, pero no puedo dar fe que fuese ella en realidad. Lo único que distingo en el cielo es el Lucero del Anochecer que se transforma por la mañana en el del Alba. Sé que no es una estrella, que es el planeta Venus, pero no quiero racionalizarlo así. Prefiero pensar en él como en una estrella para poder creer que al menos sé el nombre de una y distinguirla en el firmamento. Ilusiones que tiene uno. De vez en cuando se vive de ellas y no solo de la realidad, que lo mismo te da alegrías que sinsabores. Y es que aquellas siempre te dejan el alma calma y el corazón esperanzado.
Seguí hacia casa y perdí la luna al meterme entre las calles bordeadas de edificios altos que impedían el paso de su luz. Una diosa que se escondía durante unas horas, pues sabía que en ningún lugar de mi recorrido iba a volver a divisarla.
Por mi mente desfiló solo un deseo: el anhelo de disfrutar por la mañana, a pesar del frío helador que desprende, de los prados blancos, níveos, que  me demostrarán que la Diosa Luna le habrá ganado la batalla a la cohorte de velos más o menos tupidos, más o menos grises o albos, que habrían intentado destruir su fulgor.
Bueno, amigos, que tengo que salir a ver si la Luna lo logró. Pasen un gran día.

viernes, 28 de diciembre de 2012

PURA Y EL SOL DE INVIERNO TEMPRANERO


Había amanecido un día de sol espectacular. Eran solamente las nueve y cuarto de la mañana y el sol lucía esplendoroso sobre el Monte Los Pinos, dejando ver un cielo limpio de nubes, totalmente inmaculado, con ese color azul celeste con el que sueña cualquier veraneante cuando se levanta al amanecer para ir a la playa.
Pero no era este el caso: estábamos en diciembre.
Y, a pesar de ello, los rayos calóricos eran ya suficientemente fuertes como para poder salir a la calle con un simple jersey, fino y más apropiado para el frescor de las tardes primaverales que para las fechas actuales.

Me acerqué, una costumbre diaria reconfortante, hasta el quiosco-tienda en el que compraba la prensa. Había otras dos personas, un chico como de veinticinco años y una mujer mayor, de unos ochenta. El chico le estaba comentando a Pablo, el quiosquero, algo sobre el día tan maravilloso que nos esperaba, a lo que el vendedor asentía concentrado en buscarle la revista que había pedido entre un montón apilado sobre una mesa.
-¡Malo!- dijo la mujer.
-¿Qué?- se extrañó el chico al oír aquella exclamación tras de él.
-Que malo.- porfió la señora.

jueves, 27 de diciembre de 2012

COMITÉ DE SABIOS


Hay un comité de sabios en el Principáu d’ Asturies (en asturiano, por fastidiar un poco a nuestros políticuchos), una suerte de paladines, que van a proteger a nuestro Presidente y su gobierno de los avatares que puedan surgir, todos derivados de la situación económica actual, funesta para los intereses de todos los asturianos.
Al Sr. Fernández esto de los asesores es algo que le priva. No en vano, todos los partidos ya se habían dotado mediante las artes parlamentarias de un número considerable de ellos, incluso más que diputados, y ahora el Presidente, no contento con esa situación, se saca de la manga este comité. Eran pocos y parió la abuela.

Lee uno los nombres de estas personas y podría deducir que a partir de ahí las soluciones van a venir solas a través de las mentes preclaras de estos señores y señoras. Piensa uno que el Espíritu Santo en forma de neurona se va a instalar en esas mentes apostólicas con el fin de regalar al Sr. Fernández la panacea universal, las soluciones a todos los problemas que azotan nuestra Comunidad.

Además, el Presidente quiso dejar bien claro desde un principio, que ese comité no cobra. Vamos, que no va a haber nóminas a su nombre. Supongo que tampoco dietas, desplazamientos o cualquier otra prebenda colateral. ¿¿¿???
También he leído que se reunirán, parece ser, unas tres veces al año; me imagino que, una vez terminadas esas juntas plagadas de revelaciones espirituales, las decisiones vendrán sobre ruedas, en tráileres enormes que recorrerán Asturias de Norte a Sur y de Este a Oeste descargándolas de acuerdo con las necesidades de cada municipio.
¡Ya veréis que vuelco va a dar esta tierra en cuestión de dos o tres años, ya veréis! No la va a reconocer ni la madre que la parió.

Al final del proceso, a las ilustres personalidades que hicieron posible de forma milagrosa la recuperación económica, laboral, cultural, etc. les concederán la medalla de oro de Asturias. Y a D. Javier las urnas le darán otros cuatro años de gobierno para crear otro comité de sabios distinto en función de las necesidades.
Otro comité que tampoco cobrará. Ni nóminas, ni dietas, ni desplazamientos, ni nada de nada. Todo en bien del ciudadano.

Y mientras tanto, los Consejeros y sus asesores se frotarán las manos de satisfacción porque nunca se podrían haber imaginado, ni siquiera en sus sueños más felices, que seguirían sentados en sus poltronas cobrando, estos sí, sin rascar bola.
A fin de cuentas, ¿para qué se van a molestar si, total, un  mes antes o después, el comité dirá lo que hay que hacer?
Ellos firman los papeles y ¡voilà!

¡Ay, qué vida más perra llevan estos políticos!

Que pasen ustedes un gran día. Un saludo.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

¡ES QUE LA MATO!


 ¡Por Dios, Sra. Ministra, estése quieta!
¿Así que ya escribió la carta a Papá Noel y a los Reyes y les pidió un sistema de sanidad magnífico para España? ¡Oh, a quién se le iba ocurrir pedirles semejante cosa! ¡Cómo se nota que es usted una persona desprendida y generosa! No pide nada para los suyos, no, lo pide para todos los demás mortales congéneres suyos en este estado porque seguro que a ellos no se les ocurre tal cosa. Son, los pobres, ignorantes: se conforman con una colonia, una camisa, unos calcetines, un pañuelo o con el recuerdo de regalos de años pasados.
Y además nos adelanta en sus declaraciones en Zaragoza que el gobierno está estudiando el Sistema Sanitario Español para “preservarlo en su totalidad”. Es decir, que a usted le están susurrando cositas, a saber quien se las meterá en su linda cabecita,¿o se le ocurren a usted sola?, como las de hacer más reformas, “las que hagan falta para que España salga adelante y nuestro sistema de sanidad sea público, de calidad y gratuito, además de universal y para todos los ciudadanos”.

