jueves, 6 de octubre de 2016

FROTÁNDOSE LAS MANOS


Van diez meses y seguimos igual, sin un gobierno como es debido. Bueno, no, no lo mismo. Por el medio, la corrupción triunfó entre los españoles, los cuales votaron nuevamente por mayoría al PP, el PSOE se ha convertido en una bomba de relojería a punto de implosionar, Ciudadanos, a la vista de las elecciones de Galicia y País Vasco, se diluye a marchas forzadas, Podemos se halla inmerso en una lucha interna por el poder, por más que al mono nos lo vistan de seda y nos hablen de objetivos comunes pero por caminos distintos, y los catalanes han apostado por el referéndum lanzándose al vacío sin saber si llevan paracaídas o hay una buena colchoneta al final del vuelo.
Lo que nos queda ahora es ver al PP, ufano y prepotente, lanzarle dardos envenenados al PSOE sabedor de la debilidad actual por la que atraviesa, e incluso ponerle condiciones a sabiendas de que unas terceras elecciones lo darían ganador con más votos aún que en las anteriores. Sabedor también de que el PSOE, en este caso, se enfrentaría a una disyuntiva entre pedir el voto por el bien de España, o sea, para apoyar al PP aunque sea con una abstención técnica como nos cuentan ahora o volver pidiendo el no a Rajoy, por más que Sánchez haya sido defenestrado por las fuerzas carcas socialistas a causa de esta postura.
Si se llegase a las terceras, cosa extraña en este momento a la vista de la postura de los grandes megalodones socialistas, el PP, que se siente fuerte a la vista de lo que tiene como oposición, se frotará las manos y solo les faltará a sus dirigentes ponerse a bailar la conga durante un par de meses, esperar a que salgan más casos de corrupción en los que se halle implicado, desear que los resultados de los juicios actuales contra miembros suyos sea demoledor y luego poner cara de sufrimiento ante ello para convencer a los españoles que Rajoy y cía son más inocentes que un niño de dos meses. Los votantes, a punto de llorar de pena y sintiendo una lástima total por esos pobres e incomprendidos defensores de España que tanto dicen que han luchado contra ello, los votarían y las urnas se llenarían hasta el borde de papeletas peperas.
¿Y el sentido común de los españoles a la hora de votar? Pues valdría tanto como la opinión de los militantes y simpatizantes socialistas en estos momentos. O sea, no sirven de nada.
 
Sigan ustedes bien, alégrense y sonrían ante la situación política tragicómica que discurre ante nuestros ojos y aprovechen el otoño

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