Hace, creo, más de un año me extrañaba de que uno de los ríos que atraviesan esta villa de Grau bajase de vez en cuando de un color blancuzco totalmente fuera de lugar. El río Martín. A lo mejor les sucede otro tanto de lo mismo a otros, no sé. No obstante, no le encontraba explicación a semejante hecho ni tampoco ahora. Me explico: hace unos días, el pasado lunes, al ir a dar un paseo a media tarde, subí por el paseo fluvial que va desde el puente de la avenida Fernando Villabella hasta el puente de La Podada. Otra vez el río volvía a tener ese aspecto lechoso, irreal, casi más propio de un cuento fantástico cuyo autor hubiese echado a volar su imaginación hacía lugares o historias fuera de lo común.
O
sea, que las causas habría que buscarlas en otro lugar y en otra actividad.
Pero parece que a nadie le importa. No sé si el estado del río afecta al entorno y al cauce del lecho, de si afecta a la población piscícola o no. Pero..., mientras en otros concejos cualquier
noticia sobre contaminación extraña en los cursos fluviales es noticia de un
día para otro, aquí en Grau nadie se entera. ¿Será que nadie se quiere
enterar o habrá otros motivos ocultos por los cuales a alguien le interesa más mirar para otro lado?
Sigan ustedes disfrutando de febrero y no se olviden de sonreír.
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