sábado, 24 de diciembre de 2022

HAY TIEMPO, CLARO QUE LO HAY

 

Ayer tenía sueño. Nada más acostarme no fui capaz ni de leer una sola página del libro en el que estoy inmerso, una novela negra, policiaca, de esas que te enganchan y no te dejan estar tranquilo si no es estando dentro de ella. Y en cambio, ayer no pude. Los años, me dije. Seguramente. Viernes, las diez de la noche, y el cansancio acumulado probablemente a lo largo de la semana, con madrugones diarios, acaban por pasar factura. De repente, me vino a la cabeza, poco antes de sumirme en el sueño, mi fecha de nacimiento. Fue casi un abrir y cerrar de ojos. Mi DNI no se equivoca, no. Y el tiempo, irreversible en su discurrir, me acerca hoy a una nueva Nochebuena, a recuerdos que significaron para mí, hace ocho años, horas de espera, de nervios, sentado en una de esas sillas incomodísimas de los hospitales, levantándome, paseando por los pasillos arriba y abajo sin otra cosa en mi cabeza que aguardar por el nacimiento de una nieta, suspirando porque el parto fuese normal y que mi hija saliese bien de él. Incluso rogando a Dios, a la Virgen y a los Santos que le echasen una mano, y mira que yo no soy de iglesia. Y todo salió bien, aunque ya habían pasado unos minutos de la medianoche y todo sucedía en el día de Navidad, gracias a ellos y a los médicos y enfermeras y… Toda ayuda se agradece. Entonces, casi con sesenta tacos encima, aún presumía de aguante. Ja. La ilusión, dicen, es lo último que se pierde. Un día más y otro y los años poco a poco se le echan a uno encima. Y entonces, un día como ayer, entre las brumas que preceden al sueño, caí en la cuenta: ¡Mira el carnet, Luis, míralo!

Ahora, a media mañana de este nuevo día, recuerdo ese instante, pero para decirme que el tiempo no solo pasa con el fin de tener recuerdos, sino también para saber que hay que disfrutar a tope de ellos y vivir con afán y entusiasmo los años venideros, empezando por ya mismo. Y en ello estoy. No os olvidéis de hacer lo mismo. Aunque un viernes a la noche se tenga sueño, mucho sueño, y no os deje continuar con aquello que estéis disfrutando. Que al día siguiente, sabed, habrá tiempo otra vez para ello.

Felices fiestas.

jueves, 22 de diciembre de 2022

PAÍS DE M...

 

¡La que se ha armado en España entre el poder legislativo y el judicial!

Es lo que sucede cuando, a pesar de todos los vozarrones de quienes viven a cuanta de ella, tenemos una Constitución obsoleta en una democracia débil. Buf, país de m...

No pasa nada, cosas insignificantes, si atendemos a algunos periodistas que le echan la culpa a unos; cosas importantísimas si oímos a otros periodistas que le echan la culpa a los otros. Hechos irresponsables los acaecidos, unos por una razón y otros por otra, si escuchamos a los políticos de uno y otro signo. ¿Y los ciudadanos? Pues nada. A su aire y a su bola. Ya lo arreglarán, total a ellos no los escuchan ni unos ni otros. Tanto en el Gobierno como en el seno de los partidos con representación parlamentaria lo único que buscan es mantenerse en el poder a costa de las bajadas de pantalones que se necesiten. Unos para obtener esto y otros para obtener aquello. Todos, a la vista de lo sucedido, cortados por el mismo patrón, unos del derecho y otros del revés.

Y entre los representantes judiciales otro tanto de lo mismo. Si atendemos a las explicaciones de una determinada asociación de jueces hay que hacer lo uno, pero si nos fijamos en las palabras de otra determinada asociación de jueces, lo que debería hacerse es lo de más allá. O los fiscales, que dicen ahora una cosa y se enfrentan a los jueces más o menos dependiendo del fiscal jefe y de quien gobierne. Que todos ellos se aclaren o que aprendan a resolver los problemas judiciales de la misma forma. No hay derecho a que la misma ley tenga lecturas distintas y lo paguemos los de siempre. Que las hagan bien o que corrijan al poder legislativo, si fuese necesario, para evitar distintas interpretaciones. Pero que los españoles nos podamos sentir tranquilos sabiendo lo que hay y lo que no.

