jueves, 22 de junio de 2023

SIN IDEAS

 

De fondo, desde el móvil posado sobre la mesa de al lado, las notas del concierto de Aranjuez, con Paco de Lucía a la guitarra, calma mis inquietudes permitiendo, con los ojos cerrados, que mi alma vuele sin trabas hacía los momentos vividos más dulces  e incluso los soñados, como este de escribir de vez en cuando.

A través de una ventana de una vivienda de enfrente, cruzando el patio interior entre ambos edificios, unos voces ininteligibles surgidas de una televisión o de una radio gruñen como avezan hacerlo algunos políticos de una y otra parte. No cambia nada.

De repente, por la ventana apenas entreabierta, se cuela una pequeña mariposa, cuyos colores soy incapaz de definir; silenciosa, casi etérea en su delicadeza, como una niña curiosa en medio de una juguetería, se pasea con su grácil vuelo por el despacho deteniéndose en ocasiones en lugares diferentes, como estudiando el contenido de aquellas estanterías. Me recuerda a mí cuando deambulo por casa sin saber a ciencia cierta qué hacer en ese momento.

Y mientras mis ojos seguían el recorrido de aquel lepidóptero multicolor, en mi cabeza daban vueltas los arcos iris, las estrellas y los soles, millones, de todo el Universo en que me movía, saltando de uno a otro sin poder pararme a pensar en uno en concreto; un maremágnum de ideas, un mar de sensaciones extrañas se divertía entretejiéndolas todas hasta el punto de convertirlas en un gurruño olvidable por despreciable, repelente por el simple y mero hecho de no tener pies ni cabeza.

Y cuando me he puesto a escribir, a volver a insuflar algo de vida en este cuaderno virtual, no me sale nada con un mínimo de sentido.

No sé por qué, pero me viene a la cabeza cualquier mitin de cualquier político puesto por escrito: un despropósito. Porque estoy seguro que, si lo leen al cabo de un par de días, se echarían las manos a la cabeza y la sacudirían con fuerza a los lados para intentar que todos los muebles que se hallan en su interior, aunque estén apolillados, se coloquen adecuadamente.  

No obstante, me suena que sería una labor más que difícil: si mueves serrín a uno u otro lado, seguirá habiendo serrín ahí dentro. Como dice el refrán, aunque la mona se vista de seda, mona se queda.

Y justo así me quedo yo cuando leo lo escrito. Hay días que no se está para ciertas cosas. Hasta las ideas y las buenas intenciones se apolillan o son como serrín.

Que ustedes hoy tengan más suerte que yo. Y sean felices.

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