miércoles, 17 de diciembre de 2014

AQUELLOS BESOS...


Magar que s’ esgole ‘l mio suañu
de regalate un castiellu d’ oru
del que facete princesa encantada
a la mio vera,
yo, mal xuglar y peor bufón,
como a ti te petara, pero siempres
al to llau venerándote,
inda nun perdí la ilusión;
dacuando, inda suaño.
Sicasí, güei,
pa que nun se t’ escaeza
que nun t’ escaezo,
nestri intre deseyo pidite
que te quedes con aquel besu,
el que te di a la lluz de la lluna,
o con aquel xunto a la mar
o nel cumal de la montaña,
o l’ otru que gociamos un día cualquiera
nel que xuntos nos miramos
y vimos amor nos nuesos güeyos.
Y penriba too, aquel,
el primeru, nel que te dixi te quiero,
aquel col que los mios llabios
y el mio corazón
quedaron venceyaos perdafechu,
pa tola vida, a ti.
Porque camiento que val más
el besu más tienru,
dau siempres con llocura,
que ‘l más ricu castiellu,
fechu cola mayor dulzura,
seique.


Que l' amor enxamás afuxa del vuesu llau y que la sorrisa vos lu recuerde. 

 

martes, 9 de diciembre de 2014

NO HAY MANDO A DISTANCIA


-¡¡¡Tomaaaa!!!!- La voz de alegría del niño se escuchó en la cocina. Cada vez que lo lograba, se oía un ¡¡¡toma!!! recalcado y en voz bien alta que decía bien a las claras que un nuevo objetivo había sucumbido a su magia.
Cuando me acerqué hasta la habitación donde se hallaba desde hacía unos veinte minutos, no pude dejar de apreciar el alto nivel de concentración en que lo sumía la confección de aquel rompecabezas. Extendidos por el suelo, los distintos componentes del juego formaban una especie de alfombra a trozos de varios colores que a mis ojos semejaban un número infinito de islas desacompasadas flotando sobre el parqué. En cambio, para el crío todo tenía sentido. Sus ojos se posaban con regularidad sobre uno u otro de los trozos y raro era que no acertase con el adecuado y lo situase en el lugar correcto. Con cada encaje de las piezas el ¡¡¡toma!!! se oía en toda la casa.
Había sido por su cumpleaños cuando no atiné a comprarle otra cosa que aquello, un puzzle con los coches protagonistas de la película Cars que tanto le gustaba. Y, aunque al principio hubo otra gran cantidad de regalos que le llamaron más la atención y con los que jugó más a menudo, desde hacía tres días, nada más comer, se metía en aquella habitación y había comenzado a armar el dichoso puzzle. El primer día, al cabo de media hora salió y no dijo nada; se dirigió a mi cuarto, se puso a ver una película en la tele y pidió un zumo mientras se tumbaba sobre la cama de matrimonio una vez quitados los zapatos, que acomodó junto a la mesita; se tapó con la manta y, a pesar de que pregunté qué tal con el juego, no me contestó.
-¡Calla, Luís, que ahora es cuando va a empezar la batalla!- y se hacía el sordo ante mi pregunta, mientras señalaba el televisor donde veía Las Crónicas de Narnia.
Luego, sin que se diese cuenta, me acerqué a la estantería donde reposaba el puzzle para saber qué había hecho. Todas las piezas, desperdigadas dentro de la caja, hablaban de que no había sido capaz de elaborar ni un solo pedazo de rompecabezas. No le dije nada. Tal vez, pensé, fuese demasiado para él.
Al día siguiente, cuando llegaron ambos hermanos de la escuela, comieron y a continuación, mientras ella se sentaba ante el ordenador para ver la película de Grease, con la que disfrutaba de lo lindo, él se dirigió nuevamente hacia la habitación de los juegos. Yo me acomodé en el sillón de mi habitación a leer. Pasaron casi cuarenta minutos y, de repente, apareció en mi puerta con cara sonriente y feliz.
-Luis, mira, ven!- y se acercó a mi, me asió de la mano y me levantó para que lo siguiera.
En el suelo de la habitación de juegos, casi la mitad del puzzle estaba articulado, la parte que correspondía a Rayo Mc Queen, el coche rojo por el que suspiraba cada vez que veía su película.
Su rostro se levantó hacia el mío, que no daba crédito a lo que veía. Mi cara de satisfacción por su logro no era nada al lado del brillo de sus ojos, que estaban clavados tanto en el puzzle como en mi cara, como diciéndome ¡¡¡toma, qué creías!!!
Y fue el tercer día cuando sus ¡¡¡toma!!! empezaron a escucharse en la cocina. No tardó ni diez minutos en aparecer por ella para, con cara de orgullo, llamarme y decirme que fuese a la habitación. Me supuse que lo habría terminado, pero… Algo en mi interior me avisaba de que había un problema. Desde la puerta ya avisté el rompecabezas hecho y de reojo miré al niño. Cierta tristeza destilaba su rostro, una pena que no entendía. Lo alabé y lo felicité; le di un abrazo fuerte y tres o cuatro besos, al tiempo que me quedaba pasmado mirando para el dibujo que había confeccionado con las ochenta piezas. Seis coches es distintas posiciones y escorzos inverosímiles Si aún no tiene cinco años...; no me imaginaba que fuese capaz de hacerlo solo. Y mira tú por donde… No obstante, no le veía risueño, alegre como ayer, cuando solo había armado una tercera parte.
Al cabo de unos segundos le pregunté si no le había gustado hacerlo, si había sido muy difícil.
-Sí, Luis. Pero es que el juego no trae mando a distancia para que corran.
Y allí me quedé, con cara de tonto, mientras pensaba en que la mente de los niños siempre va un paso por delante de la de los adultos.
 
