viernes, 7 de diciembre de 2012

Comisiones de Investigación Políticas, ¡je, je!

Me hacen gracia las Comisiones de Investigación que se montan nuestros políticos en el Congreso, el Senado, en las Comunidades Autónomas o en los Ayuntamientos, si se tercia, cuando aparecen casos ilegales o de despilfarro de bienes públicos a mansalva, es decir chanchullos, en los que ellos mismos están mezclados.
Y me hacen gracia porque lo que se dice llorar, como que las lágrimas deberían dedicarse a otras miserias que vivimos actuamente.
No hay ni una sola en la que salgan a relucir explicaciones coherentes de los trapos sucios que en ellas se intentan lavar.
Fijense, si no, en las comisiones creadas para dilucidar  el caos de la banca con la comparecencia de los máximos responsables que llevaron a la ruina a determinadas Cajas-Bancos y, por ende, a sus clientes, o el de los subsidios de Andalucía, por poner dos ejemplos.
En el primer caso, los comparecientes, ante las preguntas de los politicos, se fueron por peteneras y ni uno solo de ellos admitió que se hubiesen hecho cosas mal. Vamos que algunos daban la impresión que habían estado trabajando por amor al arte y sin cobrar ni un euro.¡Qué abnegación! Y al final, la culpa fue del cha-cha-cha y los políticos intervinientes en la farsa se quedaron tan panchos, resumiendo su trabajo en que ahora está en manos de la justicia. Para eso no se necesitan Comisiones de nada, excepto para que los ciudadanos puedan creer, en su infantil inocencia, que han cumplido con un trabajo duro que da visos de responsabilidad a su trabajo político.
Y en el segundo, se concluye, como quien dice, que la culpa fue de una persona, aquella que descubrió el pastel que se comían algunos cargos públicos, por no haber hecho hincapié, poner más énfasis, en las denuncias que había puesto sobre la mesa. Es decir, tendría que haberlo escrito con un tipo de letra mayor, en negrita, subrayado y en color rojo chillón al tiempo que lo leía en voz bien alta desde la Giralda con un potente equipo de megafonía Y no le falta razón a la Comisión: acaso no saben estas personas que desvelan ciertas cosas que a los políticos hay que hablarles alto y claro, además de comunicar irregularidades por escrito. En otros países tal vez funcione, pero en este reino de jauja, igual de una manera que de otra, no se enteran: ante la comunicación oral, están sordos; ante la gestual, ciegos; y ante la escrita, se declaran analfabetos.
¡Aquí, paz, y después, gloria!
Al hilo de estas cosas, no me puedo olvidar de las declaraciones sobre el Caso Niemeyer que estos días corren por Asturias. que conste que no soy un defensor de Cascos ni de ninguno, pero me hace gracia, aquí sí me río otra vez por no llorar, que el PSOE "llariegu", sobre los pufos de esta institución durante los últimos años, le eche la culpa al Gobiernín de Foro, que fue quien destapó el tarro de las esencias avilesinas, por no actuar al descubrirlo. Resulta que ellos llevaban años con este montaje, montaron follones y hasta manifestaciones para denunciar que no había nada de nada de lo que decía Cascos & Cía, que era todo una falacia para desprestigiarlos, Areces incluido, y no sabían nada. Ahora sí, ahora admiten que algo había y la culpa fue...del cha-cha-cha también o de Natalio Grueso, o de aquel funcionario que pasaba por allí, o...¡qué más da! De cualquiera, menos de ellos. Y menos aún del Presdiente Honorífico, o como se diga, de la Fundación Niemeyer, el Sr. Areces, entonces Presidente del Gobierno en Asturias, que lleva desaparecido en combate desde hace tiempo.  ¡Habrá que enviar a Rambo a buscarlo para que nos cuente algo! O no, si lo que nos cuenta van a ser bombas de humo. Tal vez sea mejor que Rambo lo deje en su sillón senatorial. A ver.
 
Que pasen un buen día y sean felices. Mientras nos lo permitan.

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