Por favor, Sra. Mato, no se moleste. Déjelo, no trabaje más. Dedíquese a perfeccionar la oratoria, disfrute de un  largo descanso, que usted se lo ha merecido después de este 2012 tan extraordinario que nos ha ofrecido su Ministerio con unas medidas maravillosas, que nos han llenado a todos de orgullo viendo que alguien tan inteligente como usted y su equipo se preocupa tanto por nuestra salud, a la par que por nuestra maltrecha economía. Los pensionistas le van a estar agradecidos toda la vida y el resto de trabajadores lo mismo; ya no le digo nada de los médicos, enfermeras, y todos los trabajadores del sistema sanitario público español, los de los Servicios Sociales,…todos, todos, todos, los cuales, apostaría yo, la deben de tener presente en sus oraciones, acompañada de algunas presidentes autonómicos que han aprendido mucho de  habilidades como Ministra. Aseguraría que en sus casas encienden todos los días una vela para que alguien que la vea cuide de ustedes.
Sra. Mato, no se preocupe por nosotros, No se le ocurra hacer lo que tiene que hacer, como su jefe, abandone y permita que sean otros quienes se cuelguen ahora las medallas, no sea avariciosa.
Esté segura que, aunque se vaya, va a ser recordada de por vida. Ya no necesita más para pasar a la Historia.
¡Hágame caso!

 Y es que… ¡es que la mato!

 

 

 

 

 

 

PATRICIA EN EL CONGRESO


Patricia Hernández, una joven diputada del PSOE, le echó un rapapolvo  en el Congreso a la Ministra de ¿Empleo y Seguridad Social?, Fátima Báñez, la cual lo encajó como un buen boxeador, sin dar síntoma ninguno de dolor o sufrimiento ante aquellos golpes lanzados directamente a distintas partes de su cuerpo ministerial: le echó en cara su ausencia a las cumbres de empleo de la UE para tomarse una copita, el plan de empleo juvenil que condenó al exilio a nuestros jóvenes, las tasas universitarias y las becas, el que anuncie como novedoso otro nuevo plan de empleo juvenil semejante al anterior, el que busque las soluciones en los milagros del Rocío, etc.
Le faltaron algunas otras cosas, como la normalidad, la tranquilidad  y responsabilidad con que acogen nuestros pensionistas el extraordinario aumento de sus nóminas o la pérdida de poder adquisitivo, los brotes verdes que ve cada dos por tres y más verdes aún el día que nos dicen que el paro ha seguido creciendo, etc.
Y esta chica, Patricia, remata su intervención el pasado día 19 instándole a la Ministra a que pacte con ellos, con el PSOE, un plan de empleo juvenil porque los “socialistos” tienen la solución o, si no, que la Ministra dimita.
Pues bueno, hasta aquí una intervención cargada de buenas intenciones para con sus electores y de mala uva con que arrinconar a una ministra que, la pobre, ya está más quemada que la mayoría de los bosques españoles. Fue hacer leña del árbol caído o a punto de caer. No le dijo nada nuevo hasta el final, lo de que pacte un nuevo plan con su partido. Y esto último me sonó a broma, porque hasta hace un año el gobierno estaba en manos de sus correligionarios y las soluciones aportadas fueron… ¿cuáles? Porque para pactar algo hay que partir de algo y al PSOE no lo oí ni leí nada referente a ello.

Patricia Hernández llevaba, por lo visto, dos legislaturas en el Senado aunque pasó para la gente de la calle casi desapercibida, y no me extraña que así sucediera, a pesar de su juventud, ya que son mucho más interesantes en esa cámara los grandes saurios que las nuevas especies que vienen por detrás. Esta legislatura se convirtió en diputada y ahora en el Congreso se destapa con un par de intervenciones que buscan el trending tópic en la red, más que un aporte de soluciones. No obstante la juventud tiene estas cosas, quiere que se les note, que se vea que son sangre nueva. Pero, ¡ay!

Cuando usted a Gallardón le espeta la famosa frase  “Ni una mujer es menos mujer por no ser madre, ni un hombre más inteligente por ser ministro”, se olvida de decirnos que no es suya, sino de Carme Chacón, aunque hubiese solicitado permiso para usarla. Y, claro, la juventud y el ansia de protagonismo priman en momentos de éxtasis, usted no la cita en su intervención, sino que se hincha orgullosa cuando los aplausos rugen a su alrededor, aunque no le quede posteriormente otro remedio que admitirlo, pero a toro pasado todo es valentía. O cuando en el mismo control parlamentario el ministro, que es más listo que el hambre y con más tablas que un burgo medieval, le responde con otra pregunta a la que usted contesta que quien hace las preguntas no es él, sino usted. Y peca, mi querida Patricia, entonces, de inexperta, porque la ha llevado a donde quería, es decir, a que usted no tiene respuestas. Le da la vuelta a la intervención demostrando que, a pesar de sus buenas intenciones, no tiene las cosas muy claras.

Y en la última  intervención, a la Ministra de ¿Empleo y Seguridad Social? usted le propone un pacto. Ya puede esperar la Sra. Ministra, porque desde el PSOE, hoy en la oposición, lo único que estamos viendo muchos españoles es que no le  interesa tampoco contribuir a la solución de los problemas, sino que el gobierno se queme, como Fátima y compañía, y que caiga cuando esté achicharrado, en las próximas elecciones. Lo mismo que hizo el PP hace un par de años. Aunque la vida da muchas vueltas.
Porque tienen ustedes dos banderas izadas en este momento en España; Andalucía y Asturias, gobernadas ambas desde hace años y años por ustedes. ¿Se ha parado, Patricia, a ver las cifras de esas comunidades relativas a empleo, tejido industrial, agricultura, ganadería, sector pesquero, educación, sanidad, justicia, cultura, escándalos y casos de corrupción, despilfarro económico, etc.? Hágalo, pero sin comparar con otras del PP que se hallan en peor situación, sin ir al famoso “y tú más”. Sea objetiva.
Patricia, quítese las vigas que tiene en sus ojos antes de expulsar, no la paja, sino las vigas que también hay en los ajenos. Analice introspectivamente el estado de su partido y, cuando tengan las cosas claras y los dirigentes adecuados, láncense en busca de la felicidad de los jóvenes, de la búsqueda del empleo debidamente remunerado, hacia la consecución de una sanidad y educación públicas como es debido, a legislar con el fin de conseguir una justicia justa, etc.. Porque es absolutamente necesario la existencia en nuestro país de partidos políticos serios. Y ahora no los hay.
Porque, aunque las desastrosas decisiones del gobierno del PP del último año, a la orden de la UE, han sido las que han sido, y la ineficacia, por no decir la incompetencia, del gabinete ministerial que sufrimos todos  es más que manifiesta, el comienzo de la debacle económica comenzó con el último gobierno del PSOE que cerró los ojos a desmanes de todo tipo e incluso participó en ellos, aunque solo fuese por pasividad.

