lunes, 14 de diciembre de 2020

RAÍCES

 

Tengo mis raíces hundidas tan profundamente

en este amor infinito

que la más mínima convulsión me convierte

en una marioneta titubeante,

en un junco a merced del huracán.

Es tan honda mi dependencia tuya

que el más nimio gesto serio en tu cara

me vuelve preocupado y ansioso

por complacerte,

por reinventarme para pintarte una sonrisa.

Porque aquí, en este interior insondable,

abrazado por carne y huesos achacosos,

sigue firme y compacto

latiendo con una fuerza desmedida

un corazón encadenado a ti.

Raíces tan profundas que con los años

han ido pausadamente creciendo,

raíces sólidas y hercúleas pero que,

¡qué cosas!, tiemblan y se estremecen

con la delicia del más liviano de tus besos.

 

(Para ti, que lo sabes,

en diciembre de 2020)

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