El Sr. Lesmes, Presidente en funciones del
actual Consejo General del Poder Judicial, les echa un rapapolvo a los políticos,
y es la segunda vez, calificando el actual estado en que se halla este órgano de
anomalía. Fue bien comedido el hombre. Podría haber calificado la situación de
vergonzosa, degradante, obscena, escandalosa, etc. para el Estado español.
Que ya llevemos dos años en esta tesitura
solo puede ser consecuencia de algo que aflora entre la sociedad a la mínima de
cambio, en cuanto los partidos políticos, sus representantes, se llenan la boca
de la manida frase con la que nos quieren convencer de que el poder judicial es
totalmente independiente: es mentira. Y si no, podrían preguntarles a los
gobernantes y oposición que no se ponen de acuerdo para renovarlo porque cada
uno de ellos quiere colocar en ese Consejo
a jueces afines con el fin de poder manejarlo a su antojo. Pero no obtendrían
respuesta porque no existe en ellos conciencia, sinceridad, respeto ni lealtad
hacia los ciudadanos a los que dicen representar.
Si de verdad pensasen que el CGPJ habría de
ser independiente, como tal poder constitucional en teoría debería de serlo, no
tendrían nada más que cambiar el modelo de elección de sus representantes para
que los partidos no metiesen la mano en ello. Y así con muchos otros
instrumentos del Estado. Pero eso no les interesa a ninguno.
Estos días se echan la culpa mutuamente el
PP y el PSOE por este tema, cuando en realidad ambos son los verdaderos
culpables de los tejemanejes que se traen para que todo fluya a su favor. Que
no nos engañen ninguno de los dos, ni los demás del arco parlamentario: la
razón de esta sinrazón es por la inutilidad de quienes nos están gobernando
desde hace muchos años que solo buscan intentar defender sus propios intereses,
en ocasiones espurios como se ha demostrado ya en los tribunales en más de una
ocasión, y seguir engañando a la mayor parte de la sociedad con discursos vacíos
de realidades concretas para la mayoría de los españoles. A fin de cuentas no dejan de ser titiriteros que colocan sus hilos en todo cuanto pueden para moverlos a su gusto. Y los demás, sus marionetas.
No se pueden decir más verdades en menos palabras.
ResponderEliminarExtraordinario análisis.