lunes, 3 de mayo de 2010

FELISA (Capítulo 23)

(De cómo la nutria ve a Felisa salir del río)

La Srta. Fdez. del Río había continuado su travesía con total normalidad. Al pisar tierra firme, miró hacia arriba y fue entonces cuando se dio cuenta de que sobre sí sólo cargaba con la cesta de la comida. Con cuidado se acercó a un pequeño talud y la dejó deslizarse suavemente hasta el suelo para que no se entornase y volcase su contenido en tierra. Luego, inmediatamente, comenzó a escudriñar la corriente de agua intentando vislumbrar algún rastro de Felisa. Por su cabeza únicamente pasaba la promesa que le había arrancado a la niña y que debía ser cumplida en esta orilla.

De repente, a unos cincuenta metros, divisó movimiento sobre el agua y se percató de los denodados esfuerzos que Felisa hacía intentando salir del río. Se dirigió hacia ella y, antes de llegar, ya la vio arrastrarse hacia el ribazo. Estaba a unos diez metros, cuando ella se desprendió de sus ropas para desempaparlas sacudiéndolas contra un tronco de aliso medio podre que reposaba junto a la madriguera de un ratón de agua al que se le conocía en todo el bosque por su notoria afición a la pornografía humana. Se lo imaginó en aquel instante empuñando un pelo de su bigote, mojándolo en un mejunje hecho a partir de su propia orina mezclada con el jugo amarillento de celidonia, muy abundante en aquel entorno, y dibujando a la niña en algún tipo de superficie con el fin de venderlo al mejor postor en la aldea ubicada, una vez pasados los rápidos de Comotecaigaslaspasasnegras, junto al puente de Bicho Raro.

La nutria, que siempre había odiado aquel tipo de actividades aunque nada tuviesen que ver con su especie, poco a poco empezó a notar que sus nervios se alteraban hasta el punto de encabronarse de tal manera que no dudó en acercarse sigilosamente hasta donde se hallaba la cría, la cual, precisamente en ese momento, estaba hundiendo en la depresión y en la locura más profubnda y brutal a unos cuantos helechos.

No quiero ni pensarlo. Un ratón ya no sólo de "voyeur", sino convertido en una máquina del sexo virtual, distribuidor de publicaciones encaminadas a acabar con la pureza espiritual de los aldeanos de la zona, por la que tanto estaba luchando Bendito 15 desde el púlpito de su templo.¿Cuándo se ha visto algo semejante? Supongo que ninguno de ustedes se lo cree, incluso a mí me cuesta creerlo.
Si no fuera por la Srta. Fdez del Río.... Porque el resto de los vecinos- como sucede siempre en estos casos- nunca habían visto nada raro en el comportamiento del ratón; podríamos escuchar de sus boquitas declaraciones tópicas de estilo de "era un buen vecino", "no se podía imaginar nada así", "siempre ayudaba en lo que podía", "no se le veía con gente rara", "es verdad que no era muy hablador, pero de ahí a esto...", "¿quién lo iba a decir?, siempre tan serio y tan servicial", "a mí ya me extrañaba, tanto tiempo sentado viendo pasar a la gente", " pasaba muchas horas en casa; ¡mira tú en qué las echaba!, en dibujar guarrerías", "si ya lo decía yo, que no ir de vacaciones a la Costa del Sol era por algo" y muchas más frases irrelevantes, excepto para quien las pronunciaba, que se creía el rey del mambo y el no va más al creer que sus palabras eran la repanocha y emitían un juicio de valor sobre el asunto que para sí quisieran mentes más refinadas.
Si no fuera porque la distancia en el tiempo lo hace imposible, se podrían comparar este tipo de declaraciones con las de infinidad de contertulios de televisión actuales que enjuician desde los programas de corazón y de no corazón a todos a quienes les viene en gana, y que también se sienten los reyes de la cumbia y de la salsa cuando de sus estómagos agradecidos vomitan frases célebres que quedarán grabadas a fuego en los libros de historia, del tipo "amíquenomelatoquen","quenadiemepongalapiernaencima","estamosenunpaísdemocráticoydigoloquequiero", ó "porellamatoehmaaaato", refrendadas además por los eructos de sus compañeros.
El caso es que yo, como no tenía a mano a ningún otro animal porque a la vera de aquel río, como comprenderéis, no se acercaba ni uno a excepción de estos "aguarones" que disfrutan entre la mierda más que un político con el descubimiento de un caso de corrupción en la oposición, pues me quedé con él y lo situé justo en el lugar por donde la niña salía del río.
No obstante, todo lo que estáis leyendo hasta ahora es todo inventado y cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Si bien al principio la idea se basaba en hechos probables, en este momento de la historia, personalmente, ya no me fío. Ni tampoco confío mucho en que los hechos puedan en algún momento cambiar dando al vuelta a la tortilla, es decir al relato.
Mientras lo pienso y no, disfruten del día.

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