Y así la vida continúa. Sean felices y sonrían.

lunes, 8 de diciembre de 2014

ENCUESTAS Y RESPUESTAS


Y siguen publicándose encuestas para dichas y desdichas de los distintos partidos políticos. Claro que desde ellos siempre tendrán a mano la frase de que no son representativas del voto y que, cuando tengan lugar elecciones, las cosas no serán como las pintan ahora. Todos tienen a su disposición datos “fiables” que nos pueden hacer pensar que la opinión de los ciudadanos es cambiante y todo dependerá de la situación económica, política o social que atraviese España cuando llegue la hora de depositar el papelito en la urna. Y no se equivocan, no. Y si no, que se lo pregunten a los resultados obtenidos en distintas comunidades desde hace tiempo ya inmersas en una corrupción  tan diversificada entre la clase dominante que podía hacer pensar en cambios drásticos en las elecciones siguientes; en cambio, cuando los ciudadanos pasaban por las urnas, dejaban junto con la papeleta el poso del cabreo, aunque dando la mayoría a los mismos, tal vez creyendo, teniendo la vana esperanza, que iban a cambiar. Ilusos.
Por eso, hoy, a la vista de tantas encuestas sobre intención de voto, valoración de líderes y demás, los partidos, sobre todo los tradicionales, los resultados se los pasan por el forro. A fin de cuentas, cuando llegue el recuento final, siempre contestan de la misma manera: han ganado. Todos han ganado y se encargan de explicarlo alegando circunstancias que no se cree ni quien asó la manteca. En ocasiones, alguno puede hasta reconocer que no han alcanzado los objetivos marcados, pero... Pueden obtener malos o peores resultados, pero la culpa siempre recaerá sobre los ciudadanos, los cuales no habrán sabido entender las maravillosas propuestas que ellos hacían para España. Se afanan entonces en disquisiciones absurdas sobre por qué no han sabido conectar con la sociedad, qué han hecho mal para que el pueblo soberano no haya comprendido su mensaje y, mientras, seguirán enrocados en su torre del homenaje de la que no saldrán nada más que para seguir yendo a cobrar sus nóminas o para asistir a algún consejo de administración con el fin de ampliar sus emolumentos.

