viernes, 3 de febrero de 2017

RÍO MARTIN. COMO LA LECHE





Hace, creo, más de un año me extrañaba de que uno de los ríos que atraviesan esta villa de Grau bajase de vez en cuando de un color blancuzco totalmente fuera de lugar. El río Martín. A lo mejor les sucede otro tanto de lo mismo a otros, no sé. No obstante, no le encontraba explicación a semejante hecho ni tampoco ahora. Me explico: hace unos días, el pasado lunes, al ir a dar un paseo a media tarde, subí por el paseo fluvial que va desde el puente de la avenida Fernando Villabella hasta el puente de La Podada. Otra vez el río volvía a tener ese aspecto lechoso, irreal, casi más propio de un cuento fantástico cuyo autor hubiese echado a volar su imaginación hacía lugares o historias fuera de lo común.


Me preguntaba entonces y me sigo preguntando ahora cuál es la causa de esta anormalidad. No había llovido en abundancia, cuatro gotas nada más, y no era lógico pensar que la razón estuviese en los restos de polvo o arenas de los caminos arrastrados por el agua de lluvia, o ni siquiera se me pasó por la cabeza que hubiese cuatro ganaderos que hubiesen arrojado en un ataque de enajenación mental su producción de leche al río, porque tendrían que haber almacenado la de todo el año para ello.

O sea, que las causas habría que buscarlas en otro lugar y en otra actividad. Pero parece que a nadie le importa. No sé si el estado del río afecta al entorno y al cauce del lecho, de si afecta a la población piscícola o no. Pero..., mientras en otros concejos cualquier noticia sobre contaminación extraña en los cursos fluviales es noticia de un día para otro, aquí en Grau nadie se entera. ¿Será que nadie se quiere enterar o habrá otros motivos ocultos por los cuales a alguien le interesa más mirar para otro lado?


 
 
Sigan ustedes disfrutando de febrero y no se olviden de sonreír.


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