Resumiendo un poco su paso por el gobierno, así a bote
pronto, no me acuerdo de otro Ministro de Educación tan bronco y horroroso como este de
ahora. Lo que pasa debe de ser que todas las mañanas se mira al espejo y es incapaz de asumir que el cristal le conteste que mejores que él los hay a barullo por esta piel de toro. Y eso no lo consiente, así que se lanza a la calle decidido a seguir aquel aforismo amoroso de hace bastantes años, dándole su peculiar toque de distinción: "Hoy lo haré peor que ayer, pero mejor que mañana".Y lo consigue, tú.
Nueva Ley de Educación al canto y ¡chúpate esta, capullo! ¡No es inteligente el ministro ni nada, uf!
Hace solo unos días vi una caricatura suya y, oye, clavadito a Nosferatu: nos chupa la sangre a cuantos estamos inmersos en este mundo de la Cultura y la Educación y, aún más, la que queda nos la envenena hasta el punto de sacarnos a casi todos de nuestras casillas.
Nueva Ley de Educación al canto y ¡chúpate esta, capullo! ¡No es inteligente el ministro ni nada, uf!
Hace solo unos días vi una caricatura suya y, oye, clavadito a Nosferatu: nos chupa la sangre a cuantos estamos inmersos en este mundo de la Cultura y la Educación y, aún más, la que queda nos la envenena hasta el punto de sacarnos a casi todos de nuestras casillas.
Es capaz de poner en contra en
menos que canta un gallo a todas las Autonomías de todos los colores. Este
hombre, el pobre, ¡sabe de qué va esto de la educación o se lo han explicado
escrito en un prospecto, tipo medicamento, en el que los pobrecitos de a pie no entendemos casi nada? Tal vez sea una lumbrera y vaya sobrado, pero pinta de ello no tiene, ya que dicen que por sus actos los reconoceréis, a unos y a otros.
Pero eso sí, seamos sinceros,
alguna gente sí está contenta: pregunten a la Conferencia Episcopal o a los nacionalistas españoles,
esos de bandera al frente en cuanto sienten música marcial y guerrera.
¡Joder, qué país! Causa náuseas
el hecho de que después de treinta y tantos años de partidocracia en España, aún
no se hayan puesto de acuerdo los partidos
políticos en consensuar una ley de enseñanza española que, con unos mínimos,
sirva de referente para todo dios, del norte y del sur, del este y del oeste, y
hasta del centro.
Cada gobierno que entra, ¡toma
ley nueva! Porque no les importa la enseñanza, no, lo que les importa es defender
sus ideas personales y que todo el mundo trague con las mismas ruedas de molino
que ellos. Creo que el Presidente de Gobierno de turno nombra a un Ministro de Educación de turno
expresamente para pasar a la historia de turno esa escrita por los vencedores como autores, ambos, de una legislación
educativa moderna, acorde con los tiempos, objetiva, necesaria, respetuosa con
todos, etc, etc. Y es que pueden ponerse adjetivos de todos los colores, y
frases de lo más rimbombantes a cualquier cosa seria si no fuese porque todo es
una broma que suele durar cuatro u ocho años, más o menos.
Pero siempre, siempre, en la ley
de enseñanza que se aprueba cada vez que hay un cambio político, aparece inextricablemente
la asignatura de Religión. Es incombustible, yo no lo entiendo, soy incapaz.
Que cada persona, a nivel
individual, profese la fe que le parezca, es del todo encomiable y tiene todo
el derecho del mundo dentro del respeto individual inherente a todo ser humano; pero de ahí a que entre en el currículo de los planes de
enseñanza, aunque sea optativa, en cualquier país aconfesional o no, no le veo sentido ninguno.
Y ahora, además, ofreciendo como
alternativa algo así como Valores Morales, o Sociales, o Éticos- ya veremos en
qué quedan los valores- con unos
contenidos y objetivos duros; tienen sentido, seguramente para que la gente se
apunte a religión donde la nota media por estudiar aspectos subjetivos y de creencias personales e íntimas del ser
humano sobrepasa con creces la de otras materias y, amén de ello, no precisará el mismo esfuerzo. Por ello, se supone o lo suponen ellos, el número de alumnos en su materia crecerá como la espuma
y como consecuencia se tranforma en la disculpa perfecta para continuar metiéndola a calzador y donde seguirá per secula seculorum., a no ser que Dios dé un puñetazo encima de la mesa y se canse de que usen Su nombre en vano. Así que, de esta forma,
de valores nada, bueno sí, los que interesan a los que legislan y nada más:
poner la otra mejilla y tener la paciencia de Job. Viva la religión, la
Conferencia, el Papa de Roma sin la mula ni el buey ni Reyes de Oriente y los partidos políticos
españoles, incapaces todos ellos de acometer con responsabilidad un tema arduo
y difícil, pero que tendría solución si hubiese voluntad para ello.
Y si no, que baje Dios y lo vea.
Por ahora, ya está bien, que es domingo y en algo más habrá que echar el tiempo.
Un saludo y buen día.
Me adhiero a tu opinión y desearte que tengas salud y buena paciencia para poder tener salud. Hay cosas que dolorosamente no parecen tener remedio, pero todo se andará. Si aguantamos 2000 años para ver que no hay burra ni buey... podremos aguantar otros pocos para que aparezca algún político de verdad.
ResponderEliminar