Primero enmudeced ante la injusticia,
alzad
indefensos los ojos al cielo
y
rezad,
rezad por tantos cuerpos mutilados;
postraos
de rodillas ante la barbarie;
llorad,
llorad ante tanta tumba olvidada
en
cunetas o en yermos páramos,
ante
tantos cadáveres sepultados
por
bombas, escombros o cenizas,
ante
seres amados desaparecidos o calcinados;
sentid,
sentid las lágrimas saladas
que
nacieron en sus ojos despavoridos,
que
corrieron por sus mejillas de vida
antes
de finalizar atónitas ante la muerte;
gemid,
gemid a la vista de esas sonrisas
truncadas
de repente por el odio irracional.
Mas
luego,
abrid
vuestros brazos, vuestras almas,
a
la incomprensión y a la rabia,
a
la tristeza, al dolor y al resentimiento;
olvidad
la esperanza y la ternura;
aborreced,
dedicad
vuestros esfuerzos a la venganza,
al
rencor, a la intolerancia y a la sinrazón.
Afligíos
primero, levantad vuestros cuerpos
después,
volved
la mirada atrás
un
segundo,
rebuscad
en la memoria
e
id a la guerra.
Matad
con saña, sin piedad, sedientos
de
sangre y de abominación.
Matad
sin misericordia
ávidos
por ver la angustia, entre tormentos,
ansiosos
por
ver el terror en los rostros
de
vuestros enemigos.
Y
ahora,
pensad,
pensad, sois vosotros quienes
decidís
sobre la vida,
sobre
la propia y la ajena.
¡Sois
héroes!
Hoy vencedores,
ayer vencidos.
¿Y
mañana?
La
rueda gira y gira,
y
se mueve sin pausa
ante
el silencio expectante de los dioses
impulsada
por la ambición,
por
la locura de los hombres,
incapaces
de expiar sus culpas,
proclives
a repetir sus pecados.
Y
el hoy la Historia lo entierra,
con
sus muertos y sus asesinos,
en
fosas comunes de desmemoria
hasta
que un vendaval de olvido
borre
el último resquicio
de
la conciencia del bebé recién nacido.
¡¡Guerra,
maldita guerra!!
¡¡Novia,
maldita novia del ser,
de
traje diamantino
y
de carteras doradas,
que
agasaja a los invitados
con
un golpe de su guadaña!!
¡¡Perra
vida, vida perra, la que nos
proporcionan
los de ropajes áureos
y
su ramera guerra!!
¡¡Hijos
de puta!!
¡¡Hijos
de perra!!
¡¡Muerte,
muerte, muerte!!,
gritan,
mientras vociferan
¡¡Guerra,
guerra, guerra!!
Y
al tiempo que en sus bolsillos
caen
tintineantes
miles,
millones de monedas,
todas
teñidas de sangre,
entretanto,
en las calles,
de
las que se adueñan
la
miseria y el hambre,
seres
monstruosos
que
antes fueron humanos
se
humillan, víctimas inocentes,
y
siembran las calzadas
con
el rocío de sus rezumantes ojos
regado
con el humor rojo y espeso
que
vacía sus entrañas.
¡¡Muerte, a la guerra, muerte,
a la guerra,
muerte, a la guerra!!
¡¡Hambruna,
podredumbre, depravación,
odio,
desprecio, desesperación!!
¡¡Venganza,
venganza, venganza,
ignorancia,
incultura, inhumanidad!!!
¡¡Muerte,
muerte!!
¡¡A
la guerra, muerte!!