ABUELO ACAPARADOR
Tiene
la cara como un cielo redondo
con
dos grandes soles brillantes
que
me deslumbran cada vez que me mira.
Tiene
una sonrisa abierta, franca y risueña,
la
sonrisa de una niña de veinte meses,
la
sonrisa que logra que me pierda en sus brazos.
Nos
explica todo lo que ve con su vocabulario
entretejido
de sonidos onomatopéyicos
que
me dejan pensativo con la boca abierta.
Lanza
hacia mí sus besos estruendosos
a
través del aire rendido totalmente a su paso,
consiguiendo
que adore aún más a esa pequeña.
Su
cara y su sonrisa,
sus
palabras y sus besos,
todos
míos, de su abuelo.
Sean felices y no pierdan la sonrisa, a pesar de que nuestros políticos estén haciendo todo lo posible por borrárnosla.
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