Bueno, Patricia, deseo que usted espabile, abra los ojos y los oídos, y se convierta en una gran política, serena, lúcida, reflexiva y responsable, además de ocurrente, mordaz y sarcástica si a ello vamos; que no se quede en una simple diputada, de esas que solo se la ve cuando suelta alguna frase célebre o para pulsar el botón de las votaciones siguiendo las órdenes de arriba.
¡Ánimo y que todos la veamos!

¡Hala, y ustedes que tengan un buen día, que ya quedan menos fiestas!

 

 

 

 

martes, 25 de diciembre de 2012

¡QUE VENGAN LOS REYES!


Abría sus ojos castaños y los clavaba con auténtico asombro en las figuras que desfilaban por aquellas calles donde no hacía mucho, a media tarde después de merendar, había estado jugando a la pelota con su primo.
Luego la noche había caído con rapidez, con esa premura que el invierno imprime a todas sus cosas, lo mismo para llover o nevar, que para helar y acuchillarte con un frío que te cala hasta los huesos, o para recordarnos que la noche es en esta estación la reina de las veinticuatro horas de la jornada, aparcando la claridad a unas pocas horas. Y el niño había sido llevado a casa de la mano siempre cariñosa de su abuela para bañarlo, cambiarlo y volver a salir un par de horas más tarde con cara de no haber roto nunca un plato. Aunque tal vez fuese posible que así fuese.
Ahora, contra el poder del invierno y la nocturnidad, el hombre había encendido la iluminación artificial, miles y miles de bombillas pequeñitas de todos los colores que ahuyentaban el poder de las sombras.
Y entonces, la plaza y las calles adyacentes, iluminadas, se atiborraron de gente, padres o abuelos que upaban a sus hijos o nietos más bajitos para que no se perdieran ni un ápice de aquel cortejo fastuoso que una vez al año recorría la villa.

Los más pequeños reaccionaban de distintas maneras: unos no eran capaces de centrar la vista en nada en particular ya que la visión de aquella comitiva era demasiado amplia como para que por sus añitos pudieran conseguirlo, a pesar de las voces desaforadas del adulto de turno que intentaba lograr lo imposible, que viese lo mismo que él; otros con cara de susto e incluso de miedo ante aquellos seres desconocidos, por más que los mayores los intentaran tranquilizar y contarles quiénes eran; otros lloraban, berreaban, cogían tal berrinche que no les quedaba más remedio a sus familiares que abandonar aquel lugar privilegiado que tanto les había costado conseguir y perderse por cualquier otra calle invisible al desfile, aunque reacios a alejarse mucho porque, a fin de cuentas, ellos también anhelaban ser partícipes de la fiesta; otros simplemente respondían con sus manitas a los saludos que les enviaba aquel hombretón de la barba blanca o el de la barba castaña o el de piel oscura; algunos se soltaban de sus padres o de sus abuelos y se ponían a jugar con sus amigos pasando olímpicamente de aquella algarabía; y los más atrevidos se escapaban hacia el centro del cortejo para unirse a él.

lunes, 24 de diciembre de 2012

NOCHEBUENA


Hoy es un día de esos que no sabes por dónde empezar.

Te levantes con el pie derecho o el izquierdo, desde que abres los ojos, estás dándole vueltas a las cosas que tienes pendientes y que no puedes obviar porque la cena de la noche ha de salir perfecta. Preocupaciones irracionales que te invaden sin orden ni concierto y te asfixian inevitablemente: que si repasas las botellas de vino o de refrescos o de cava o de sidra achampanada que tienes en casa, no vaya a ser que no sean bastantes; que si falta comprar algo más de embutidos, queso, más anchoas y aceitunas, una caja de langostinos para completar los entremeses, que es que se apuntaron a última hora fulano y su mujer con su hija y a lo mejor no hay suficiente; que si hay que mandar a mengano que traiga tres sillas más, que si no la gente va a tener que comer en el suelo; cómo estamos de turrones, peladillas, polvorones y no sé yo cuánto más para los postres; que si ya están listos y aderezados los pescados y las carnes para cocinarlos; a qué hora habrá que empezar a poner la mesa para que esté preparada cuando empiecen a llegar los invitados; y a qué hora vendrán, a las ocho, a las nueve o a la hora en punto. Qué sé yo, un montón de cosas que hacer y que te inquietan hasta la obsesión, que te preguntan si has cumplido con tu deber de anfitrión.

Van pasando las horas y, a media mañana, todo aquello que se amontonó en tu cabeza bien temprano, ahora empieza a dejar de tener importancia: eran simples menudencias agigantadas por el ansia de todos los años en la misma fecha.

Pero es que tiene que estar todo perfecto ya que, si no, vale más no hacerlo.

Llega la primera hora de la tarde. Vuelven los nervios, que te atenazan el estómago y te ponen tarumba. ¿Está todo?, ¿te das cuenta que falte algo?, ¿a qué hora llegan fulano y mengano?, ¿vendrá zutano una hora antes para echarnos una mano? Otra vez la zozobra, los nervios a flor de piel, la sensación de acidez que te sube a la boca. ¡Dios, qué día llevo!

Y por fin, a la hora más o menos establecida, todos en casa y a la mesa: se cena, se charla, se bebe, se ríe, se comentan las cosas de la familia y de la no familia, los móviles echan humo, sms que vienen y van cargados de buenas intenciones, más risas, pasa un ángel y empiezan los primeros síntomas de sueño en alguno, languidece la conversación, entran las prisas por regresar cada uno a su casa porque ya es tarde, se despiden y, si se acuerdan, te agradecen el que hubiésemos aceptado celebrar la fiesta de Nochebuena en nuestra casa, te quedas solo con tu mujer, miras los restos de la batalla, intentas poner un poco de orden en aquella especie de caos, se inician las tareas de recoger todo, pones el lavaplatos atiborrado de platos, vasos, copas y cubiertos (las cacerolas y demás han de quedar para más tarde o para mañana, no hay sitio), pasas la escoba para quitar lo más gordo y te sientas en la mesa de la cocina un minuto antes de dejar lo que falta para el día siguiente. La cama te espera. Y por las esquinas de casa sigue habiendo entremeses, langostinos, pescado, carne, postres, botellas de todas las clases.

