jueves, 28 de abril de 2016

METIDOS OTRA VEZ EN FAENA


Ya estamos metidos en faena, en la misma de hace más de cuatro meses, y se me antoja que seguiremos casi o igual que entonces. Lo que hasta hace un par de meses muchos españoles vaticinaban, ahora se ha confirmado. Hace un par de días nuestro rey, ante la nula respuesta de sus interlocutores ante la importante misión de dotar a España de un gobierno útil y responsable que intente seguir sacando las castañas de la economía del fuego, no tuvo otro remedio que volver a convocar unas elecciones para dentro de dos meses. Con la boca grande, nuestros partidos políticos, y sobre todo sus números uno, avisaban que no era este el rumbo adecuado ya que los españoles ya habíamos optado en las urnas por nuestros representantes, pero, creo que con la boca pequeña. más de uno de ellos estaba deseando que se diera este paso. Supongo que en su fuero interno, y en las interioridades de su partido, habrían calculado que con este movimiento sus opciones de aumento de votos sería una realidad. El caso fue y es que siempre acabamos en España, cuando los distintos partidos examinan su propia conducta, a la que califican con falsa modestia y sin género de dudas de intachable, responsable y eficaz, con el manoseado y trasnochado comentario de que la culpa por siempre jamás es de los demás. Y como estos hacen lo mismo, la única y razonable enseñanza que nos queda a los españoles es que tantos unos como otros son unos incapaces, embusteros, jactanciosos e inservibles para dirigir este país.

O sea, que el día veintiséis de junio repetiremos la maniobra de elegir la papeleta con la alternativa que consideremos más adecuada, la meteremos en un sobre, retomaremos el camino hacia nuestra mesa electoral, lo introduciremos y esperaremos a la siguiente ópera bufa, protagonizada por los mismos actores mediocres y acomplejados que nos han tocado, para ver cómo se tiran otra vez los trastos a la cabeza, aunque quizá con posterioridad tengan que tragar sapos y culebras y admitir que, si hay acuerdos, bien se podría haber conseguido mucho antes.

O bien, los resultados de las elecciones sean totalmente distintos a los actuales, hecho este que no recoge el sentir actual de los votantes según las predicciones de diferentes analistas y encuestas políticas, y entonces alguno se frotará las manos mientras escucha el rechinar de dientes de alguno de sus rivales.

Entretanto, ocho semanas de rollo patatero en los medios de comunicación a cuenta de nuestros representantes (de algunos, que a otros, a muchos senadores, nosotros no tenemos opción ninguna de elegirlos en las urnas debido a una extraña ley que hace de la democracia un cuento sin sentido, kafkiano). Y, aún sin hacer nada, todos ellos siguen cobrando. ¿Austeridad, ciudadano Felipe? Ja, ja.

 

Que ustedes se lo piensen bien durante este tiempo que se avecina y sonrían siempre, que la situación da para ello, aunque sea después de un momento de cabreo.

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