lunes, 3 de febrero de 2020

INVENTARIANDO


Comienza la semana bajo el influjo de Summertime, de Ella Fitzgerald y Louis Armstrong, que se oye a media voz surgiendo de las entrañas del PC que se ubica enfrente de mí. Y no es de extrañar con el tiempo que tenemos estos días, no parece invierno, más bien finales de primavera con temperaturas rozando o superando los veinte grados. No sé ni cómo acabé en Youtube, bueno sí, buscando alguna canción interesante que oír aquí sentado a media mañana, mientras pensaba en la lista de libros que poseo y que estoy inventariando gracias a un programa, Libib, que me descubrió Demetrio e imaginándome la tarea que me queda por delante.
Eché un vistazo al archivo que había abierto hace unos días y me encontré con doscientos treinta ya metidos, con su título, autor, editorial, etc., incluso la carátula; supuse que tardaría menos puesto que se puede introducir a través del código de barras y, iluso de mí, creí que todo iba a ser bien sencillo gracias a la opción del código. Pero, ay, que la mayoría de los que tengo no eran reconocidos, por lo cual me encontré durante los últimos días haciéndolo manualmente, con lo que no solo eran los datos normales, sino también fotografiar cada portada e introducirla en el programa para que la reconociese. Y pensar que me quedan, a bote pronto, unos tres mil se me hace largo, larguísimo.
No obstante, es esta una labor que siempre, desde que me jubilé, tenía en mente y ahora no estoy dispuesto a dejarlo. No quiero imaginarme lo que será subir a desván y comenzar con la segunda parte del inventario. Hasta ahora, los que poseo en casa no son muchos y van poco a poco, me faltan solamente otros doscientos aproximadamente. Pero arriba, uf, habrá cerca de dos mil; y en la casa vieja, tercera pata de mi biblioteca, otros mil o casi. Solo espero, y quiero pensar para mis adentros, que no voy a dejar el trabajo que me he planteado, aunque otros queden un poco en desuso durante este tiempo. Y es que apenas escribo nada, ni leo ni paseo. Pero intentaré por todos los medios cumplir con uno de los objetivos que me había marcado para realizar a partir del primer día de la jubilación.
Y es que me parece increíble que a lo largo de unos cincuenta años lo único que estuve haciendo fue leyendo, o intentándolo en el caso de algunos libros, y amontonando volúmenes y volúmenes sin orden ni concierto hasta el punto que, si alguien me preguntase si disponía de algún título, no sabría contestarle con veracidad. Hombre, es verdad que de muchos sí tengo noticia, vaya, pero de tantos…como que no.
Me consuela saber que posiblemente no seré el único, aunque estoy deseando salir de este grupo.
¿Será verdad que lograré terminar el trabajo? Me lo pregunto porque me conozco y… Prometo contarlo.

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