Todos los años igual. Comida a espuertas, no vaya a faltar, y sobras en abundancia: mañana no se hace nada para comer. Y, si cuadra, tampoco pasado.

Pero… Ahora que todo pasó, lo analizas y te sientes satisfecho. No ha salido mal.

El próximo año más preocupaciones, inquietudes, ansiedad, desasosiego y neurosis desde la mañana a la noche. Y más Nochebuena.

No se olviden de ser felices.

 

 

ANA MATO Y WERT, O AL REVÉS.


Hace unos días recibí un correo electrónico sobre una rueda de prensa de la Ministra de Sanidad, etc, etc. Me enviaron el enlace para oírla y la transcripción de dicha rueda de prensa.
(En todo el texto que va a continuación, en cursiva aparecen algunas de las perlas anamatienses de la dichosa rueda)

“Saben ustedes que la sanidad es universal y que estaba recogida en muchas leyes, pero nunca se aplica hasta el final.”

Después de aplicarme yo en intentar descifrar alguna de las afirmaciones, entiendo un poco al Ministro de Educación. No me extraña que abogue por una nueva ley en educación en la que, cual paladín de una dama en apuros, se lance a defender a capa y espada la lengua castellana imponiendo un número de horas para su enseñanza en todo el reino de España.

“Lo primero que vamos a hacer es incorporar al derecho español un artículo de una directiva que les diré que está incorporado al derecho español  toda la directiva menos un artículo que justo es el artículo que prohíbe de forma explícita desplazarse en busca de atención sanitaria.”





domingo, 23 de diciembre de 2012

EL TRABAJO Y RAJOY


“Sabéis que España vive un momento difícil. Si todos trabajáramos con empeño, cumpliésemos nuestras obligaciones, dijésemos voy a hacer lo que tengo que hacer sin pensar lo que hacen los demás, las cosas irían mejor” (sic)- El País-23/12/2012.

Estas palabras las pronunció nuestro Presidente en Afganistán ante los militares españoles que siguen y seguirán por allí participando en una guerra que ni nos va ni nos viene.
Como veis, habla en primera persona del plural con tal contundencia que a cualquiera un poco avispado le entraría de inmediato un canguelo difícil de superar, si no fuese porque ya pasa del todo de las declaraciones de este personaje. ¡Cualquiera le hace caso!
Pero voy con la cita , a ver si la entiendo. Me explico:

-lo del “momento difícil”, es una obviedad; ¡si por lo menos hubiese expresado alguna explicación creíble sobre las causas que nos llevaron a ella!, pero soltar una perogrullada…¡vamos, que la gente es tonta, tú!  

-sigue nuestro insigne pensador con “si todos trabajáramos con empeño”; ¡joder, presi!, en España hay más de cinco millones de ciudadanos que no encuentran trabajo y por más que usted les diga que se empeñen en trabajar, lo tienen crudo, ¿no cree?; otros millones de españoles están dando el callo por sueldos cada vez más míseros tanto en la industria privada como en la administración pública y, no lo ponga en duda con sus palabras de bombero loco apagando el fuego con gasolina,  se esfuerzan en desempeñar su labor diaria con la mayor responsabilidad posible a pesar de tener que tragar sapos y culebras disfrazados de acciones legislativas encaminadas a hacer de ellos ciudadanos-basura; y otros cientos de miles, que han acabado su vida laboral y disfrutan de sus pensiones debidamente ganadas a pulso, han sido los responsables de que este país fuese considerado entre los diez o doce países más industrializados, con mayor calidad de vida y unos derechos civiles y sociales conseguidos y por los que  lucharon durante toda su vida, ¿o acaso cree que eso se consiguió rascándose la barriga y tirándose a la bartola?.También en España existen otros miles de ciudadanos que se afanan día tras día en su trabajo de forma despiadada con el único objetivo de chupar la sangre a todos los españolitos anteriores hasta conseguir que por sus venas corra solo agua; y luego están otros miles de españoles desperdigados por el Gobierno, el Congreso, el Senado, los Parlamentos y Gobiernos Autonómicos, Diputaciones, Ayuntamientos, Iglesia, etc; estos, los chusangres y los calientasillones,  serán seguramente los destinatarios de sus palabras, “si todos trabajáramos con empeño”, pero no les anime más porque ya se afanan ellos bastante para ponernos a  todos los demás de rodillas, mirando a la luna y con los pantalones bajados hasta los tobillos, en prevengan, vamos. 

-continúa su estrafalario discurso con un “si…, cumpliésemos nuestras obligaciones”, pues eso, que ya se lo escribí antes, aplíquese el cuento y póngase a trabajar, cumpla con la obligación de cualquier jefe de gobierno que no es otra que velar porque los ciudadanos de su país vivan cada día mejor; aunque creo que a usted, cuando el maestro explicó esa lección en clase, no se enteró porque estaba mirando por la ventana viendo como una rapaz se posaba en la rama de un árbol para descansar, mientras en el pico cargaba con un fardo de billetes de quinientos camino de Dios sabe dónde;"los caminos del Señor son inescrutables" - seguro que pensó en ese momento. ¡Y tanto, hasta usted llegó a presidente de gobierno, fíjese, quién se lo iba a decir!

-pero, bueno, sigamos con el discursito: “si…,…, dijésemos voy a hacer lo que tengo que hacer sin pensar lo que hacen los demás”; ¡genio, que es usted un genio, presi!; ¿entiende de lo que habla? Porque, vamos a ver si me aclaro, si hubiese usted hecho lo que tenía que hacer sin pensar en lo que hacen los demás, por qué ha hecho justo al revés haciendo caso siempre a lo que le dijeron los demás, léase Bruselas, Merkel, EEUU, mercados nebulosos difuminados en el aire y que nadie conoce ni ve a excepción de ustedes, grandes empresarios siempre ávidos de poder y de dinero, sotanas siempre dispuestas a perdonar al prójimo si el óbolo es cuantioso pero inflexibles y terribles si les pides un céntimo, retrógrados de pelo cano en pecho con la camisa vieja y abierta mirando al sol, corruptos, trepas sin  una mínima gota de vergüenza, etc, etc. Piense, presi, y déle la vuelta a la tortilla, que se le está quemando, y luego “ni pa ti, ni pa mí”, si esto sigue así.

