lunes, 8 de febrero de 2010

Discrepar no es verter veneno, creo.

El pasado 28 de enero escribía en este blog un artículo que titulaba " ¿Por qué? Más interrogantes (V)". Había en él dos comentarios, pero me llamó la atención éste que reproduzco a continuación.
Anónimo dijo:
¿Qué puede molestar tanto a un funcionario, al que no va a levantar nadie de la poltrona, que alguien reivindique una mejoría en su trabajo?
Será quizás que los resultados de evaluaciones externas o la simple elección de los padres concluyan que se obtienen mejores resultados por bastante menos dinero?
Deja de soltar veneno.
Pensé en añadir yo otro comentario a continuación sobre las palabras de Anónimo, pero al final me decidí por esto.
Vaya por delante que me alegró saber que hubiera leído la columna de ese día. Pero, vaya por delante también, y ofertado en el mismo lote, que me extraña que de su lectura hubiese concluido tal despropósito cual es que yo esté en contra de la reivindicación de la mejoría en su trabajo de los profesores de la enseñanza concertada. Nada más lejos de la realidad: espero y deseo que todos y cada uno de los trabajadores de este país, en la profesión que tengan, puedan disfrutar de todas las mejoras laborales, económicas y sociales que merezcan. Y que luchen por ellas, si considerasen que no se las conceden. Pero en mi escrito del 28 de enero hablo de otra cosa: contemplo la posibilidad de que el estado conceda subvenciones a centros concertados, si se necesitan como apoyo a la red pública, que den cuenta de esas ayudas y luego que se gestionen a su manera, entre otras cosas en la elección de profesorado, lo que conlleva una decisión sobre su salario y sus condiciones de trabajo, como en cualquier empresa privada de este país, que esos centros también lo son. ¿Y que esos trabajadores logran por convenio con su empresa un salario y unas condiciones laborales excepcionales? Pues mejor.
Y en cuanto a la poltrona de los funcionarios: cree en muchos tópicos. En este país éste es uno de los más socorridos, ya lo criticaba Larra hace muchos años. Pero los tópicos son eso, tópicos. No seré yo quien defienda la honradez absoluta y total, ni siquiera de forma magnánima como en otros cotos profesionales de este país, de quien está a mi lado como funcionario. Defenderé el trabajo de quien conozca, no soy tan tonto como para generalizar y meter a todo el mundo en el mismo saco. Pero c0nsidero que la mayoría realizan sus funciones dentro de la responsabilidad de su cargo de forma honesta, qué quiere que le diga? Y a título personal, ni entro ni salgo en el tema, puesto que mi trabajo lo valora quien lo tiene que valorar y no es precisamente Larra o sus discípulos quienes creo que lo harán.
Voy al segundo párrafo de su comentario, Anónimo. Me dice que se tiene miedo a las evaluaciones externas. Verá, nunca, creo, el profesorado de la pública tuvo, tiene ni tendrá miedo a ello, lleva muchos años la Administración haciéndolo, de una u otra forma, pero haciéndolo. No sé en qué se va a basar la nueva forma de evaluación que se quiere imponer ahora, pero justo ahí reside el problema, en no saber qué van a evaluar, y mandar que se firme un papel en blanco. Le pongo un ejemplo de una de las preguntas que sobre evaluación, la misma que quedó en entredicho, mandaron a centros públicos, al menos de primaria, el curso pasado y que, aunque no es literal, venía a preguntar algo así: ¿Cuántas veces atendió a alumnos que se hubieran accidentado en el centro a lo largo del año? Cree usted, Anónimo, que así se puede evaluar.¿Quién realizó tal cuestionario? Pues en contra de eso está muchísima gente, entre la que me encuentro. Que hagan una evaluación en función del puesto de trabajo de cada funcionario, pues no puede ser la misma para uno de la Consejeria de Sanidad que para alguien de Educación. Y no creo que haya alguien que se opusiese a ello, al menos yo.
En cuanto a la elección de los padres, defendí y defiendo que manden a sus hijos a donde mejor les convenga, partiendo siempre de que tanto en la pública como en la privada van a obtener lo mismo. No nos engañemos en cuanto a resultados finales, en ambas los resultados son semejantes, aunque hay un punto a favor de la pública: a ésta también van la mayoria de alumnos procedentes de familias marginales y marginadas, de minorías y con problemas mayores de adaptación a la realidad que los rodea. ¿Cuántos de estos alumnos hay en la privada y cuántos en la pública? ¿O acaso cree que la privada los quiere? Hombre, a lo mejor tienen un par de ellos, para lavarse la cara.
Y en cuanto al dinero, qué me va a contar. Le voy a poner un ejemplo nada más. ¿Sabe cuánto paga la Consejería por la beca de alumno de comedor? Algo así como tres euros al día. ¿Y en la privada, se lo digo yo o ya lo sabe? Pregunte a esos mismos padres cuánto pagan por una salida extraescolar y los de la pública por otra igual. ¿O me va a decir que los padres de la concertada llevan a sus alumnos totalmente gratis,o en las mismas condiciones económicas que la pública, al centro que eligen? ¿Cuántos centros concertados hay en las zonas más deprimidas de Asturias o en las menos pobladas?¿Tienen ahí los padres oportunidad de elegir centro?¿Por qué estas empresas no abren centros en esos sitios, aunque pierdan dinero de forma puntual en esos lugares?¿Acaso no lo compensarían con los centros de la zona centro, saliendo así en defensa de esas ideas de libre elección de centro por parte de los padres? Repito "Poderoso caballero es Don Dinero"
Anónimo, me alargo mucho. Creo que son temas dignos de discutir, pero dialogando, que es como mejor se entienden las personas. Cada una puede tener opciones y formas de pensar diferentes, a todas se les puede y debe respetar. Por eso es inconcebible que me acuse de verter veneno. Esa frase, y perdone si le molesta, es más propia de los totalitarismos radicales. Nadie vierte veneno porque sí. Y si me equivoco, y lo hago muchas veces, lo reconozco y admito la razón venga de quien venga. Y si no me convencen, pues eso, mis ideas son las que son y merecen ser tan digas de respeto como las suyas. Sin por ello verter nada.
¡Ah!, el otro comentario decía:
Anónimo dijo:
"Totalmente de acuerdo"
Y tampoco vierte veneno.
Creo que ya está bien.
Un saludo y hasta la próxima. Pásenlo bien, piensen lo que quieran y que nadie tergiverse sus ideas para acusarles de lo que no son.

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