La
ola de calor ha sumido a España en una vorágine de incendios que no acaban
nunca. Los miles y miles de hectáreas quemadas durante los últimos días nos
avisan de un futuro incierto en muchas zonas de nuestro país en lo que a
forestación se refiere. Si uno hace caso a estudios, tal vez demasiado
pesimistas pero no por ello muy alejados de una base real, una gran superficie del
sur y sureste peninsular se acerca a una desertización acelerada a causa de las
altas temperaturas que se prevén, de acuerdo a las teorías más avanzadas sobre
el cambio climático, y que afectarán en pocos lustros a estas tierras.
Es
penoso contemplar, pues, en este momento en que el infierno se ha desatado por
zonas del norte, sur, este y oeste peninsulares en forma de destrucción
completa de grandes masas forestales consumidas por incendios atroces, cómo
durante los últimos años, muchos por desgracia, cuando ya se vislumbraban las consecuencias del aumento
de temperaturas global en nuestro planeta, se hizo caso omiso por parte de
todos los gobiernos del estado, igual centrales que autonómicos, de las graves
consecuencias que por ello sufrirían sus ciudadanos. Se permitían únicamente
llenarse la boca con palabras huecas muy emperifolladas cuando hablaban de
ecología y medio ambiente, pero no dedicaban ni un céntimo a paliar unas carencias
que entonces ya se adivinaban funestas para la existencia de miles y miles,
millones, de ciudadanos. A día de hoy continúan igual. La culpa de los incendios,
según quién opine, es del cambio climático o de la gestión de un gobierno
determinado, es decir, siguen cerrando unos y otros los ojos. Mueren personas
como resultado de la lucha contra el fuego y, aparte de coincidir en palabras
de pésame, que no de responsabilidad, solo se echan la culpa entre los políticos
sobre la cantidad de medios que hay o no hay. Hasta por unos bocadillos se monta
la marimorena.
En
las tertulias, los opinadores, que no expertos, salen en defensa de unos y
otros con ridículas maneras de enfocar la cuestión, a menudo a toro pasado. Nadie
lo hace atendiendo al fondo del problema.
Solo
hay un culpable de esto y es el político que nos manda, en cualquier sitio, del
partido que sea. Ninguno ha realizado durante las últimas años un plan forestal
para repoblar, limpiar, aprovechar la riqueza sostenible de nuestros bosques,
crear brigadas que cuiden de ellos durante el año, hacer cortafuegos, impedir
que la maleza hoy se coma los alrededores de los pueblos, que se abandonan a
pasos gigantescos, aumentar los medios y el personal que se dedica a la lucha
contra el fuego, etc. Claro que puede valer una gran cantidad de millones de
euros, pero seguramente estarían bien empleados. Lo que sucede con estas
inversiones es que sus réditos se notarían a medio y largo plazo y eso no les
asegura los votos para los próximos comicios. Solo piensan en continuar en sus
puestos bien remunerados y con la vista puesta en las próximas listas
electorales, a ver si sigue el chollo.
Totalmente de acuerdo. Los políticos solo buscan su propio beneficio. Lo demás no les interesa.
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