-y por fin, después de los “si…, si…., si….” finaliza esta cita con “las cosas irían mejor”; pues venga, ánimo, no desfallezca, que lo único que esperamos de usted, aunque sea una tarea ardua, es que comience de una vez a trabajar con empeño, cumplir sus obligaciones y hacer lo que tiene que hacer sin hacer caso a los que le intentan mandar y manipular en  interés propio.

La inmensa mayoría de los españoles, trabajar y cumplir con sus obligaciones, lleva años haciéndolo. Faltan algunos miles que nombré antes, pero seguro que usted, presi, los enderezará y conducirá por el buen camino, y que no sea el de la rapaz con el pico cargado.
¡Ánimo, presi!

 
Buen domingo y salgan a la calle con una sonrisa.

 

 

sábado, 22 de diciembre de 2012

PINTAN BASTOS


Leo que el número de abortos ha crecido en España un 5%.  Es una de las noticias del día en un periódico de tirada nacional. Y yo me pregunto por qué ha de ser noticia el mero hecho de ejercer un derecho inalienable e inherente a la libertad individual e íntima de una persona, una libertad que ninguna ley humana debería jamás mermar y menos aún amordazar.

La noticia diga de aparecer en letra enormes como titular del día sería que a un 5% de esas personas no les hubiesen permitido ejercer su derecho. O a un 10 o al número que sea.
No obstante, a cualquier cosa le sacan punta.

Es que como si en primera plana te escribiesen un titular diciendo que la gente paseó por la Gran Vía madrileña o la Calle Uría carbayona diez minutos de media más al año que el anterior, o que la gente se ha dado los buenos días por la calle un 7% más que el mes pasado.
Seguro que de estos datos algún sesudo habría inferido que los españoles han comenzado a hacer deporte con más asiduidad o que la sociabilidad está alcanzando cotas inmejorables gracias al sistema educativo, por poner un ejemplo.

No sé si yo entiendo algo acerca de lo que es una noticia, pero me da la impresión que esta de hoy lo único que busca es avivar rescoldos para que los salvadores berrinches de la moral y controladores de la ética de los demás vuelvan por sus fueros inquisitoriales, celebren nuevos Autos de Fe en las plazas y en las calles y quemen en la hoguera el bien más preciado del ser humano: la libertad individual.

A continuación, a los ciudadanos les practicarán en las salas de tortura ad hoc y sin anestesia una trepanación colectiva con el fin de convertirlos en seres tontos y majaretas, sumisos, agradecidos con las migajas que nos tiran, con la lengua fuera babeantes ante nuestros dueños y ojos de cordero degollado.
No se extrañen, porque además ya comenzaron hace un año con las primeras pruebas y los resultados se están empezando a ver.

Pintan bastos, señores.
 
En esto, como en otras muchas cosas, siempre espero equivocarme, por el bien de todos. Así que no me hagan mucho caso. Buen día.

TINTA Y SENTIMIENTOS


Destruyo todo cuanto escribo,
manchas de tinta sobre papel etéreo,
arrinconándolo en un cajón oscuro,
como juguetes viejos en el desván,
una vez lo he leído en voz alta
Ahora las palabras
se habrán volatilizado en el aire,
son rayos de luz que se difuminan
y se mezclan con las estrellas.
Son palabras que pertenecen a todos,
son palabras que navegan
por el firmamento sin dueño,
pero tú sabes que son tuyas.
Todo cuanto siento
se esparce lentamente por mi cuerpo,
pero lo olvido inmediatamente
para que esas sensaciones
que nacen cada segundo de mi vida
sean siempre novedades contigo.
Ahora los días,
la suma de horas, minutos, segundos y deseos,
y el universo,
cargado con mis palabras dichas al viento,
se funden en un único misterio:
¿Por qué te quiero tanto?
Y mi única respuesta es este beso de buenos días
mientras entreabres los ojos y me susurras:
-¡Hummm!- y sigues soñando conmigo.

NUEVA LEY DE EDUCACIÓN Y LLINGUA ASTURIANA


 
Ahora tenemos nuevamente un problema con la Llingua Asturiana. Según la nueva ley de educación que, dios mediante, aprobará el PP, encarnado en ese tal Wert, que está el pobre más verde que un pimiento recién brotado, no hay hueco para su enseñanza dentro de esos grupos troncales que se barajan. La razón: no es cooficial. ¡Como siempre y, de toda la vida, el parlamento asturiano, sus diputados y gobierninos, a discutir del tema como si fuese el misterio del ascenso de Jesús a los cielos! Vamos, que no se ponen de acuerdo ni de coña. No son capaces de defender aquí lo que hacen en otras comunidades.
¡Y mira que es fácil de solucionar!

No sirve la disculpa de que la mayoría de la sociedad no lo desea. Eso es una falsedad, una de esas mentiras que tanto se intenta inculcar en la mente de los asturianos, como tantas otras. Siguen la máxima de que una mentira repetida miles de veces acaba por ser considerada como una verdad.
Cada vez que se hacía una encuesta sobre el grado de aceptación por parte de los asturianos, una mayoría aprobaba la cooficialidad, pero las encuestas, entonces, se guardaban en un arcón bajo siete llaves y no veían la luz. No les interesaba darla a conocer. Pero es que, aunque tampoco fuese una mayoría, ¿no se presume desde todos los ámbitos políticos de la defensa de las minorías? ¡Ya quisieran ustedes, señores diputados, que las encuestas valorasen su forma de hacer política con el mismo tanto por ciento que lo hacen con nuestra lengua!

