viernes, 22 de septiembre de 2023

PODER, PODER

 

No queda casi nada para que Feijóo se pegue el gran trompazo. Se metió en camisa de once varas aposta y, sin comerlo ni beberlo, cuando se vaya a dar cuenta, aunque ya se la habrá dado supongo hace días, le habrá salido rana la opción de presidir España junto a su amigo Abascal y no le quedará otra que meter la cabeza bajo las alas y apechugar con los resultados. Y es que los resultados electorales y los pactos con Vox no creo que aún los haya digerido convenientemente, de ahí sus bandazos durante las últimas semanas.

 Y, claro, en el PP le moverán el sillón en cuestión de pocos meses, situación que conoce a la perfección después de haber sido testigo directo de la defenestración de Casado. Me pregunto si se acordará.

Ahora, en cuanto un día se levante de esa poltrona acolchada, en cualquier momento de vuelta se encontrará el sitio vacío, habrá en otro despacho alguien que estará sentado en él porque lleva años anhelándolo hasta el punto de cargarse por el camino a quien se le ponga. E incluso me atrevería a decir su nombre, pero me conformo, en los tiempos que corren, con apostar por una  mujer. Aunque mucho me temo que no será por feminismo ni nada de eso tan de moda hoy en día, sino que ha de ser una persona que sea vista como alguien que no le calle ni al lucero del alba, por más que haya sido la causante con sus decisiones de verdaderos dislates y suelte en sus discursos estupideces a montones; a fin de cuentas, dislates y estupideces se olvidan con el paso de los días o se puede cambiar de opinión como buena farisea para alcanzar su objetivo, para llegar al poder y le dará igual ocho que ochenta: Algo así como la doble de Sánchez en versión PP.

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