Pasen un buen día y no dejen la sonrisa en casa.  

viernes, 5 de diciembre de 2014

LES LLOVERÁN POR TODOS LOS LADOS


Ya han empezado la batalla y todo apunta a que de día en día se va a incrementar. Primero, Pablo Iglesias con sus cobros en negro; ahora Errejón y su compañero de Podemos en la Universidad malagueña. Poco a poco, surgirán nuevos affaires que incriminarán a distintos dirigentes de esta nueva formación política. ¿Que ha sido por una cantidad nimia o que falta un papel o que aún falta por demostrar que todo es verdad? Eso no importa. Hay que echarse sobre ellos para dar a la sociedad lo que quiere: carne fresca y que se vea que Podemos no deja de ser otro partido con los mismos fraudes que los demás.
No importa si Rato and company falsearan las cuentas de Bankia para salir a Bolsa, tampoco que se haya destituido (sí, destituido, que no dimitió, algo especialmente extraño en estos tiempos que corren) al consejero de Sanidad madrileño ni que se haya soltado a etarras condenados alguno hasta a tres mil años (¡Qué falacia  esta con la que engañan a los españoles! Como si fuese posible cumplir condenas así).
Estos días, como desde hace unos meses, toca ponerse el traje de carnicero y descuartizar a todo aquel al que se le haya ido la lengua acusando a otros de lo mismo que ellos tienen en su casa. Hay que desacreditar incluso a la oveja que se deja comer por el lobo, si cuadra, por haber acercado su cuello a la boca de la fiera.
A España hay que convertirla en un país de corderos lechales. Es más, hemos de ser capaces de poner la mejilla izquierda cuando nos acaban de azotar en la derecha, e incluso permitir que nos estén dando bofetadas hasta que nos pongan a sus pies, para después acabar a patadas y pisoteados hasta que les demos las gracias por habernos conducido por el buen camino y no ser unas ovejas descarriadas. Como les va a suceder a estos de Podemos, que de aquí a las elecciones les van a llover las hostias por todos los lados. Mientras, en el PP, el PSOE, IU, Convergencia, UPyD, etc., etc. seguirán bien resguardados bajo el paraguas bancario, empresarial y sindical con el que tan bien les va desde hace años.

Sean felices y sonrían, que aún es gratis.

martes, 2 de diciembre de 2014

N' AYÉN

Ye apavoriante. Tar sentáu equí, delantre la fueya, cavilgando nun artículu que me pidieron y que la to cabeza tea sabe Dios ónde, caleyando per otru mundiu nel que nin tan siquiera yes pa conocer si les coses que ves tán mirando pa enriba o pa embaxo. Dacuandu, ya inda más dende hai dellos meses, ún nun sabe au metese darréu que nun ye p’ atopar nin un veru au pasar desapercibíu. Entós, nesta tiesta qu’ había valir pa daqué más, entama too a escolforiase y a entemecese les idegues hasta que’l filáu montáu dientro d’ ella ye tan escomanáu que nun t’ enfotes en nada, too t’ importa un res.
Va ser cosa d’ entamar otra vuelta a camentar nes causes qu’ orixinaron esta mezcolanza, poneles n’ orde y allugales caúna nel so sitiu hasta algamar una llínia bien drecha acordies cola realidá na que toi viviendo. Mentanto, he comportame como ye debío: siguir tando cuerdu pa los foriatos y disimular lo meyor que pueda ente los más allegaos. Y con too y con ello, nun hai pozu por abegosu que lu pinten del que nun se pueda salir. Conque a tirar p’ alantre y dexase de babayaes. Mañana será otru día y nun hai malures que cien años duren. Poro, nada d’ estruñase’ l maxín a lo fato y l’ artículu, si nun ye p’ agora, será pa más tarde.
 
Fmáu: Lluis, de Ca L’ Ánxelu.
Un saludu candial y la sorrisa que nun falte.