sábado, 16 de abril de 2022

¡¡LA RUEDA DE LA GUERRA, PUTA GUERRA!!

Primero enmudeced ante la injusticia,

alzad indefensos los ojos al cielo

y

rezad, rezad por tantos cuerpos mutilados;

postraos de rodillas ante la barbarie;

llorad, llorad ante tanta tumba olvidada

en cunetas o en yermos páramos,

ante tantos cadáveres sepultados

por bombas, escombros o cenizas,

ante seres amados desaparecidos o calcinados;

sentid, sentid las lágrimas saladas

que nacieron en sus ojos despavoridos,

que corrieron por sus mejillas de vida

antes de finalizar atónitas ante la muerte;

gemid, gemid a la vista de esas sonrisas

truncadas de repente por el odio irracional.

 

Mas luego,

abrid vuestros brazos, vuestras almas,

a la incomprensión y a la rabia,

a la tristeza, al dolor y al resentimiento;

olvidad la esperanza y la ternura;

aborreced,

dedicad vuestros esfuerzos a la venganza,

al rencor, a la intolerancia y a la sinrazón.

Afligíos primero, levantad vuestros cuerpos

después,

volved la mirada atrás

un segundo,

rebuscad en la memoria

e id a la guerra.

Matad con saña, sin piedad, sedientos

de sangre y de abominación.

Matad sin misericordia

ávidos por ver la angustia, entre tormentos,

ansiosos

por ver el terror en los rostros

de vuestros enemigos.

Y ahora,

pensad, pensad, sois vosotros quienes

decidís sobre la vida,

sobre la propia y la ajena.

¡Sois héroes!

Hoy vencedores, 

ayer vencidos.

 

¿Y mañana?  

La rueda gira y gira,

y se mueve sin pausa

ante el silencio expectante de los dioses

impulsada por la ambición,

por la locura de los hombres,

incapaces de expiar sus culpas,

proclives a repetir sus pecados.

Y el hoy la Historia lo entierra,

con sus muertos y sus asesinos,

en fosas comunes de desmemoria

hasta que un vendaval de olvido

borre el último resquicio

de la conciencia del bebé recién nacido.


¡¡Guerra, maldita guerra!!

¡¡Novia, maldita novia del ser,

de traje diamantino

y de carteras doradas,

que agasaja a los invitados

con un golpe de su guadaña!!

¡¡Perra vida, vida perra, la que nos

proporcionan los de ropajes áureos

y su ramera guerra!!

¡¡Hijos de puta!!

¡¡Hijos de perra!!

¡¡Muerte, muerte, muerte!!,

gritan, mientras vociferan

¡¡Guerra, guerra, guerra!!

Y al tiempo que en sus bolsillos

caen tintineantes

miles, millones de monedas,

todas teñidas de sangre,

entretanto, en las calles,

de las que se adueñan

la miseria y el hambre,

seres monstruosos

que antes fueron humanos

se humillan, víctimas inocentes,

y siembran las calzadas

con el rocío de sus rezumantes ojos

regado con el humor rojo y espeso

que vacía sus entrañas.


¡¡Muerte, a la guerra, muerte,

a la guerra, muerte, a la guerra!!

¡¡Hambruna, podredumbre, depravación,

odio, desprecio, desesperación!!

¡¡Venganza, venganza, venganza,

ignorancia, incultura, inhumanidad!!!

¡¡Muerte, muerte!!

¡¡A la guerra, muerte!!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

martes, 5 de abril de 2022

GUERRA Y CRUELDAD

          Ayer, imágenes aberrantes de muerte dieron la vuelta al mundo. Imágenes procedentes de ciudades de la periferia de Kiev. Acusaciones de asesinatos de civiles por parte de las tropas rusas que invaden Ucrania y que nos recuerdan la barbarie que se deriva de una guerra. No obstante, no sé qué tienen de extrañas tales matanzas. Es una guerra, señores, una GUERRA, y por más que nos la vistan con colores de victoria o de derrota, el salvajismo es la tónica dominante durante una confrontación de este tipo. Los crímenes de guerra han tenido lugar de forma apabullante en cualquiera de los enfrentamientos armados que se han sucedido a lo largo de la Historia y siempre los criminales fueron acusados por unos o por otros según en el bando en que cada uno se hallase. El respeto a los derechos humanos se salta  a la torera en cualquier zona de cualquier país del mundo.

