domingo, 16 de mayo de 2010

FELISA (Capítulo 24)

(De cómo la Srta. Fdez del Río se deshace del "aguarón")
-¡Pero, cómo te las arreglaste? Me diste un susto de muerte. ¿Tú te imaginas que te pase algo y me cuelguen a mí la culpa? Y todo porque eres tan inútil que no sabes ni agarrarte como es debido al pelo de mi cuerpo.
Mientras hablaba, como quien no quiere la cosa, le arreó una patada al tronco hueco para descubrir al ratón que, en ese preciso momento, estaba haciendo justamente lo que la nutria se había imaginado. De un zarpazo lo agarró por el pescuezo y lo arrojó a la corriente de sustancias pútridas a la que en otros momentos de esta historia se le llama río. Al tiempo que lo vio hundirse (no se iba a ahogar, que el ratón nadaba de película de Tarzán), por el rabillo del ojo vislumbró en la superficie cuatro pares de ojitos pertenecientes a unas anguilas curiosas que querían saber de qué iba todo aquello y que, nada más ver a la Srta. Fdez, se lanzaron en picado hundiéndose en lo más profundo de la mierda del fondo fluvial para esconderse del bichejo aquel a cuya especie hacían responsable del alarmante descenso poblacional de la de ellas.
Podríamos escribir aquí sobre la pesca indiscriminada que se hace en determinadas rías acabando con la angula, apelando para ello a ciertas tradiciones gastronómicas aptas solamente para determinadas clases sociales con los bolsillos llenos o para cuatro arribistas, snobs o presumidos que desean codearse con los anteriores, aunque ello les suponga dejar sus carteras llenas de telarañas.
Podríamos criticar aquí esta clase de pesca que conlleva que la población anguilera de nuestra cuenca hidrográfica se vaya reduciendo año tras año hasta, quién sabe, seamos capaces de hacerla desaparecer poco a poco de todos nuestros ríos. Pero hoy no me van las críticas, así que sólo un apunte sin ánimo de polemizar:
Hace ya muchísimos años de la desacertada campaña del Pezqueñines, no, gracias. A mí me hace gracia la perseverencia con que nos repiten temporada tras temporada la misma frase. Y más aún cuando cuando paso al lado de los escaparates de ciertas pescaderías y observo el tamaño de algunas de las especies en venta. Tal vez sea el único que las ve, no sé; tal vez porque no entienda mucho ni poco ni nada de esas cosas. Pero es que además,casi nadie mira en la lonja, casi nadie mira cuando se descargan los barcos, casi nadie ve si pescan en zonas prohibidas, casi nadie se fija en las artes de pesca, casi nadie controla la pesca ilegal ni en los ríos ni en la mar, casi nadie hace nada por preservar ese tipo de especies hasta el día que a uno le dan con un canto en los dientes y no hay más remedio que echar las manos a a la cabeza y entonar el sua culpa, es decir, la culpa de los demás, la paja en el ojo ajeno; pero too ello no es óbice para que sí se apliquen las normas a rajatabla y se multe y se persiga con cantidades que implican una desfachatez inconmesurable, comparándolas con las atrocidades que cometen algunas grandes industrias, a cualquier pescador que haya sacado con su caña un pez algo inferior al tamaño permitido. A éste sí; a éste le cae el pelo; éste sirve de ejemplo y paga por todos, sin defensa ninguna.
Pero a fábricas contaminantes (en la prensa veredes, amigo Sancho), venenos (en el mismo sitio, amigo Sancho), minas ( idem), furtivos nocturnos y diurnos, amiguetes para comilonas comunales, permisos por mor de ciertas tradiciones, hoy más que nunca desfasadas, para esquilmar especies de tamaño inferior al permitido, etc, que son en realidad los culpables y verdaderos responsables de la lo que puede ser la desaparición de algunas de ellas, a éstos nunca los descubren: y si lo hacen , se tapa en bien, nos ocultan, de otros intereses inconfesables; o se les obliga a pagar una cierta cantidad tan ridícula que prefieren antes la sanción que tomar medidas para evitarlo en el futuro. De esa manera continúan con la campaña institucional: ¿Multas? Pezqueñinas, sí ,gracias. Y a otra cosa, mariposa. ¿Por qué será?
Vale, podría escribir algo más sobre el descenso poblacional de las anguilas y demás, pero no lo haré. Bastante hay con el lío en que me estoy metiendo, así que...
Bueno, señores, que es domingo y toca ir a dar una vuelta por el mercado. Un saludo y sed felices.

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