miércoles, 31 de mayo de 2017

¡ POBRECITO RAJOY!


 
A Rajoy le han dicho que a eso de declarar en plasma nanay de la China. Ha de presentarse en los juzgados de la Audiencia, como todo quisqui, eso que alguno hubo al que permitieron hacerlo al disponer de bula en su momento, para declarar como testigo en el caso Gürtel. ¡Pobrecito, van a acabar con él! No hay más que mirarlo a la cara para, viendo ese gesto compungido y de no haber roto nunca un plato, saber que lo está pasando verdaderamente mal, se halla profundamente avergonzado de unos súbditos que no hicieron otra cosa más que lamerle el trasero para ocupar puestos espectaculares y resulta que lo han traicionado de la manera más despiadada posible. Y, como consecuencia, a pesar de que se las verán tiesas para implicar al PP, no desean apartarlo a él de la gloria. Supongo que lo acusados no se despegarán de la tele ese día, disfrutarán viéndolo gozar, como un verderón cantor al amanecer, haciendo el paseíllo torero a la vista de todo el público que, con seguridad, esa mañana abarrotará la plaza. Un Curro Romero dispuesto a ofrecer la corrida de su vida a unos seguidores entregados en cuerpo y alma a su valentía, a su genio, a su entrega, a su espectacular dominio del capote con el que engaña, no solo al toro, sino a todo bicho viviente. Bueno, a muchísimos, a los que lo siguen votando y alguno más, pueril e ingenuo, que sigue creyendo que las vacas vuelan sin motor y dan leche con sabor a frambuesa.
No dirá nada relevante, casi se puede asegurar, porque él no sabía nada. Creo que, a día de hoy, aun no se ha caído del guindo. Se halla en lo más alto y desde allí la bruma y la niebla no le permiten divisar absolutamente nada de lo que sucede a sus pies ni en las ramas intermedias. Es más, ni siquiera mira a derecha o izquierda. Está en la cima y la suave brisa primaveral solo alcanza para refrescar su ardor nacido de los tediosos enfrentamientos con una oposición visceral que va a por él con todos los medios posibles, pero a quien tiene domeñada, y de lidiar con insignificantes supuestos de corrupción que intentan atentar contra su persona como jefe supremo de su partido, tal vez sería mejor decir, en vez de partido en estos casos, de su banda de aduladores y aprovechados, aunque a él se la refanfinfla ya que está por encima del bien y del mal. Es decir, en la cima del guindo.
Va a testificar sobre algo que él desconoce. ¿Cómo va a estar enterado de lo que sucede en las cañerías de su partido o en las alcantarillas por las que discurre una sustancia lodosa, sucia, maloliente que recuerda a la mierda?  A él no le llega la putrefacción, el muladar queda por debajo, el guindo se eleva orgulloso e impertérrito por encima de esas nimiedades que algunos califican, movidos por la ignorancia, como grandes atentados contra el erario público al que burlaron, estafaron y hundieron en la ciénaga del dinero estafado. El que la haga, que la pague, sentencia él y su círculo adulador. Y se quedan tan panchos, a la espera de mover los hilos de las marionetas del poder retorciéndolos hasta límites incomprensibles con el único objetivo de convertir esas tramas en una simple agua de borrajas.
Por eso, Rajoy cumplirá fielmente con lo que le ordene la Justicia. Es un firme defensor de la Ley, de que los corruptos paguen por sus tejemanejes financieros, por su enriquecimiento ilícito, sobre todo cuando a él no le afecta, como afirma y reafirma cada vez que le preguntan por diferentes personas encausadas. Bah, son hilillos de plastilina que no van a ningún sitio. Su partido está limpio como una patena, no hay delincuentes, los han echado a todos. Y él no es responsable de nada. O eso cree, aunque, si ocupaban los puestos que ocupaban por pertenecer a un determinado partido político con el beneplácito total de sus líderes, y Rajoy era su presidente, algo tendría que ver… ¿O no? Aunque solo fuese por ética y responsabilidad…
¡Sí, ya. claro! Eran verdes y las comió un burro, ya lo sé.
Sigan bien, sonrían cuanto puedan y disfruten cada minuto, que la vida es un pispás.

 

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