Fíjense bien en que España firmó la Carta Europea de las Lenguas Minoritarias o Regionales el 5/11/1992 y la ratificó el 9/4/2001 para su entrada en vigor el 1/8/2001. Ya en el preámbulo dice que se “¡Establece que la protección de las lenguas regionales o minoritarias históricas de Europa que en algún caso corren el riesgo de desaparecer, contribuye al mantenimiento y al desarrollo de las tradiciones y la riqueza culturales del continente. Además, la posibilidad de utilizar estas lenguas tanto en la vida privada como en la pública constituye un derecho imprescriptible.”
Con que o bien han firmado con tinta invisible o para ustedes es papel mojado. Yo creo que no, que por algo lo habrán hecho. No quisiera pensar que fue solo para quedar bien con algunas comunidades. Así que respétenla en todas.

Lo único que necesita Asturias es que los políticos de todo signo cojan el toro por los cuernos y sean capaces, por una vez, de defender los derechos lingüísticos de los asturianos, sean cuantos sean, de la misma forma que se aplican en legislar para otros temas que tampoco tienen una base social mayoritaria en las encuestas pero que, aunque sean minorías, deben ser protegidos sus derechos. Y para defender el derecho de una Asturias con lengua propia, como nadie niega en ningún ámbito, a no ser los cerriles y buscaguerras lingüísticas, nada mejor que oficializarla y dejarse de pamplinas.
A partir de esta decisión, modificar esa famosa Ley de Uso y Protección y a ¡CUMPLIRLA!

En Asturias no hay ni habrá conflicto lingüístico de ninguna clase por el hecho de dotarla del status jurídico que tienen otras en España. Y lo saben, así que no nos comparen con nadie ni nos atemoricen con posibles problemas extralingüísticos. No se tiren al monte con los nacionalismos y con los radicalismos, porque saben que es de una zafiedad absoluta ampararse en esos conceptos para negar nuestra realidad.
No sean ustedes cabezones. No pasen a la Historia como los responsables de la desaparición de una lengua con una historia detrás que dignifica a nuestro pueblo, a Asturies.
Por una vez, abran los ojos, limpien la cera de los intolerantes de sus oídos, aspiren todos los aromas que desprenden las palabras asturianas, usen el tacto para acariciarlas y saboreen con satisfacción la dulzura de las cosas bien hechas.
No cuesta tanto.

Hacía tiempo que no escribía sobre el tema, pero es que si se pierde nuestra lengua, se pierde la vida de mis antepasados, se pierde mi historia, se pierde Asturies y, si se pierden cosas así, ¿qué nos queda?, ¿quiénes somos?: corderinos llevados al matadero con la cabeza gacha, sumisos ante el hacha del verdugo lingüístico. Y lo peor, sin futuro. Porque un país sin pasado, no puede caminar nunca hacia delante. Está parapléjico, varado y sujeto al vaivén de las olas, es una sombra titubeante e insegura que se mueve al son del sol que más calienta, sin personalidad, sin un atisbo de confianza en sí mismo, que se arrastra agonizante buscando un futuro al que nunca llegará, condenado a la desaparición y el olvido más absoluto.
Y Asturies no lo merece.

 
Bueno, vale ya. es que hay temas que me queman la sangre.
Que tengan un buen día y disfruten del invierno.

viernes, 21 de diciembre de 2012

OLVIDO: UN RELATO PARA NO OLVIDAR


Todas las mañanas, al abrir los ojos, fijaba su mirada en el calendario que tenía enfrente colgado en la pared a los pies de la cama. Era un calendario que le había traído su nieta, con los números grandes y el nombre de la festividad que se celebraba en esa fecha. Hacía tiempo, le gustaba leerlo para saber a quien tenía que felicitar. La mayoría de los santos no le decían nada porque no había nadie que se llamara así; Santa Águeda, San Agapito, San Eleuterio, Santa Domitila, San Juan Crisóstomo, San Pascual Bailón, San Casio,… Pero cada mañana lo leía, y el día que encontraba el nombre de alguien conocido lo apuntaba en una hojita de papel, en un bloc de pósits que le había dejado una de las enfermeras para ello, con el fin de felicitarlo nada más bajar al comedor a desayunar. No eran muchos, pero alguno encontraba y entonces bajaba con la sonrisa en la cara directo a quien le tocaba celebrar su onomástica, le daba un abrazo de oso y le susurraba como en plan secreto “Feliz santo, y que lo celebres muchos  años más.” Podía acaecer que el otro u otra lo supiese y le contestase con un “Y que tú lo veas”, o bien que se le quedara mirando con cara de pasmo, porque a veces alguno no sabía siquiera ni cuál era su propio nombre y nada le decía la felicitación.

Ahora tampoco él los leía, aquellos trazos desiguales no le decían nada. Ya no sabía qué santo se celebraba.

 Ahora todos los despertares, indefectiblemente, eran iguales desde hacía algunos meses, ayer igual que anteayer y que antes de anteayer, como hoy y, esperaba, que como muchos mañanas. En su cabeza surgía siempre la misma pregunta: ¿Qué día es hoy? Y miraba las cruces que había hecho la víspera para saberlo. Todos los días, nada más posar los pies en el suelo, se dirigía con ansia y nerviosismo hacia él, con el lápiz en la mano como si fuese una lanza dispuesta a atravesar a su enemigo, el paso del tiempo en forma de calendario, y poner una nueva marca, aquella aspa gris, sobre el número. Era la manera que tenía para no olvidar al menos eso. Otras cosas ya habían pasado a mejor vida y no se arrepentía de haberlas olvidado, a fin de cuentas no sabía cuáles eran.

Desde que su mente se había empezado a trastornar debido a aquella enfermedad que el médico había tachado hacía ya un tiempo de comienzos de senilidad, cada vez tardaba más en acordarse del día de la semana. También le costaba evocar todos los sucesos del día anterior e incluso los más recientes en el tiempo. ¿Qué había cenado?, ¿con quién había estado sentado en la cafetería?, ¿había visto la tele?, ¿qué habían dicho en la radio?, ¿quién era aquel que había estado charlando con él? ¿a qué hora se come? ¿quién duerme en esa otra cama?. Pero todo le daba igual. A su manera era feliz.

