Pedro
Sánchez dimitió antes de la votación para investir a Rajoy. Si lo hubiese hecho a posteriori, todavía podría ser explicable; pero así, no tiene perdón. Opiniones ahora hay para todos los gustos. No obstante, no deja de ser un claro síntoma
de irresponsabilidad y cobardía ante los suyos, ante aquellos que lo han votado
confiando en su palabra de decir NO a Rajoy y ante sus compañeros de formación partidarios del NO que se han
mantenido en su puesto para votar lo que ellos defendieron en su programa
electoral. Los ha abandonado, por más que se quiera vestir su decisión con las
sedas más fastuosas del mundo.
Señor
Sánchez, ha dado, creo, el primer paso para desaparecer del panorama político.
¿Quién va a creer en usted a partir de ahora?
El
hecho de que usted se haya ido por la puerta de atrás, por más escritos que
haya mandado al Comité Federal y al Grupo Parlamentario para explicar su
resolución, y más que haya alabado a sus partidarios en el Congreso, que darán
la cara respetando su propia conciencia, no ha sido más que un abandono a sus propias
convicciones, si es que las tenía, cosa que dudo al ver la salida que ha
tomado.
Que
ustedes se diviertan dentro de unos minutos y sonrían, que es bueno para lo que
nos espera.
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