lunes, 26 de septiembre de 2016

BÚSQUEDAS Y BÚSQUEDAS


Hace ya varias semanas que la desaparición de Diana Quer llena las páginas de la prensa y las horas de distintas programaciones de radio y televisión. Esta chica desapareció de buenas a primeras una noche y hasta hoy no se ha vuelto a saber nada de ella. No hay razones conocidas y los agentes de la ley andan locos detrás de los motivos que han llevado a ello y de su paradero. A cuenta del suceso, se ha estado intentando diseccionar la vida, no de ella solamente, sino de su familia y amistades: que si padres separados, que si las chicas vivían con su madre, pero ahora el juez ha decidido que la pequeña, la que aún saben dónde está, pase a depender del padre, que si las chicas no querían estar con la madre, que si esta ha recurrido la decisión judicial, que si viven en una barrio de la élite madrileña, que si entre sus amigos y conocidos están fulanito y fulanita de tal y cual, que si tenía no sé cuantas amigas que cuentan que era una chica maravillosa, que si sus mensajes de móvil y whasapps eran así o asá, que si dimes que si diretes. No sé si tendrá algo que ver todo ello con la desaparición de Diana, pero sigue llenando hojas de periódicos y tertulias de radio y televisión. Increíble la cobertura mediática que ha alcanzado este hecho.
Lo que más me choca de todo es que al cabo del año se suceden en España miles de desapariciones y no se dan estas respuestas por parte de los medios. Si cuadra, un día o dos, y luego todo queda en el olvido informativo, a excepción de tras o cuatro casos con más o menos morbo. En cambio, lo de esta chica ya pasa de castaño oscuro. No digo que haya que dejar de buscarla ni nada por el estilo, pero me pregunto unas cuantas veces al día, tantas como siento hablar o veo escrito noticias sobre el asunto, qué influencias tienen en esa familia como para que se haya desarrollado tal búsqueda que hasta el ministro del interior sale al paso con declaraciones sobre ello.
El pasado viernes, en un programa de radio matinal, a eso de las doce, invitaban a los radioyentes a que preguntasen al “hombre del tiempo” por las condiciones climatológicas previstas para el fin de semana de cara a realizar algún tipo de actividades más o menos interesantes. Así surgieron preguntas sobre una carrera en Zaragoza, un viaje a una ciudad mesetaria con fines culturales y cosas así. De todo cabía en esta viña que llaman del Señor. Pero una de las preguntas era de un joven, creo que de Madrid, que se interesaba por el tiempo en la zona de Baiona y Vigo porque tenía pensado unirse, como ya había hecho en otras ocasiones, al grupo de personas que llevaba buscando a un chico desaparecido en la zona desde el veinticinco de agosto. No sé si los medios gallegos se habrían hecho o no eco de ello. Quiero suponer que sí. Pero de ahí a que toda España estuviese pendiente de su localización como hacen ahora con Diana va un abismo. Se quejaba el rapaz madrileño de que se necesitaba ayuda de parte de la policía, guardia civil, de la Xunta e incluso del Estado. Pero claro, seguro que la familia de ese chico de casi dos metros, como lo describía el preguntador del tiempo, no tiene las influencias ni amistades que poseen la de Diana Quer. Espero que aparezcan ambos, junto con el resto de miles de los que se desconoce su paradero. Pero sobre todo, espero que las noticias sobre estos asuntos tengan su grado de moderación o de urgencia sin tener en cuenta a las familias. La tristeza y la angustia por la desaparición extraña y sin explicación de un ser querido es la misma en una familia de la élite que en la de un arrabal. Quién sabe, a lo mejor es que determinados medios y personas eso no lo entienden así, pero es que entonces ni son medios ni son personas. Son basura.
 
Que ustedes sigan bien y disfruten del inicio del otoño con una sonrisa. ¡Ah, y que aparezcan pronto, todos!
 

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