Había asumido que habría un despertar distinto en algún momento, uno en el cual tal vez ni siquiera reconociese que había un calendario al pie de la cama. Pero mientras llegase ese día…
 

jueves, 20 de diciembre de 2012

POLÍTICOS Y ASESORES


Estoy un poco bajo, qué voy a hacer. Eso de tener que volver a tumbarme en un quirófano no me deja el cuerpo para nada. Pero como tampoco hay mal que por bien no venga, me cuentan unas cuantas neuronas, optimistas y despiertas ya a estas horas, que voy a mejorar un montón en cuatro días, así que…

Vamos a lo que íbamos y dejémonos de tonterías.
Leo en la prensa que el número de asesores de los parlamentarios asturianos es superior a al propio número de ellos elegidos en las urnas. Incluso hay uno de ellos que tiene ni más ni menos que seis. Y vuelvo a leer la noticia para evitar que mi mente me haya traicionado y la suma que hice estuviese equivocada. Pero los números son muy tercos y las matemáticas más aún.
Entonces  paso página para no pensar mucho en ello. Incluso voy a la portada  para comprobar la fecha y no, no es 28 de diciembre. Podía ser que nos quisiesen gastar una inocentada. O que fuese un globo sonda de esos que tan a menudo lanzan nuestros politicuchos para ver la reacción de la gente antes de aplicar unas normas o unas leyes que nos dejan con el culo al aire. Pero no. Regreso a la página de la información de  ese asunto y compruebo con incredulidad que los datos son  irremediablemente reales, y digo irremediablemente, porque nuestros politiquillos no tienen desperdicio, ni vergüenza, ni nada que se les parezca; y nos explicarán con pelos y señales para qué quieren a todos esos asesores, excepto la verdad: para que hagan el trabajo mientras ellos se rascan la barriga.
Ya ni me cabreo. Tengo la cabeza embotada, saturada de cosas como esta. Y creo que les pasa a todos los asturianos y españoles igual. De vez en cuando alguno levanta la voz, o escribe una carta de lector emberrinchado, o comenta algo en un programa de radio o TV para comprobar acto seguido, con estupefacción, que los “dignos próceres de nuestra patria,¿o estado?, no´sé” no se inmutan. Son seres que viven fuera de la realidad social que les rodea. No son de este mundo, como el reino que predicaba Cristo, aunque supongo que no será el mismo.

En este país de locos en que vivimos se levantan voces contra estas medidas pero son acalladas lenta e inapelablemente por el silencio como respuesta seca y contundente.
A mí me gustaría desvelar el oscurantismo en que se envuelve el tiempo de trabajo que realizan nuestros diputados de lunes a viernes; saber por qué la ausencia de explicaciones acerca de su horario diario de trabajo, como cualquier funcionario ya que ellos no dejan tampoco de serlo por su teórico servicio a la sociedad, aunque no lo sean; me gustaría conocer cuántas son las horas que echan en el parlamento al cabo de un año; si andan recorriendo  Asturias para conocer sus verdaderos problemas e intentar buscar una solución aunque sea a medio plazo; me encantaría descubrir cuánto tiempo han dedicado a elaborar y confeccionar las leyes que van a aprobar en el Parlamento; me alegraría saber el tiempo que dedican a discutir esos asuntos con la oposición para intentar llegar a algunos acuerdos que beneficien al conjunto de la sociedad en vez de tener que darle la vuelta a la chaqueta el día que gobierne el otro, etc.
Y en vez de eso, en lo que se afanan es en disponer de un número de asesores para que les hagan los deberes.

Yo, maestro, también necesito uno o dos asesores, señores diputados:
-tal vez uno para que me cubra todos los papeles y me oriente sobre cómo hacerlos bien, debido a que la ineficiencia e incapacidad lingüística administrativa para explicar determinadas instrucciones, hace que estas sean totalmente ininteligibles y a veces no sabemos a qué atenernos con claridad;
-y otro  para que me vaya diciendo como tengo que dar la clase en función de cada cambio en la legislación que acaba por volver tarumba a uno.
Pero a mí no me ponen asesores. Tengo que arreglármelas como buenamente puedo, igual que miles de compañeros; y, si en algo nos equivocamos, volver a repetirlo cubriendo papeles hasta la saciedad, intuyendo en la mayoría de las ocasiones que van a acabar, si no en la primera papelera al alcance de la mano, si amontonados por cualquier esquina o en cualquier habitación donde se llenarán de polvo hasta perderse en el olvido administrativo.

¡Qué simpáticos son estos señores que tienen asesores! Asesores a espuertas.
Tal vez cada uno de ellos ya se haya buscado su compañero de mus para echar una partidita mientras discuten sobre temas tan esenciales para ellos como a cuánto les ascenderá este año la extra de Navidad, ya que a los demás ya les pusieron en la boca la recortada de varios cañones hace meses para que no se escapara ni una protesta seria.
Bueno, quien dice extra, dice dietas y desplazamientos, que no cotizan.
¿Quién dijo que hay economía sumergida? ¿Quién dijo que la ley es igual para todos? ¿Quién dijo que Hacienda somos todos? Y aquí no se mueve ni Dios por la calle, porque además esta está tomada por la policía, esos angelitos.

Pásenlo bien y no me hagan mucho caso. Buen día.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Concierto infantil en el ERA de Grau.


 He visto caras de satisfacción, de alegría, de entusiasmo en las variopintas oportunidades en que una actuación musical o de teatro, en una convivencia lúdica con chicos de catorce o quince años bien para juegos o manualidades, o en cualquier otra cosa que  aleje a estas personas de la rutina diaria.

Las caras adormiladas de la mayoría se despiertan de repente y a sus ojos suben unas estrellas brillantes, que relucen durante poco menos de una hora, desde sus recuerdos más alejados, desde sus corazones ansiosos de cariño y distracción, y les hacen olvidar sus dolencias, sus congojas, sus nostalgias, para vivir nuevamente el presente; son como niños que esperan esa sorpresa con la que de vez en cuando sus familias les sorprenden ante un hecho especial, como si fuese su santo o su cumpleaños, o por cualquier otro motivo especial como aprobar el curso, sacar una buena nota, haberse comportado bien en casa de los abuelos.

Y estas personas, muchas de ellas sujetas a una silla de ruedas o encadenadas por sus propios cerebros en mundos paralelos a los que no llegamos los demás, por unos momentos vuelven a ser partícipes de la vida cotidiana, se ríen en ella, dejan que sus penurias y desasosiegos acaben en el pozo sin fondo del olvido al menos durante esa larga hilera de minutos que se antoja feliz e ilusionada, capaz de enterrar todos sus sinsabores.

Y hay una especial sinergia entre estos momentos de alegría y la presencia en el salón de los niños. Son la salsa de su vida, son los recuerdos felices de sus hijos, aunque algunos no se acuerdan ni siquiera cuando fue la última vez que los vieron, pero que se les presentan ahora en cuerpo y alma transformados en estos otros pequeños que se acercan hasta ellos con un cariño y una inocencia que el ser humano no debería perder nunca.

