lunes, 27 de enero de 2020

OTRO DÍA DE INVIERNO


El blancor de la helada sobre los campos,
los velos traslúcidos que impiden ver el sol,
las sombras difuminadas en el aire de los árboles,
el verde apagado de las montañas lejanas,
otro día de invierno sobre mí,
otra jornada asombrosa e imprevisible,
que me trae ella con sus ojos somnolientos
que me miran mientras pronuncia 
las palabras mágicas,
esas que todas las mañanas me despiertan
de mi letargo cansado de viejo añoso:
Buenos días, Tito.


martes, 14 de enero de 2020

LUNES


Lunes. Comienza la semana. Toca madrugar. No dejo ni que suene el reloj a las 06:22. Despierto antes. Quito la alarma y me tiro fuera de la cama intentando no despertar a mi mujer. Imposible. Sigiloso, para no acabar por despabilarla, me escurro fuera de la habitación. Media hora en el baño. Nuevamente me cuelo en el cuarto, cojo la ropa y me visto sin meter el mínimo ruido. Salgo y cierro con cuidado. Recojo las llaves, las del coche y las de su casa. Abro la puerta y la vuelvo a cerrar con la llave para hacerlo lo más silenciosamente posible. Eludo el ascensor y desciendo por las escaleras al portal. Abro la puerta del portal y respiro el frío helador de la madrugada, mientras saco un cigarrillo y lo enciendo con parsimonia. Son las 06:54. Dos minutos hasta el garaje, en cuyo exterior apago el pitillo y lo arrojo a una papelera. Sacar el coche y llegar al aparcamiento junto al río, otros cuatro minutos. Las 07:00. Tres minutos más hasta el portal. Dos minutos para esperar el ascensor, subir al segundo y abrir la puerta. 07:05. Empieza la jornada.
Hasta este momento todo fue un lento pasar del tiempo en el reloj, una rutina diaria de lunes a viernes sin importancia. A partir de ahora comienza el día, el tiempo no corre, lo marca ella, mi nieta. O sea que puede suceder cualquier cosa, aunque haya tareas inamovibles marcadas por el horario de clase. Pero antes, durante y después de cada una las frases, los gestos, las dudas, los imprevistos acaecen sin orden ni concierto. Y son justamente esos segundos los que conforman mi ansia de no perderme ni un solo día esos quehaceres. Para eso madrugo, entre otras cosas.
Espero a las 08:00 para llamarla. Luego, Dios dirá.

jueves, 9 de enero de 2020

CUESTIÓN DE FE


Ya tenemos presi, cuatro vices, un montón de ministerios y cientos de asesores y demás cobradores de sueldos a nuestra cuenta. Dentro de equis tiempo, también tendrán pensiones por una temporada viviendo a cuerpo de rey, planes de pensiones  y demás prebendas. Y si se tercia, al acabársele el chollo, un puesto de ejecutivo en alguna de las grandes empresas de este país. ¿Qué más podríamos desear? A fin de cuentas, ya tenemos gobierno, que era lo que nos quitaba el sueño (además de Iglesias a Sánchez). Y todos felices y comerán perdices…y percebes, y langostas y trufas negras y demás alimentos opíparos bien regados de un buen vino de la tierra y un buen champán como colofón, para hacer bien la digestión.
Y los de la oposición continuarán con sus amenazas y sus bufonadas, desconcertados al no poder ser ellos quienes ocupan esos cargos tan apetitosos. Aunque tampoco serán de los que piden el céntimo en la calle para incrementar su paga, eso no, que también se llevan al bolso una cantidad apreciable de salario público, es decir, a cuenta nuestra. A pesar de sus críticas feroces, de sus salidas de tono, de sus algaradas callejeras, también gozarán de manjares suculentos, muy asemejados a los de la parte alta de la pirámide, y brindarán con la misma fruición con los mismos caldos.
Los españoles, maravillados ante tanto derroche, seguiremos pidiendo un céntimo por las calles para nuestros míseros sueldos o pensiones, para nuestra sanidad o educación, para nuestra supervivencia. Pero, eso sí, con alegría, todos tan contentos ante la visión de la opulencia extraordinaria con que cuenta España, capaz de hacer a ricos a tantos a la vez y en tan poco tiempo. Todo sea porque nos han dicho hasta la saciedad que nuestros políticos cobran poco y están donde están en un gesto de generosidad sin precedentes en favor de sus conciudadanos.
Y, como lo he oído millones de veces, yo voy y me lo creo. Todo es cuestión de fe.


