viernes, 24 de julio de 2020

SOLEDAD

 (Mi mundo sin Celia) 

Es sobrecogedora, su ausencia.

Se vuelve aterrador, el silencio.

Mi mirada lánguida se pierde

por esquinas perpendiculares

y rincones informes.

Una sordera melancólica

en mi maltrecho oído.

No hay vida en mi casa,

hoy muda y hosca.

No hay voces altas

ni palabras quedas,

no hay abrazos fuertes,

ni besos sonoros,

ni escondites,

ni juego de la sorpresa,

ni ficha con ejercicios

ni gominolas de fresa.

Ausencia y silencio.

Cama bien hecha

y tele apagada;

la muñeca durmiendo

y el abuelo aburrido

sin ganas de cuentos,

taciturno, hermético,

quieto, silente.

Ni siquiera su presencia

incorpórea

despierta esta tarde

mi aturdida mente.


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