sábado, 15 de diciembre de 2012

Armas en casa: las dispara el diablo.


Nueva matanza en EEUU, en ese país tan cotizado por su sistema de vida social y económica por el ultraliberalismo de nuestro país.

Siguen en plena Edad Media en cuanto a la evolución del hombre occidental sobre la tierra, como en muchos otros muchos lugares de África o de Asia. No se distinguen casi en nada, excepto en el poder económico. Las relaciones humanas son lo que son, y en el país del capitalismo a ultranza continúan con las clases sociales del rico riquísimo y el pobre hambriento, e incluso cerca de volver a los tiempos de la esclavitud;  siguen como en Europa en los siglos XVI o XVII, con el arma al costado para cumplir con esa ley del ojo por ojo y diente por diente, que ya se promulgaba hace miles de años, creo, en el Código de Hamurabi y cuya continuación tiene lugar con pasajes en la Biblia. Y como este es el libro de cabecera y las fábulas de la Biblia son el punto de partida de su vida, son la palabra de Dios tal cual, literal, pues así les va. Adán fue creado por dios con barro y ellos son de barro, que se desharán algún día cuando llueva algo más fuerte, quien sabe si cuando un nuevo diluvio caiga sobre ellos.

 En este país de locos, ir con cuatro o cinco armas encima es normal, supongo que porque aún piensan que deben estar preparados siempre ante un ataque de los sioux, como en el lejano Far West. Tal vez haya campañas contra la venta indiscriminada de armas a cualquier ciudadano, pero son campañas en voz baja, del que sabe que no tiene nada que hacer, o que incluso pueda ser hasta tildado de cobarde o de traidor. Para eso los norteamericanos son muy suyos.

EEUU, mientras su historia no evolucione hacia las vías de entendimiento a través de la palabra, seguirá siendo un país de pachanga y pandereta, como España, además del país de la bravuconería y de la fuerza bruta. Allí la hipocresía puede tumbar a un político, una simple relación extramarital condena a cualquier persona por válida que sea; un tipo de relación íntima y privada que debe ser resuelta dentro del ámbito familiar, se convierte en una auténtica bomba de relojería que tumba a todos cuantos pasaban por allí. Pero los responsables de que miles de muertos inocentes acaben en sus propios cementerios por ese afán de sentirse los amos del mundo en su propio país, por el hecho de disponer de unas leyes más que permisivas para hacerse con cualquier tipo de armas, a esos no hay nadie que les pare los pies. Porque todos son iguales. Yo no sé si son tontos o qué.

Mientras, manos a la cabeza, dolor y contrición ante hechos tan luctuosos y criminales como el ocurrido ayer, con veintitantos muertos, entre ellos veinte niños de cinco años en adelante.
Y hoy todo se volverá parafernalia de velas encendidas y flores amontonados en el lugar de los hechos, fotos de los fallecidos colgados por las vallas, preguntas a las que no se responde sobre cómo ha podido suceder, lágrimas y caras henchidas de dolor
Pero mañana será otro día y aparecerá otro loco asesino para repetir. Son pacientes con ellos mismos, como dicen que Job hizo en la Biblia, pero, ¡ay!, si eso sucede fuera del país. Entonces levantarán las banderas del tío Sam y se lanzarán a defender la libertad en cualquier país del mundo, sin querer ver siquiera que a ellos les falta en el suyo. Libertad para ser libres, no para usar las armas al tuntún, sin ningún tipo de impedimento a la hora de hacerse con ellas, como si lo que quieren es un tanque para patrullar las calles y destruir aquella tienda donde un día el dueño se negó a venderle algo sin pagar.

Son así, hay que gastarlos así: hay tribus en el planeta que aún viven en el Neolítico, otros en la Edad Antigua, otros en la Edad Media. Quien sabe, a lo mejor dentro de unos años también les llega a ellos el momento de su revolución francesa. Pero hasta entonces…

EEUU, país de niños grandes que aún no han madurado. ¡Y que estemos en poder de ellos! ¡Dios, en qué mundo vivimos!

 

Bueno, escribir por escribir. Algo tenía que decir, que no fuese solo esa nuevo vil asesinato. A fin de cuentas, la culpa no es solo de quien disparó, sino también y en mayor grado de quien permite que esto suceda. Porque van tantas veces…

Un saludo y que tengan un buen día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario