Otra vez metidos en intríngulis encaminados
a la posible formación de gobierno en España. Y otra vez la espada de Damocles
se cierne sobre los españoles en forma de nuevas elecciones. Conforme pasan los
días, Sánchez está deshojando la margarita cavilando sobre la fecha en que
puede ser investido presidente…o no. Nos habían dicho que sería para las
Navidades, pero barrunto que más bien será para bien entrado el mes de enero,
aunque quizá me equivoque y ni siquiera para entonces lo haya. No obstante, y a
la vista de las posibles alianzas, me huelo que el ciclo de cuatro años no va a
llegar a término. Antes se romperán las buenas palabras y comenzarán a hacerse
las alusiones veladas oportunas, acusaciones con o sin fundamento sobre
determinadas decisiones y demás opciones que diferencien a unos de otros con el
fin de ir preparando la próxima convocatoria. Siempre sucede igual, no es nada
extraño.
Por eso intuyo que, aunque haya una gran coalición
para formar un gobierno ahora, no todo serán rosas. Plasmar más adelante un presupuesto
y otro y otro será más peliagudo. Y acceder a variopintas peticiones de unos y
otros, aún más difícil, sobre todo las procedentes del Noreste español o de las
costas del Golfo de Vizcaya, bien a nivel político, social o económico, que
chocarán frontalmente con las de otras zonas con menos peso específico y que seguirán
viendo mermadas las soluciones a sus problemas habituales, que vienen de lejos,
y que observarán cómo las prebendas se las llevan los mismos de siempre.
Ojalá me equivoque.
No hay comentarios:
Publicar un comentario