miércoles, 29 de marzo de 2017

EXCUSAS


¡Uf!, hace más de un mes que no cuelgo en el blog ni el más pequeño de los artículos que seguramente, aunque solo hubiese sido de un par de párrafos, hubiese podido escribir. A veces me recrimino, como hoy, este comportamiento que no va en nada, o mejor, no iba con mi forma de ser. Solo puedo disculparme a través de excusas más bien endebles. Veamos alguna, a ver si cuelan: en ocasiones las situaciones se complican algo más de la cuenta y la cabeza está en otro sitio; o bien uno no se siente con fuerzas suficientes para afrontar coyunturas personales que lo rebasan; o las noticias de las que se siente tentado a escribir ya ni le interesan siquiera debido a la cotidianidad con que asaltan los medios de comunicación y son calcadas de otras que han sucedido y lo seguirán haciendo cada dos por tres sin que los españoles tomemos cartas en el asunto; o también la holgazanería de la que echo mano en cuanto me doy cuenta de que soy uno de los millones de jubilados a los que los políticos usan para usar y tirar en cada cita electoral; o la galbana a la que me enfrento con más asiduidad cada vez que veo un ordenador delante y en él un folio en blanco: o el hecho de saber que muchos de los artículos son meramente una ocurrencia sin pies ni cabeza, aunque es verdad que me sirven como pretexto para expulsar alguno de los demonios que me corroen de vez en cuando; o bien porque el tiempo se me hace cada vez más corto y lo dedico a otras causas que considero más convenientes, entiéndase leer, ver una película, echar una partida de cartas o de dominó, atender a mi nieta, la tarea más importante de mi presente vida, charlar y estar más con mi mujer, realizar alguna que otra tarea doméstica (no vayáis a creer que soy un amo de casa modelo ni un manitas, nada más lejos de la realidad y en lo cual reconozco poder hacer algo más), echar una parrafada con algún conocido, leer la prensa, dos o tres diarios cada jornada, ir al río ahora que comenzó la temporada de pesca, lo cual no quiere decir que vaya a pescar, sino a pasar horas por él viendo cómo las truchas me rehúyen como si fuese un apestado, dar un paseo de vez en cuando para soslayar la orden determinante de mis médicos que me recomiendan uno diario, y yo qué sé, cualquier cosa que me mantuviese alejado suficientemente de este objeto que ocupa la mesa de mi despacho en el salón y no hace más que llamarme la atención un día sí y otro también para que lo use con algo más de constancia. Porque esta es la verdadera razón de mi indolencia, su autoritarismo y la salmodia con la que me enloquece todos y cada uno de los días desde que comencé con este blog.
Pero hoy fue imposible. Nada más ponerlo en marcha, me abrió un documento de Word y no me dejó hacer ni una sola tarea más hasta que no acabé este pequeño artículo que, por narices, y como despecho, estoy colgando en mi blog. Para que todos sepáis que, si no lo hago más a menudo, es porque odio a los tiranos tecnológicos que ocupan nuestra vida. Aunque sé, por desgracia, que cada minuto que pasa, somos más y más dependientes de ellos. Pero los odio, y aún más hoy sabiendo que nuevamente me ha vencido.
 
Sean felices, no pierdan la sonrisa y rebélense contra ellos, aunque solo sea un minuto al día.

1 comentario:

  1. Bueno, quedas perdonado de los pecados de "vagancia" y "odio informático", pero somos muchos los que disfrutamos de tus oportunos comentarios y deseamos que sean más frecuentes. No obstante comprendo que hay situaciones importantes en las que uno no está para dedicarse a otras cosas.
    Un abrazo.
    Hermano mayor

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