lunes, 6 de enero de 2020

SEGUIREMOS QUEDANDO ATRÁS


Después de dos sesiones de cuasi circo en el Congreso de los Diputados, donde se habló poco de política de cara a afrontar los próximos años y mucho de broncas, insultos y desafíos hasta el punto de avergonzar a una gran mayoría de españoles que pudieron seguir en directo tal batiburrillo, el presidente en funciones, Pedro Sánchez, se enfrentará mañana al acto de ser elegido como tal, con pleno derecho, o volver a sacar de la chistera unas nuevas elecciones.
Aunque parezca claro, a raíz de la primera votación celebrada ayer, que lo conseguirá por escaso margen y sin mayoría absoluta, aún restan algunas dudas que solventar y que no quedarán dilucidadas hasta el final de la votación próxima. El escaso margen de dos votos que lo separa de alcanzar sus objetivos no parece que se vaya a derrumbar, pero en la conciencia de alguno de los diputados puede arraigar durante el día de hoy la sospecha de si las alianzas establecidas por el equipo de Sánchez no irán poco a poco arruinando cada vez más a unas Comunidades Autónomas en favor de otras que durante las últimas décadas, gracias a partidos regionalistas o independentistas fuertes, que se convirtieron en imprescindibles para la gobernabilidad de España, han ido consiguiendo más y más, recortando los bienes a aquellas donde las agrupaciones son meros apéndices de la sede central de su partido en Madrid.
Y no es una afirmación baladí, es una situación fácilmente constatable en cuanto nos fijamos en todos los aspectos de la vida pública de cada uno de ellas: educación, sanidad, infraestructuras, ayudas a la industria, pesca, impuestos, abandono y vacío del medio rural, trabajo, etc. No es opinable que médicos, maestros, profesores cobren menos en Asturias que en otras Comunidades, por lo cual o no vienen o se van; que las carreteras sean una cochambre, que la única autopista de entrada desde la Meseta sea de pago hasta el 2050 y suban los aranceles para transitarla, mientras otras privadas se han rescatado a precio de oro o se les ha rebajado el peaje en algunas públicas o eliminado; que el ferrocarril sea del siglo XIX y el AVE siga sin alas; que las industrias electrointensivas paguen más en esta Comunidad que en otras debido a acuerdos del gobierno centralista con aquellos que necesitó para seguir en el sillón del poder; que el carbón desaparezca, y con él centrales de producción eléctrica, y no haya planes reales de activar las comarcas (reales, digo, no gastar dinero como ya se derrochó hace unos años en tonterías); que el medio rural, agricultura y ganadería, cada día vaya a menos sin ayudas fiscales, de comunicación, de nuevas tecnologías, de apoyo a quienes decidan quedar y trabajar en él; que las cuotas de pesca se rebajen a mínimos o se van, en base a los mismos acuerdos de gobierno, a otras comunidades mientras los asturianos se quedan con migajas, etc., etc., y así sucesivamente.
En sueldos de cargos políticos, sí, ahí no hay problema de dinero, ni en instituciones-chanchullo donde colocar a los palmeros de turno. Hace más de cincuenta años le dijeron a un amigo que vivía y trabajaba en Bruselas, que Asturias quedaría reducida a una gran reserva natural poblada por animales más o menos salvajes y apta para hacer safaris, mientras que su población habría desaparecido casi en su totalidad. Y, a la vista del camino que siguen en Madrid y que aplauden los políticos asturianos, va a acabar siendo verdad. ¡Qué pena que no haya un partido en Asturias que defienda primero a esta Comunidad, después a Asturias y por último a Asturias otra vez! Sí, porque para defender otras opciones ya existen otros partidos en distintas comunidades españolas que piden primero para ellas, mientras que aquí continuamos con marionetas que se mueven a la orden del titiritero de turno. Como sucedió y sucede hasta ahora.