En este tipo de bestialidades, los cañones destruyen igual objetivos civiles que militares. No hay distinción a la hora de obtener la victoria, por las armas o sembrando el pánico y el horror entre la población.

A lo largo del último siglo, hubo para dar y tomar por parte de unos y otros contrincantes. Los nazis destruyeron Varsovia y los aliados Dresde, por ejemplo, y no por ser precisamente objetivos militares; la destrucción de Hiroshima y Nagasaki, con casi doscientos mil muertos más las secuelas posteriores en los descendientes de los supervivientes, fue la mayor aberración cometida durante cualquier guerra habida hasta la fecha; en Vietnam hubo sucesos horripilantes por parte de ambos bandos; más recientemente, en Irak, invadido en base a falsedades, no hubo perdón ni siquiera para los periodistas que intentaban contar la verdad, como sucedió con José Couso; en Guantánamo se siguen violando los derechos humanos, pero nadie se atreve a protestar ni poner sanciones; en Siria hubo denuncias de uso indiscriminado de armas prohibidas y ahí sigue el responsable tan campante; en Sudáfrica el racismo imperó durante décadas y décadas protegidos sus gobernantes por Occidente y por sus riquezas; en el golfo Pérsico la desigualdad entre hombres y mujeres o las penas impuestas a algunos delincuentes o reos continúa y las naciones oyen, ven y callan porque esos países son quienes son y mandan lo que mandan; en China, otro tal de lo mismo; durante la invasión de China por parte de Japón hoy se han descubierto barbaridades de toda clase cometidos por este último; Israel  se carga palestinos a diestro y siniestro, sabiéndose inmune a cualquier tipo de sanción que nunca existirá, cada vez que un grupúsculo terrorista les lanza un cohete; en las dictaduras de Chile o Argentina, en Yemen, en Sudán, en Congo, y así podríamos continuar sin cesar durante folios y folios.

Un siglo, cien años, son muchos años en la Historia de nuestro planeta como para obviar lo incuestionable: La GUERRA, cualquier guerra, es una salvajada y esta solo puede dar como resultado la crueldad más absoluta. No nos echemos las manos a la cabeza, o más bien no las bajemos de ella porque día tras día en algún lugar del mundo se siguen cometiendo atrocidades semejantes. Quien más y quien menos, a poco que pensemos, hemos sabido que las mayores barbaridades acontecen en estos conflictos. Por eso, ahora, cuando autoridades de muchos países piden que Putin, dictador supremo ruso que alcanzó la cima del poder espoleado de alguna manera por las acciones de la propia UE en los últimos lustros, sea juzgado por el Tribunal de Derechos Humanos por su responsabilidad en estos asesinatos en Ucrania, yo me paro a pensar que desde 1995 la ONU declaró la imprescriptibilidad de los crímenes de guerra o de lesa humanidad, pero, a pesar de ello, apenas nunca se procedió contra otros mandatarios.

Claro que, sabiendo que países como China, Rusia o EEUU no pertenecen ni siquiera al Tribunal Penal Internacional con el fin de que nadie ose investigar sus tropelías, tendríamos que encabronarnos. No sirve de mucho, poco menos que gestos contrariados contra la arbitrariedad con qué toman y se aceptan tantas y tantas desgracias, mas a sabiendas de la inutilidad de nuestras justas pero vanas protestas. Es el recurso del pataleo baldío, un berrinche más.

Entre ellos tres se lo guisan y se lo comen. El resto formamos parte del atrezzo o somos meros figurantes pasivos en esa obra melodramática que llevan representando magistralmente durante las últimas decenas de años los mismos actores de siempre.