miércoles, 10 de marzo de 2021

¡AY, QUÉ COVID!

 

Ay, ay, ay, que esta maldita covid se nos ha ido de las manos!

Ya no sólo porque haya miles y miles de muertos, decenas de miles con secuelas, en casos para el resto de sus días, y otros miles recuperados, a Dios gracias. No, no, hay más damnificados. Es que la gestión que se ha realizado por parte de nuestros políticos ha sido tan nefasta y ha dejado y deja tanto que desear, que ahora se les vuelve en contra y a determinados personajes les va a salir el tiro por la culata. O sea, que la covid va a dejar también un montón de fenecidos políticos, otro montón con secuelas importantes en otros y cuatro o poco más que se recuperarán a tiempo para seguir tocando los coj… a la gente.  Verdaderamente, y a la vista de lo sucedido durante el último año, debería haber elecciones en todos los sitios ya o cuanto primero mejor, desde municipales a generales, pero cambiando a los políticos, a todos. Si queréis, hacemos dos o tres excepciones, pero nada más, eh. Pero es que ya han demostrado suficientemente que, ante una catástrofe como la que nos asuela, no sirven para dar una respuesta que beneficie a los ciudadanos. Ni siquiera ante una pandemia con estas consecuencias han logrado ponerse de acuerdo, pensando  primordialmente en sus propios intereses particulares más que en sus gobernados, los ciudadanos de a pie, los que los habían votado, ¡malhaya!  

Ahora resulta que comienzan las mociones de censura, como en Murcia, o el intento de adelanto electoral, en Madrid, si la ley no lo impide debido a la moción correspondiente presentada por partidos de la oposición. Y aún hay otras comunidades donde se oyen ruidos y murmullos extraños donde a saber qué sucederá con ellas.

Si uno se para un instante a pensar con detenimiento en estos sucesos, no hay duda que las cosas no se hicieron como debían hacerse. Pero, independientemente del signo y del color del partido gobernante, no se hizo en ningún sitio. Y así nos va. Metidos hasta las cejas en el controvertido dilema de la economía y la salud, nuestros gerifaltes, desde Madrid a Ceuta, pasando por Asturies o Canarias, tanto me da, no han sido capaces de ponerse de acuerdo para acabar con la pandemia, o al menos combatirla con decisión. En cada Comunidad, a lo suyo, es el precio a pagar en España por las Autonomías. Está claro que prima más la economía, por más que nos intenten convencer de lo contrario. La salud es lo de menos. Ya pasará todo esto- pensarán. A fin de cuentas, más se perdió en Cuba y seguimos adelante. No obstante, se toman cuatro decisiones por un mínimo tiempo a sabiendas de que así no se cortará casi de raíz el problema. Decisiones para lavarse la cara, las manos, los pies y la jeta.

Lo de los contagios ya casi les trae al pairo: nos acribillan con noticias optimistas sobre el descenso acumulado, pero no inciden en que deberíamos alcanzar una cifra de veinticinco o menos, como recomiendan los especialistas en este tipo de enfermedades, antes de echarnos a la calle. Como ya bajamos a ciento y mucho desde mil y mucho, todos contentos y vivan los puentes y las fiestas. Hay que retomar la vida de antes, la de juerga y gasto, la de abrirlo todo, la de al carajo el cierre perimetral y el toque de queda, la de hinchar los bolsillos de la mayoría de los de siempre que cuando vienen mal dadas se quejan de que el negocio es una ruina. Los mismos que cuando las aguas bajan altas y los bolsillos les cuelgan atestados hasta los talones de recoger ganancias, en cuanto su capacidad no llega a la rodilla, se tiran de los pelos, los que quieren ganar lo mismo en plena pandemia que antes. Como si los obreros no hubiesen tenido que apretarse el cinturón o perdido hasta los pantalones para subsistir. Pero estos últimos no importan, son carne de pandemia.

Perdón, pero hoy estoy un poco farragoso. Tal vez no debiere ni siquiera colgar este artículo. Lo siento.

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario