Últimamente asistimos en España a través de
distintas manifestaciones a la visión económica que muchos sectores viven día a
día en su vida, en su trabajo, y que vienen padeciendo desde hace años sin que
hasta ahora ningún gobierno haya sido capaz de plantearse una solución: agricultores,
ganaderos, interinos, pensionistas, obreros afectados por el estatuto de las
industrias electro intensivas, autónomos, etc. No hay día en que los medios de
comunicación no se hagan eco de alguna, repartidas por la geografía española.
Ayer, sin ir más lejos, partidos políticos,
sindicatos y ciudadanos se unieron en León y Ponferrada para pedir planes para
desarrollar una política industrial en esa provincia que está sufriendo el
varapalo de la crisis arrastrada desde hace más de una década. Problemas de
todo tipo han sacado a la gente a la calle en la provincia vecina para pedir
algo que, por cierto, es común a Asturias.
En esta Comunidad nuestra, donde los palos
sufridos por medio de la descarbonización, del cierre de térmicas, de precios
abusivos a los productos del campo que hacen inviable la labor por el alto
coste de las materias primas precisas para su producción, cierres de empresas
afectadas por unas medidas tomadas desde Madrid en base a la defensa del medio
ambiente pero con intereses quizá espurios encaminados a afianzarse en el
poder, la falta de medidas concretas para superar los inconvenientes provocados
por unas malas comunicaciones, que nunca se acaban, ataques a empresas que
disponen de procedimientos de cogeneración eléctrica y/o térmica eficiente, etc.
etc., se haría necesaria una intervención más aguerrida desde el Gobiernín y
Parlamentín Asturianos o desde los sindicatos de toda índole, que a día de hoy solo
se han dedicado a hablar y hablar un poco aquí y un poco allí, poner un parche
en una esquina y otro en otra, pero sin hacer nada de provecho de forma global
en favor de Asturias.
Y lo que pasa es que, como viene sucediendo
desde hace décadas, nuestros políticos autóctonos están también más seguros en
sus cargos sellando sus labios y tragando con sapos y culebras, en vez de
pensar y luchar por los ciudadanos que los eligieron. Y así nos va: a la cola, o casi, en España.
Asturias acabará convirtiéndose en ese
Paraíso Natural del que tanto se presume cuando no quede ni una persona nativa en
ella. Entonces sí, Naturaleza absoluta sin presencia del ser humano autóctono transformada
en un Paraíso para uso y disfrute de unos pocos foráneos que se aventurarán con
visitas guiadas desde más allá de la Cordillera.
Por desgracia ... tienes razón. ¡ Que pena!.
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