lunes, 24 de diciembre de 2012

ANA MATO Y WERT, O AL REVÉS.


Hace unos días recibí un correo electrónico sobre una rueda de prensa de la Ministra de Sanidad, etc, etc. Me enviaron el enlace para oírla y la transcripción de dicha rueda de prensa.
(En todo el texto que va a continuación, en cursiva aparecen algunas de las perlas anamatienses de la dichosa rueda)

“Saben ustedes que la sanidad es universal y que estaba recogida en muchas leyes, pero nunca se aplica hasta el final.”

Después de aplicarme yo en intentar descifrar alguna de las afirmaciones, entiendo un poco al Ministro de Educación. No me extraña que abogue por una nueva ley en educación en la que, cual paladín de una dama en apuros, se lance a defender a capa y espada la lengua castellana imponiendo un número de horas para su enseñanza en todo el reino de España.

“Lo primero que vamos a hacer es incorporar al derecho español un artículo de una directiva que les diré que está incorporado al derecho español  toda la directiva menos un artículo que justo es el artículo que prohíbe de forma explícita desplazarse en busca de atención sanitaria.”







Pero creo que se equivoca el Sr. Ministro cuando, para defender el castellano, llega a la confrontación con las autonomías con lengua propia a las que quiere imponer que la enseñanza de la lengua de Cervantes tenga más horario y reconocimiento en la escuela.
Vamos a ver, Sr. Wert, no es en Cataluña o País Vasco o Galicia o Asturias donde usted debe centrar su mirada. Lo que sucede es que lleva mucho tiempo en el cargo y, en los Consejos de Ministros o reuniones más o menos formales con sus compañeros de gobierno, se debe de volver loco si todos tienen la labia de la ministra de Sanidad.

“Ahí estarían pues las prestaciones farmacéuticas, las teroperapéuticas, ehh… me he equivocado en el nombre, y poner en valor lo que tiene mucho en valor, porque no hay cosa que tenga más valor que una medicina que cura enfermedades.”

 ¡Vaya jaula de grillos, eh! Así que, ante semejante oratoria, como responsable de la educación y la enseñanza del castellano en España no habrá tenido más remedio que entrar a saco en el problema y poner los puntos sobre las íes. Pero vuelve a errar en una cosa: esos que farfullan y que no son capaces de hacerse entender por los ciudadanos, unas veces porque simplemente no saben hablar y otras porque hoy dicen sí y mañana no, son casi todos de comunidades con una única lengua propia: el castellano.

“Hemos adoptado una medida que ya estaba adoptada.”

 Así pues, a la vista de la oratoria desmadrada y espectacular de la Sra. Ana Mato, Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, lo mejor que haría usted, Sr. Wert, como amigo y compañero  de fatigas que supongo será de ella, es recomendar que la dejen en Ministra a secas hasta que apruebe el examen de Lengua Castellana con el fin de disponer de una mínima capacidad de expresión oral con la que explicar a la gente lo que es la Sanidad, los Servicios Sociales y la Igualdad.  

 “No es lo mismo una persona que no está enferma en su consumo de medicamentos que una persona que está enferma.”.
 
Y es que por más que sea licenciada en Ciencias Políticas y en Sociología, amén de haber sido profesora tutora de la UNED- ¿los alumnos a los que tuteló se enterarían de algo?- es un claro ejemplo de analfabetismo en lengua castellana y, apunte usted, NACIÓ Y ESTUDIÓ EN MADRID. Pregúntele si fue a la escuela pública o a la privada, por curiosidad, ¡sabe? Aunque apostaría por la última. Por lo tanto, juegue usted con su nuevo juguetito particular, con la nueva ley, con la lengua castellana, pero deje en paz al resto de lenguas del estado. No confronte, sino una.
¡Ah, y póngales un/a profesor/a particular a sus amigos/as del Consejo de Ministros para que, al menos, sepan estar calladitos!

 “Pues yo ya me voy a callar.”

 Y yo también

Disfruten de la Nochebuena, que solo es una vez al año.

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