Ayer, en la Residencia del ERA de Grau actuó el coro de la catequesis parroquial. Más de ochenta niños les cantaron villancicos, les recitaron poemas y acabaron entregando a todos los residentes una postal navideña felicitándoles las fiestas al tiempo que repartían besos entre todos ellos. Algo tan sencillo como dar un beso y recibir a cambio una mirada tan henchida de agradecimiento, de cariño, de alegría, de felicidad que el niño se siente pagado con creces, aunque vea aflorar a los ojos de aquel anciano una tierna lágrima, y en un susurro emocionado un gracias débil pero profundo, celebrado, sincero, cargado de la emoción que les produce volver a vivir aquellos tiempos felices en que se esmeraban por sus hijos y a los que abrazaban y achuchaban porque no hay nadie a quien se quiera más.

Ayer, la mayoría de estos ancianos regresaron a la vida en la que reían por nada, a los tiempos en que ver correr a niños por un pueblo o por una calle era lo más normal del mundo.

Hoy, entre estas paredes, solo los ven en contadas ocasiones, pero ¡cómo las aprovechan! Merece la pena la visita de un niño. Traen la vida con ellos y sus risas no la paga nadie porque ellos las regalan. Ellos transforman el mundo en un arco iris de todos los colores y a quienes nos toca verlo, creo, nos hace mejores personas.

 

A veces me salen cosas de estas. Tengo momentos, qué le voy a ahcer. Disfruten de un buen día.

 

DE PASEO


Lo he visto. Puedo dar fe de ello. Ayer mismo, a eso de las cinco y media de la tarde, puedo atestiguar, repito, haberlo visto por última vez. Y con esta, ya van por lo menos ocho o nueve veces.

La primera vez me llamó la atención, tanto que me detuve a contemplarlo desde lejos no creyendo que se pudiera hacer aquello.

Al cabo de un par de días, no recuerdo exactamente, volví a cruzarme con él y ni siquiera me vio concentrado como iba en su tarea.

Luego pasaron varios días sin encontrármelo, tal vez por desajustes horarios entre nuestros paseos, pero hace unos siete u ocho días nuevamente, a eso de las diez de la mañana, lo volví a divisar al otro lado del río caminando sin ver a nadie, con paso tranquilo.

Y así durante tres o cuatro días más.

Y ayer, cuando me lo encontré, no pude aguantarme más y lo detuve.

-¡No ves a nadie, eh.! ¿Cómo te las arreglas para ir caminando y leyendo al mismo tiempo?- le pregunté extrañado.- Hace una temporada que te veo, me cruzo contigo, y es como si el mundo no existiera a tu alrededor.

-No camino y leo,- me respondió con una sonrisa- es que me encanta leer y cuando me quiero dar cuenta estoy tan concentrado viviendo las historias que me cuentan las palabras escritas en el texto, que mis pies se ponen en movimiento como por arte de magia para llevarme con los protagonistas y no perderme ni una sola de sus vivencias. Así que leo y camino.

-Ya -no sabía qué replicar. –Bueno, anda, no te molesto más. Sigue a lo tuyo. Lo siento.

-No, si no me molestaste. Mira, en este momento estaba leyendo como uno de los personajes de esta novela interrumpía a un amigo, mientras tomaba una copa en el bar, para decirle que no entendía cómo era capaz de concentrarse en la lectura en el parque infantil a donde iba todos los días después de comer si aquello a esas horas estaba lleno prácticamente de niños gritando, riendo alborozados, madres, padres y abuelos dando la cháchara, algunos pendientes de sus retoños y otros simplemente dejando que el tiempo corriese para devolver al niño a casa o llevarlo a una clase particular de algo, alguno dándole dos voces a la criatura para que no corriese que se iba a caer o un ten cuidado que te vas a hacer daño.

Así que no me molestaste: era justo el momento ideal para interrumpirme. Te lo agradezco.

-¡Ah! Pues…bueno,…- qué le digo a este loco- . Entonces, nada. ¡Hala, sigo el paseo antes de que oscurezca.

-Sí, hay que aprovechar el tiempo, no dejarlo correr a lo tonto y a lo loco. Y yo sigo a lo mío. Hasta luego.

-Hasta luego.- Y me fui en dirección contraria pensando si aquella persona era en realidad alguien a quien conocía o un ser sacado de una novela. Si era esto último, algo había en su cabeza que no funcionaba como la de los demás. No sé si para bien o para mal.

Así que hoy puedo atestiguar, como dije al principio, que Luis lee mientras camina o camina mientras lee. Aunque aún no sé cómo lo puede hacer.

¿Extraño, no?

Que tengan un buen día y lean cuanto puedan.

 

 

martes, 18 de diciembre de 2012

HAY OTRAS NAVIDADES


Hacía ya tres días que se había decidido por aquella esquina. No era de las más concurridas de la ciudad pero al menos nadie lo molestaba. Los otros más jóvenes no la consideraban rentable, y él podía atestiguarlo, y le habían permitido ocuparla sin molestias. Apenas sacaba para ir tirando. Sentado en el suelo sobre un cartón, que extraía de cualquiera de los contenedores de papel,  extendía el brazo derecho con su mano abierta llena de unos dedos retorcidos y sucios, y comenzaba la jornada alrededor de las once de la mañana hasta las dos, para regresar a las cuatro o cuatro y media hasta que la noche y el frío lo expulsaban hacia un lugar algo más cálido. Su mano izquierda, siempre en el bolso de su raída chaqueta de lana, temblaba en parte por efectos del Parkinson que lo aquejaba desde hacía un par de años y en parte por el mono ante la falta de un vaso de vino o de orujo el día que se daba bien.

El primer pinchazo, agudo y que cortaba la respiración, comenzó sobre las cinco de la tarde. Su frente se perló de gotitas de sudor y su mano izquierda siempre guardada no pudo evitar el movimiento reflejo de acercarse a la parte inferior del pecho intentando estrujar aquella angustia y expulsarla de su cuerpo.

-“Tengo hambre, el estómago se me retuerce y las tripas vacías no me van a permitir ni siquiera aguantar hasta las ocho o las nueve para sacar algún cuarto más. ¡Maldita sea mi estampa!”