Hace
unos días que no me acercaba por el ordenador, pero es que me era del todo
imposible debido sobre todo a que no estaba en mi poder. Los dichosos malware o
spyware o como narices se llamen han hecho que tuviese que llevarlo al garaje,
es decir, a Toño para que me limpiase la basura que se me acumula cada año, si
no antes, en las entrañas de este pequeño monstruo que, desde hace ya varios
años, llegó a mi casa para quedarse. Supongo que, como todo en esta vida, algún
día habrá que decirle adiós. No obstante, de momento me encuentro perfectamente
compenetrado con él y me dolerá cuando llegue el momento.
Bien,
pues es por eso que no tuve ocasión de emborronar ni una sola de estos folios
virtuales que Word guarda en su seno.
Comentaba
en mi último artículo, sobre los inconvenientes peatonales que existían en esta
villa, la situación de una inmensa mole pétrea en medio de una acera en la zona
de la Plaza de La Ferrería, a la que por cierto también escuché llamar en
alguna ocasión de Los Bracos. Pues bien, la dichosa y maldita piedra ya ha
vuelto desde hace unos días a su ubicación original con lo que el paso quedó
expedito para poder circular por la acera convenientemente. Es de agradecer la
rapidez con la que lo han solventado. Es verdad que la acera de la Avenida F.
Villabella aún continúa en el mismo
estado. De ello pueden dar fe hoy, que llovió bastante, mis zapatos, calcetines
y bajos del pantalón empapados. Supongo, o quiero hacerlo, que este tipo de
obra no se puede realizar con la misma premura que la anterior y que lleva
otros pasos que habrán de dar desde las instancias municipales que de ello se
encargan, pero espero que no tarden mucho o que, al menos, ya estén tomando
cartas en el asunto.
Como
explicaba hace unos días, hay más cosas, sencillas seguramente de realizar en
el pueblo, y cuya solución pasa nada más que por observar con un pequeño
interés, si se quiere, al pasear por las calles del centro y las que no son del
centro. Cualquier día, supongo que algún representante municipal dará una
vuelta y se fijará en la ausencia de pasos de peatones que se precisan en algunos
cruces y que no me parece que suponga un alto montante económico para el erario
público. O esta es mi opinión, que tal vez no sea acertada.
Mientras
tanto, sigan ustedes en plena preparación de las fiestas navideñas y no pierdan
la sonrisa.
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