martes, 27 de agosto de 2019

LA REINA DE LAS FLORES


Flores, flores, a cientos,
y corriendo por el prado
la niña con los brazos abiertos
gritaba feliz al aire tibio
que la mañana de mayo
arrastraba del sur.
Flores, muchas flores, a miles,
de todos los colores,
y entre ellas, como una emperatriz,
la niña le decía a la brisa:
Sopla, fuerte, más fuerte,
que los pétalos acaricien mi cara,
que sus aromas impregnen
mis cabellos y mi cabeza,
que mi cuerpo se tiña
con los colores del pintor.
Y la tenue aura, ligera y feliz,
mientras enredaba sus dedos
en la melena suelta de la chiquilla,
susurraba a las montañas,
a los arroyos, a las flores,
palabras de júbilo, de entusiasmo
antes de lanzar al mundo su risa
propalando su satisfacción.
Más, muchísimas más, a millones,
y la niña, tumbada entre la hierba,
convertida en la más bella flor,
se mecía al ritmo de sus hermanas,
que la acunaban contra su corazón.
Flores, flores, un mundo de flores
y una niña, soberana, sonríe al cielo
soñadora y satisfecha,
reina de la vida, ¡bendita ilusión!


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