martes, 23 de febrero de 2010

Siempre pagan los mismos.

Ya está bien. Llevo unos días machacándome con que debería escribir algo sobre determinados asuntos que me llamaron la atención estos últimos días y... ¡Que si quies arroz, Catalina! Pasa un día, luego cae otro, y así sucesivamente, y cada vez es más difícil decidir sobre qué tendría que emborronar una página.

No obstante, hay un tema recurrente durante la semana pasada que me llevó a pensar en algo que ya he comentado en artículos anteriores: la inutilidad actual del mantenimiento de un sistema electoral que impide resolver los mayores problemas que afectan a España en función del bipartidismo radical que existe.

Y por qué digo esto: porque siguen soportando el peso de la crisis los españolitos de a pie, los que pagamos impuestos, los que estamos en el paro, los que nos cabreamos ante la comparación entre sus propios sueldos y los de algunos empresarios y/o ejecutivos de grandes empresas, los que renegamos de lo que cobran la mayoría de los políticos, que lo hacen de varias instituciones o por varios conceptos a la vez, los que nos enajenamos cuando vemos con que fatuidad acogen nuestros problemas aquellos que disponen de los medios para empezar a resolverlos y sólo se miran el ombligo, los que aún continuamos, cada vez que nos convocan, yendo a votar a semejantes ineptos que nada más buscan su propia continuidad en el comedero.
¿Será posible que algún día los ciudadanos se echen a la calle para exigir que las listas electorales sean abiertas? Es la única manera de que el pueblo esté verdaderamente representado por aquellas personas que han elegido, y no por aquellas personas que los aparatos de partido coloca
Y una vez descargado en los párrrafos anteriores ese run run de la conciencia que no me dejaba en paz, sólo me queda desearles que pasen un buen día.
Hasta la próxima.

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