Y todo el “fregao” porque se quieren aprobar unas leyes que a unos les gustan y a otros no. 

Si atendemos a la explicación de algunas personas, el Parlamento es la sede de la soberanía popular y donde se legisla. Pues vale. Lo que no se puede pedir es que esa soberanía obtenida mediante unas votaciones generales se mantenga cuando los programas con los que lograron sus votos ya no son los mismos. No es lo mismo pedir el voto basándose en un montón de promesas y que por esas lo votan, que después cambiar lo prometido por otras, ya que entonces las condiciones cambiarían y el voto del que presumen no puede servirles de sostén para seguir viviendo a cuerpo de rey.

Si llegase el día que las promesas electorales, el programa, programa, programa, como decía Anguita, no puedan ser cambiadas a riesgo de que los responsables del cambio puedan acabar en la cárcel por estafar a los ciudadanos antes de unas elecciones con promesas  falsas, ese día se terminarían todas las fechorías que se cometan a espaldas de los votantes y que desde el poder se pudiesen tramitarlo que en ocasiones tanto enfurece a la gente.

¿Es extraño, pues, que los españoles no crean en sus políticos, en estos que tenemos u otros que puedan proceder igual? ¿Parece razonable que cuando hablan de la separación de poderes nadie se lo crea?

Venga, hombres, comportaos como lo que sois, gestores de todas las ilusiones que vuestros seguidores depositaron en vosotros para hacer una España mejor. No traicionéis los principios de quienes os han elegido y dad ejemplo de respeto, talante y seriedad tanto en las intervenciones como en las decisiones para que el país esté orgulloso de su democracia y de su Constitución, esa que ahora mismo se incumple caprichosamente en favor de intereses de unos o de otros.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

EN ALEMANIA, ¿INTENTO DE GOLPE DE QUÉ?

 

 

¡Coño, tú, que hoy, cuando encendí la tele a media mañana, me encuentro con la noticia de que hay una importante operación policial en Alemania encaminada a acabar con un grupo de ultraderecha que planeaba un golpe de estado en el gigante teutón!

No me lo podía creer. ¿En Alemania? ¿Un golpe de estado? Vamos, que no sería tanto. Allí esas cosas no ocurren, es el corazón de Europa.

Me acuerdo de nuestro gobierno central explicando desde hace unos meses que el delito de sedición es obsoleto, que en  ningún país desarrollado de nuestro entorno existe, que aquí en España hay que acabar con ese desajuste. O sea, ¿que cómo es eso de llamar a lo que sucede en Alemania un intento de “golpe de estado”? Bah, son los periodistas que siempre buscan por la tremenda la noticia del día.

Para mí que lo que intentaban esos de ultra lo que sea, que me da igual de un lado que de otro, era organizar unos desórdenes públicos con cualquier cuento que les pasara por la cabeza. Igual que en Cataluña hace unos años. Ocurrencias de gente que no tenía otra cosa mejor que hacer y que viven del chollo presupuestario de todos los españoles.

Hasta un aristócrata había ahí entre los germanos intentando dar algo de guerra. ¡Qué cosas, oye! Es raro que gente de semejante casta privilegiada ande metida en estas cosas, allí o aquí, donde sea, para seguir permitiéndose vivir a lo grande. ¡Ínfulas seguramente de algunos paranoicos para quienes en tiempos pasados siempre les fue mejor, añoranza de seguir mandando a golpe de látigo, físico o económico, qué más da!

Supongo que esta noticia de la algarada (perdón, del intento de golpe de estado) solo será para echar cortinas de humo a los problemas económicos acuciantes por los que pasamos los europeos, y los alemanes van casi a la cabeza. Con eso de planificar desórdenes públicos (uy, no, un golpe de estado), lo arreglarán todo, ya lo veréis. Si no, se lo explicará Sánchez, recién elegido Presidente de los socialistas europeos. Y si él no es suficiente, se llevará a Rufián o Junqueras o…, que saben mucho de esos temas. Y como última opción le queda aún a Puigdemont, que pasó por Alemania y no le encontraron ningún tipo de delito, soltándolo ipso facto.

Así que un intento de golpe de estado, eh… ¡Qué cosas hay que oír!

Porque si es verdad, uf, me pregunto qué delito habrán cometido.