El gobierno actual pasó de ser el más
garantista con los derechos humanos, cuando permitió el atraque del Aquarius en
Valencia, al polo opuesto en cuestión de unas semanas. A los últimos asaltantes
de la valla en Ceuta se los ha devuelto con gaitas destempladas a Marruecos amparándose
en un acuerdo de hace veintiséis años.
Lógicamente, la oposición al Presidente,
unos porque lo acusan de errático y otros porque lo defenestran ante esta forma
de devolución, lo ha puesto de vuelta y
media.
Eso suele suceder cuando las cosas se hacen
de prisa y corriendo, sin marcarse un objetivo bien definido y sólo por
intentar quedar bien en un momento dado, para luego quedar “como la gocha”* no
sólo ante la propia sociedad española, sino también en esa Europa a la que tanto empoderó cuando apoyaron su
respuesta ante los hechos del Aquarius.
Pero hay más críticas, las de las ONGs, que
dudan de que la devolución en caliente de más de un centenar de migrantes, así
como fue hecha, podría incumplir la legislación vigente en España, además de
reprochar al gobierno su falta de compromiso con la defensa de los Derechos
Humanos (¡bonitas palabras!). Todo muy bien llevado y traído por unos y otros
en contra de tal acción.
Pues vale, a lo mejor todos tienen razón,
qué sé yo.
Lo que yo no dejo de preguntarme es la
acusación de que Marruecos es un país que no respeta esos Derechos y por eso no
se pueden devolver migrantes a ese país. No puedo juzgar lo que desconozco,
aunque pueda pensarlo por lo que se escucha. Pero es que no hace mucho Sánchez
y Merkel, en Doñana, acordaban la entrega de una montonera de millones de euros
al reino alauita para controlar esos movimientos migratorios, supongo que tanto
por mar como por tierra. A saber a dónde irán a parar, pero bueno… No obstante, y perdón por mi ignorancia, no
entiendo que países de la Unión Europea entreguen dinero a un país que no cumple
supuestamente con sus obligaciones sobre Derechos Humanos, como tampoco
entiendo por qué hacen negocios también con otros muchos del Golfo Pérsico, por
ejemplo, o con Israel, por decir algo.
La política hace amistades muy raras. Y las
ONGs y demás debían de saberlo porque lo viven constantemente. En cambio, no
las veo protestar en Bruselas cuando hay acuerdos de este tipo. Tal vez
deberían alzar un poco la voz y no apropiarse de hechos aislados para protestar
porque a esa rara avis que es la
familia de los políticos les importa muy poco. Más bien deberían de procurar
que su voz se escuche, sí, que se escuche y no sólo se les vea y se les oiga
porque, de ser solamente así, a los gobernantes les entra por un oído y les
sale por el otro, mientras que de la vista no sé si habrá alguno que haya ido a
graduarla desde que viven del Estado.
Sigan sonriendo que aún
disfrutamos de un verano maravilloso, sin importar la climatología que, a fin
de cuentas, va a hacer lo que le da la gana.
- Expresión asturiana que significa quedar muy mal ante la gente a causa de una contestación o acción llevada a cabo.
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