domingo, 12 de julio de 2009

Migoya y la educación


Y esta mañana vuelvo a enterarme con estupor de que los trubunales también echan abajo el tema de las plantillas docentes.

Sigo enclaustrado en mi estupor cada vez que aparece una noticia sobre el mundo de la educación en Asturies.

¡Venga palos, y van...!

¡Venga Migoya, y van...!



Que no me venga a mí ninguno de estos políticuchos de tres al cuarto a darme clase de honorablidad o de respeto. Son unos desalmados que , además de incapaces e ignorantes en estos temas, lo único que saben hacer es encerrarse en su propio castillo de arena y esperar que la marea no se lo destruya demasiado pronto como para que les dé tiempo a volver a construirlo,. Es decir, a que llegue el tiempo de otras elecciones y un rebaño de ovejas, conducidas por una pastorcita a quien algunos llaman inocentemente democracia, todas bien juntitas y apelotonaditas, se dirijan camino del redil llamado urna a votar siempre a los mismos, porque alguien les ha metido en su dulce cabecita llena de aire que vale más lo bueno conocido que lo malo por conocer.



Si a mí, que soy un simple maestro, me nombrasen de buenas a primeras director de un instituto tecnológico o de una entidad rara, con un sueldazo, manos libres para decir y decidir lo que me dé la gana, barra libre por parte de mi superior para tomar y soltar lo que me plugue, seguro que peor no podría hacerlo y el susodicho instituto se iría al garete con todo el equipo. ¿Por qué? Porque no tengo ni pajolera idea de lo que es. Y seguro también que, tanto a quien me nombró como a mí, nos caería un paquete gordísimo en forma de desaparecer de la vida pública por ineptos para siempre jamás( aunque Bond diga que esto no se diga nunca - ¡vaya frase más rara, j.....!)



Pues bien. esto que me podría suceder a mí, es lo que está pasando en educación en Asturies: al Sr. Areces, todo él orondo y lleno de felices ideas, las cuales en muchas ocasiones son aire puro, no se le ocurrió otra cosa que en su día nombrar a la sra Migoya, su correlegionaria más sumisa, y ponerla al frente de un cargo como es el de Administraciones Públicas.

Y ella, cual niña consentida, al cabo de un tiempo, le dijo a su "papá", el dueño y señor, que quería más juguetes, que de los que tenía ya se había hastiado y alguno, si aún no estaba roto del todo, estaba bastante deteriorado y poco le faltaba.

Y, ¡ cómo no!, su papaito le mandó que jugase con la educación, a ver qué hacía con sus dulces manos, a ver si también era capaz de demembrarla en cachitos. Y ella, ni corta ni perezosa, se puso a la faena con verdadero ahínco: con el apoyo de alguno de sus más íntimos colaboradores, de esos que la invitan al cumple y al santo, a la fiesta del pueblo y a lo que haga falta con tal de quedar bien con los de arriba, pues garró la educación y literalmente la destrozó.

Ahora, me imagino que el Sr Areces tendrá que buscar a alguien que arregle el puzzle, porque así, con los mimbres que deja esta señora, no hay quien haga un cesto. Y después, como el Sr. Areces es un presidente cabal y consciente de las necesidades de Asturies, y además sabrá quien es el mejor haciendo puzzles, volverá a darle el juguete a su alumna preferida para que lo vuelva a destrozar por otro sitio.

¡Ya se arreglará!-pensará él.-

¡Y ella, tan feliz!


Bueno, amgos, hasta la próxima, que es domingo y hay que dar una vuelta por el mercado.

Sean felices, como ella o más, pero sin romper nada, que a lo mejor no conocemos ningún reparapuzzles.

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