El caso Nóos está dejando claro a la ciudadanía que aún
dudaba de ello la politización que impera en nuestra Justicia. Asistir estos últimos días a los
enfrentamientos entre defensores del fiscal Horrach (más bien abogado defensor)
y del juez Castro demuestran que en nuestro país el poder judicial ni es
independiente ni tiene el más sentido de la decencia al tratar estos temas tan
a la ligera y a la vista de todos. Se les ve el plumero a leguas, el plumero y lo que no es plumero. Más vale así, no obstante, para que los
españoles no volvamos a creernos eso de la independencia de los tres poderes
constitucionales. Como se puede apreciar, el cumplimiento de la actualmente
manida Constitución Española es una farsa y a su cumplimiento solo pueden
aludir aquellos que esperan que de ella salga algún tipo de duende que ponga
remedio a los asuntos que España hoy tiene más desamparados. Es decir, los
ilusos que todavía suspiran por aquella mal llamada Transición y que suponen
que vivir en el último cuarto del siglo XX es mejor que hacerlo en el primero
del XXI.
La Constitución necesita ya una reforma a fondo que sea
capaz de volver a ilusionar a todos los españoles, una reforma u otra
Constitución nueva donde lo que se articule tenga que ver con la sociedad
actual y no sea un cúmulo de mentiras a las que acudir solamente cuando a
alguien se le ponen los pelos de punta.
Si la justicia en España, como otros muchos poderes, no
funciona aquí en por culpa expresa de quienes están interesados en llevar a su
morral toda ave que vuele; es por culpa de aquellos que han secuestrado la
democracia convirtiéndola en su finca particular y colocando un cartel en la
puerta de afuera reservando el derecho de admisión. De esa manera, políticos,
jueces, grandes empresarios, sindicatos, fiscales, etc., etc., viven dentro del
recinto cerrado y en ocasiones hasta amurallado para evitar que la plebe del
exterior pueda asomarse siquiera para comprobar las prebendas de que disfrutan
a cuenta de los ciudadanos. Y en lo alto de la muralla cuelgan una gran
pancarta en la que se puede leer desde quilómetros a la redonda “Viva el rey y
viva la Democracia”. Y otra más pequeñita debajo con el lema” Vivamos nosotros
y que se jodan los demás”, pero mirando hacia el interior e invisible a los
ciudadanos no por vergüenza, que ellos no la tienen, sino más que nada por el
qué dirán.
Sean felices
y pásenlo bien. Feliz día.
¿ Qué vas a esperar de unos partidos donde sus miembros dicen que "están en política para hacerse ricos" como la grabación era ilegal, permiten que llegue a ser ministro y no lo cesaron de forma fulminante. Así nos luce el poco pelo que nos queda.
ResponderEliminarEl timonel del Cubia