¡Toma,
toma y toma!- diría uno que yo me sé cuando las cosas ruedan como él quiere.
Y
es que ayer, cuando me dirigí hacia La Podada desde mi casa, me encontré con
que habían comenzado a reparar la acera izquierda de la Avda.
Fernando Villabella, de la cual me había hecho eco en mis artículos anteriores sobre
dificultades peatonales por su estado irregular.
Hoy
me ha tocado volver a transitar por ella mientras llevaba a mi nieta al cole y
me he dado cuenta que ya llevan la mitad arreglada o, al menos, con las
baldosas bien adheridas al mortero sobre el que se asientan. Me imagino que
será cosa de un día o dos más o menos cuando me pueda permitir el lujo de
caminar por ella sin tener que preocuparme, cuando llueva, de la mojadura en
los zapatos, calcetines y pantalones.
De
verdad, permítanme felicitar a quien corresponda por la obra que están
realizando, de la misma forma que, si tengo que criticar otras acciones,
también lo hago, aunque luego, si viene al caso, tenga que dar marcha atrás si
las explicaciones así me lo hacen ver. No obstante, tanto para felicitar como
para criticar, uno debe estar siempre preparado para todo, incluso para que uno
tenga que poner la otra mejilla de forma figurada si mete la pata. Ya sabemos
que nada se hace a gusto de todos.
¡Ah!,
no me olvido de los pasos de peatones, puesto que hoy he vuelto a padecer la
ausencia de uno de ellos en un punto crítico de la villa. Y es que los
miércoles el recorrido con mi nieta es otro debido al mercado. Pero los dejo
para otro artículo. Cada cosa a su tiempo y un tiempo para cada cosa.
Sigan
de fiestas, disfrutando y sin perder nunca la sonrisa.
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