Hace unos días
recibí un correo electrónico sobre una rueda de prensa de la Ministra de Sanidad, etc, etc. Me
enviaron el enlace para oírla y la transcripción de dicha rueda de prensa.
(En
todo el texto que va a continuación, en cursiva aparecen algunas de las perlas
anamatienses de la dichosa rueda)
“Saben ustedes que la sanidad es universal
y que estaba recogida en muchas leyes, pero nunca se aplica hasta el final.”
Después de
aplicarme yo en intentar descifrar alguna de las afirmaciones, entiendo un poco
al Ministro de Educación. No me extraña que abogue por una nueva ley en educación
en la que, cual paladín de una dama en apuros, se lance a defender a capa y
espada la lengua castellana imponiendo un número de horas para su enseñanza en
todo el reino de España.
“Lo primero que vamos a hacer es incorporar
al derecho español un artículo de una directiva que les diré que está incorporado al derecho español toda la directiva menos un artículo que justo es el artículo que prohíbe de forma explícita desplazarse en busca de atención sanitaria.”
Pero creo
que se equivoca el Sr. Ministro cuando, para defender el castellano, llega a la confrontación
con las autonomías con lengua propia a las que quiere imponer que la enseñanza
de la lengua de Cervantes tenga más horario y reconocimiento en la escuela.
Vamos a
ver, Sr. Wert, no es en Cataluña o País Vasco o Galicia o Asturias donde usted
debe centrar su mirada. Lo que sucede es que lleva mucho tiempo en el cargo y,
en los Consejos de Ministros o reuniones más o menos formales con sus
compañeros de gobierno, se debe de volver loco si todos tienen la labia de la
ministra de Sanidad.
“Ahí estarían pues las prestaciones
farmacéuticas, las teroperapéuticas, ehh… me he equivocado en
el nombre, y poner en valor lo que tiene mucho en valor, porque no hay cosa que
tenga más valor que una medicina que cura enfermedades.”
¡Vaya jaula de grillos, eh! Así que, ante
semejante oratoria, como responsable de la educación y la enseñanza del castellano
en España no habrá tenido más remedio que entrar a saco en el problema y poner
los puntos sobre las íes. Pero vuelve a errar en una cosa: esos que farfullan y
que no son capaces de hacerse entender por los ciudadanos, unas veces porque
simplemente no saben hablar y otras porque hoy dicen sí y mañana no, son casi
todos de comunidades con una única lengua propia: el castellano.
“Hemos adoptado una medida que ya estaba
adoptada.”
Así pues, a la vista de la oratoria desmadrada
y espectacular de la Sra. Ana Mato, Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e
Igualdad, lo mejor que haría usted, Sr. Wert, como amigo y compañero de fatigas que supongo será de ella, es
recomendar que la dejen en Ministra a secas hasta que apruebe el examen de
Lengua Castellana con el fin de disponer de una mínima capacidad de expresión
oral con la que explicar a la gente lo que es la Sanidad, los Servicios
Sociales y la Igualdad.
Y es que por más
que sea licenciada en Ciencias Políticas y en Sociología, amén de
haber sido profesora tutora de la UNED- ¿los alumnos a los que
tuteló se enterarían de algo?- es un claro ejemplo de
analfabetismo en lengua castellana y, apunte usted, NACIÓ Y ESTUDIÓ EN
MADRID. Pregúntele si fue a la escuela pública o a la privada, por curiosidad, ¡sabe? Aunque apostaría por la última. Por lo
tanto, juegue usted con su nuevo juguetito particular, con la nueva ley, con la
lengua castellana, pero deje en paz al resto de lenguas del estado. No
confronte, sino una.
¡Ah, y póngales un/a profesor/a particular a sus amigos/as del Consejo
de Ministros para que, al menos, sepan estar calladitos!
Disfruten de la
Nochebuena, que solo es una vez al año.
No hay comentarios:
Publicar un comentario