jueves, 20 de diciembre de 2012

POLÍTICOS Y ASESORES


Estoy un poco bajo, qué voy a hacer. Eso de tener que volver a tumbarme en un quirófano no me deja el cuerpo para nada. Pero como tampoco hay mal que por bien no venga, me cuentan unas cuantas neuronas, optimistas y despiertas ya a estas horas, que voy a mejorar un montón en cuatro días, así que…

Vamos a lo que íbamos y dejémonos de tonterías.
Leo en la prensa que el número de asesores de los parlamentarios asturianos es superior a al propio número de ellos elegidos en las urnas. Incluso hay uno de ellos que tiene ni más ni menos que seis. Y vuelvo a leer la noticia para evitar que mi mente me haya traicionado y la suma que hice estuviese equivocada. Pero los números son muy tercos y las matemáticas más aún.
Entonces  paso página para no pensar mucho en ello. Incluso voy a la portada  para comprobar la fecha y no, no es 28 de diciembre. Podía ser que nos quisiesen gastar una inocentada. O que fuese un globo sonda de esos que tan a menudo lanzan nuestros politicuchos para ver la reacción de la gente antes de aplicar unas normas o unas leyes que nos dejan con el culo al aire. Pero no. Regreso a la página de la información de  ese asunto y compruebo con incredulidad que los datos son  irremediablemente reales, y digo irremediablemente, porque nuestros politiquillos no tienen desperdicio, ni vergüenza, ni nada que se les parezca; y nos explicarán con pelos y señales para qué quieren a todos esos asesores, excepto la verdad: para que hagan el trabajo mientras ellos se rascan la barriga.
Ya ni me cabreo. Tengo la cabeza embotada, saturada de cosas como esta. Y creo que les pasa a todos los asturianos y españoles igual. De vez en cuando alguno levanta la voz, o escribe una carta de lector emberrinchado, o comenta algo en un programa de radio o TV para comprobar acto seguido, con estupefacción, que los “dignos próceres de nuestra patria,¿o estado?, no´sé” no se inmutan. Son seres que viven fuera de la realidad social que les rodea. No son de este mundo, como el reino que predicaba Cristo, aunque supongo que no será el mismo.

En este país de locos en que vivimos se levantan voces contra estas medidas pero son acalladas lenta e inapelablemente por el silencio como respuesta seca y contundente.
A mí me gustaría desvelar el oscurantismo en que se envuelve el tiempo de trabajo que realizan nuestros diputados de lunes a viernes; saber por qué la ausencia de explicaciones acerca de su horario diario de trabajo, como cualquier funcionario ya que ellos no dejan tampoco de serlo por su teórico servicio a la sociedad, aunque no lo sean; me gustaría conocer cuántas son las horas que echan en el parlamento al cabo de un año; si andan recorriendo  Asturias para conocer sus verdaderos problemas e intentar buscar una solución aunque sea a medio plazo; me encantaría descubrir cuánto tiempo han dedicado a elaborar y confeccionar las leyes que van a aprobar en el Parlamento; me alegraría saber el tiempo que dedican a discutir esos asuntos con la oposición para intentar llegar a algunos acuerdos que beneficien al conjunto de la sociedad en vez de tener que darle la vuelta a la chaqueta el día que gobierne el otro, etc.
Y en vez de eso, en lo que se afanan es en disponer de un número de asesores para que les hagan los deberes.

Yo, maestro, también necesito uno o dos asesores, señores diputados:
-tal vez uno para que me cubra todos los papeles y me oriente sobre cómo hacerlos bien, debido a que la ineficiencia e incapacidad lingüística administrativa para explicar determinadas instrucciones, hace que estas sean totalmente ininteligibles y a veces no sabemos a qué atenernos con claridad;
-y otro  para que me vaya diciendo como tengo que dar la clase en función de cada cambio en la legislación que acaba por volver tarumba a uno.
Pero a mí no me ponen asesores. Tengo que arreglármelas como buenamente puedo, igual que miles de compañeros; y, si en algo nos equivocamos, volver a repetirlo cubriendo papeles hasta la saciedad, intuyendo en la mayoría de las ocasiones que van a acabar, si no en la primera papelera al alcance de la mano, si amontonados por cualquier esquina o en cualquier habitación donde se llenarán de polvo hasta perderse en el olvido administrativo.

¡Qué simpáticos son estos señores que tienen asesores! Asesores a espuertas.
Tal vez cada uno de ellos ya se haya buscado su compañero de mus para echar una partidita mientras discuten sobre temas tan esenciales para ellos como a cuánto les ascenderá este año la extra de Navidad, ya que a los demás ya les pusieron en la boca la recortada de varios cañones hace meses para que no se escapara ni una protesta seria.
Bueno, quien dice extra, dice dietas y desplazamientos, que no cotizan.
¿Quién dijo que hay economía sumergida? ¿Quién dijo que la ley es igual para todos? ¿Quién dijo que Hacienda somos todos? Y aquí no se mueve ni Dios por la calle, porque además esta está tomada por la policía, esos angelitos.

Pásenlo bien y no me hagan mucho caso. Buen día.

2 comentarios:

  1. Y que me dices de los senadores? hace poco vi un repoetaje repetido de salvados sobre eso y mete miedo...parque jurasico

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