(Mi mundo sin Celia)
Es
sobrecogedora, su ausencia.
Se
vuelve aterrador, el silencio.
Mi
mirada lánguida se pierde
por
esquinas perpendiculares
y
rincones informes.
Una
sordera melancólica
en
mi maltrecho oído.
No
hay vida en mi casa,
hoy
muda y hosca.
No
hay voces altas
ni
palabras quedas,
no
hay abrazos fuertes,
ni
besos sonoros,
ni
escondites,
ni
juego de la sorpresa,
ni
ficha con ejercicios
ni
gominolas de fresa.
Ausencia
y silencio.
Cama
bien hecha
y
tele apagada;
la
muñeca durmiendo
y
el abuelo aburrido
sin
ganas de cuentos,
taciturno,
hermético,
quieto,
silente.
Ni
siquiera su presencia
incorpórea
despierta
esta tarde
mi
aturdida mente.
Voy comprate un baberu nin, un besu
ResponderEliminarDas voz a todos los abuelos. Celia puede presumir de guelu
ResponderEliminarPreciosa
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